Por Jorge C. Álvarez
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Parece que el 2011 no se despidió del todo. O al menos es lo que parece si uno ve lo que sucede en este comienzo plagado de tropiezos políticos de 2012. Todos los políticos cuando están en el llano y no tienen posibilidades de llegar al gobierno conocen la receta para revertir el fracaso del gobernante de turno
Pero, al llegar al poder y por más que busquen en sus bolsillos, no encuentran el papel donde tenían todas las respuestas. ¿Y entonces? ¡A crear más olas sobre un mar encrespado antes de que corran la misma suerte del lujoso crucero italiano que encalló hace unos días! Y recurren a reflotar la vieja técnica de la distracción. Pretenden desviar la atención de los ciudadanos, como si esto fuera posible en el Siglo XXI.
Entonces ¿cómo se puede tapar la crisis que debilita día a día a España, en una sangría que parece no tener fin? ¿Cómo minimizar más de 5.100.000 de parados? ¿Cómo ganar centímetros en la prensa gráfica o en sitios de internet? Sencillo: instalando un tema ajeno al tema del día, la crisis, pero tratando de crear algunos vasos comunicantes si esto es posible. La sociedad ve a diario cómo se trata de despedazar al juez Baltasar Garzón convertido en una suerte de ángel caído a quien se busca y se buscará enlodar en cuanta situación no resuelta de la sociedad. Entonces Garzón puede haber sido el culpable de la muerte del caudillo; de los affaires que sacuden los cimientos de la Casa Real; del mal humor de Mourinho; de escuchas telefónicas -incluidas, por supuesto las de Richard Nixon-; de la caída de la Bolsa o del presente agónico del Zaragoza.
Mientras tanto hora a hora se suman los nuevos parados como consecuencia de un efecto dominó en la economía.
