Cinco joyas naturalistas en el Museo de Ciencias Naturales de Zaragoza

165-entrada-al-museo-de-ciencias-naturales-de-zaragozap-e-vinuales-1
Por Eduardo Viñuales

    ¿Qué aún no conoces el Museo de Ciencias Naturales de Zaragoza? No tienes perdón, porque su visita supone un viaje por el tiempo, por la larga historia viva de esta Tierra, de este planeta, a través de muchos fósiles, rocas, animales y plantas que hay o han vivido en Aragón. Si ya has estado, te animamos a volver para descubrir, al menos, 5 joyas naturales aquí expuestas.

PVinualesE2
Eduardo Viñuales 
Escritor Naturalista
http://www.asafona.es/blog/?page_id=1036

 

    El Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, abierto desde finales del año pasado en el edificio Paraninfo de la Plaza Paraíso, era el gran anhelo de muchos naturalistas y científicos aragoneses… y por fin ese deseo se ha visto cumplido: pues desde hace meses se expone, libre y gratuito, a todo el público en la planta baja de ese bonito “templo para la Ciencia”, en pleno centro de la capital aragonesa.

   El Museo de Ciencias Naturales de Zaragoza, dirigido por el paleontólogo José Ignacio Canudo -coordinador del grupo de investigación “Aragosaurus”- nos retrotrae con sus explicaciones y sus fósiles a la inmensidad de un tiempo muy lejano, a hace unos 540 millones de años cuando en el periodo previo al Cámbrico aparecen los primeros organismos pluricelulares, y luego los animales con cocha y los trilobites. Y a partir de ahí el espacio museístico hace un recorrido histórico y natural por nuestra Tierra y sus tiempos geológicos, ayudándose en esta interpretación del descubrimiento de yacimientos fósiles o de piezas originales tan atractivas y simbólicas como pueden ser las ranas de Libros (Teruel) o el cocodrilo jurásico encontrando en Ricla (Zaragoza).

   Vitrinas, ejemplares y la exposición muestran también troncos fósiles de la Sierra de Gúdar, esqueletos y huesos de dinosaurios como los descubiertos en el Prepirineo, helechos gigantes y plantas de otro tiempo… o un pez placodermo que vivió en el Devónico. La evolución humana también está presente.

   Seguidamente se recorre el llamado Pasillo de la Evolución, lo que nos introduce en la vida y figura de los grandes naturalistas de Aragón –Ignacio Jordán de Asso, Félix de Azara, Lucas Mallada-, y después nos conduce a la segunda parte fundamental de este atractivo Museo de Ciencias Naturales: la colección naturalista del padre Longinos Navás, repleta de rocas y minerales, de más fósiles, de conchas, de pájaros naturalizados, de herbarios y, especialmente, cajas de insectos… reproduciendo lo que sería un gabinete naturalista propio de otra época científica.

   Ahora, la pretensión del museo es ser una referencia y continuar su tarea con otras actividades paralelas de charlas y conferencias, salidas al campo, presentaciones… acogiendo a exposiciones temporales que irán complementando el muestrario de la vida y el patrimonio natural de Aragón.

Cinco joyas naturales aquí expuestas.

    Gracias a diversas visitas realizadas, y especialmente a una de ellas en compañía de su Director y buen amigo, el paleontólogo José Ignacio Canudo, os proponemos deteneros en cinco piezas, cinco joyas que uno no debe de olvidar en el recorrido por el Museo de Ciencias Naturales de Zaragoza:

  • Un pez placodermo.

Es único en el mundo. No hay otro como éste. Una parte de su cráneo fósil se halló en los años 70 por el investigador alemán Peter Karls en las rocas calizas de Monforte de Moyuela (Teruel). En el museo esta pieza dispone de un espacio propio que exhibe una reconstrucción en tres dimensiones (3D) de cómo era el pez y de su primitivo hábitat marino, de tipo pelágico, del Paleozoico. La extracción de la pieza se hizo con la técnica de baño ácido, y la operación completa costó 20 años. Se trataba de un animal cazador, veloz, tenía placas y un morro alargado que recuerda al de un pez espada. Su nombre científico es Carolowilhelmina geonostica.

  • El cocodrilo de Ricla.

No sólo es una joya del museo, sino que lo es de todo Aragón. Se trata del cráneo de un cocodrilo acuático del Jurásico Medio, el Maledictosuchus riclaensis, que habitó en la Era Secundaria, es decir, en esa gran época de la historia de la vida donde también hubo reptiles, ammonites y belemnites… hace unos 250 millones de años. Tenía grandes ojos, dientes, hocico alargado y aletas. Es el cocodrilo que en tres trozos salió a la luz con las obras y desmontes del trazado del AVE, el tren de alta velocidad Madrid-Barcelona, a su paso por Ricla (Zaragoza). Le llaman el “cocodrilo maldito” por el tiempo que se tardó en estudiar de manera seria. Al final quien lo hizo fue Jara Parrilla para su  tesis doctoral.

  • El uro de Ariño.

Hace unos pocos años en Ariño (Teruel), y por casualidad durante un curso de paleontología, alguien halló un trozo de cuerno que salía fuera de la tierra. Empezó en ese momento una frenética excavación que a lo largo de todo un día fue descubriendo la cabeza de un uro, un Bos primigenius, un gran toro salvaje ya extinguido que vivió hace unos 45.000 en el hoy Parque Cultural del Río Martín. Fue una gran sorpresa y para sus descubridores supuso “un subidón”. Este es uno de los animales representados en las cuevas prehistóricas de Lascaux (Francia).

  • Las pisadas de un dinosaurio del Moncayo.

El naturalista Longinos Navás encontró en 1895 en lo alto de la Sierra del Moncayo (Zaragoza), muy cerca de la Peña del Cucharón y del Santuario, una gran roca con unas “icnitas” o pisadas fósiles de dinosaurio. De esta roca extrajo una placa de 200 kilos de peso que queda aquí hoy guardada. Sobre ella se aprecian las pisadas en el barro de un Chirotherium ibericum, un reptil erguido que estaba emparentado con los cocodrilos, y que habitó esta tierra hace unos 240 millones de años.

  • El tiburón del Huerva.

En el Heraldo de Aragón de octubre del año 1923 aparece reseñada la rara noticia de que tres niños, jugando en el río Huerva a su paso por Zaragoza, pescan un pequeño tiburón joven que ha subido por el Ebro desde el mar Mediterráneo. Era la época en que no había aún grandes presas. El ejemplar correspondiente a un escílido que fue analizado y descrito como tal por Longinos Navás, quien lo guarda en un bote con alcohol dentro de la amplia colección naturalista del Colegio El Salvador. Hoy lo podemos encontrar conservado en este Museo de Ciencias Naturales de Zaragoza.

Contacto:

Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. Edificio Paraninfo. Plaza Paraíso, 4. Zaragoza. Tel.: 976 76 20 96. E-mail: paranin@unizar.es. Twitter: @museonat. Facebook: www.facebook.com/museopaleounizar. Web: http://museonat.unizar.es.

Horario:

De lunes a sábado, de 11 a 14 h y de 17 a 21 h. Festivos de 11 a 14 h. Domingos, cerrado. Entrada gratuita.

Visitas guiadas:

Diarias en horario de mañana. La visita está limitada a un máximo de 25 personas, tiene una duración de aproximadamente 1 hora, y es de pago (Grupos de 15 a 25 personas, 50 euros. Grupos de 10 a 15 personas, 40 euros).