La reinvención de Grease


Por J. L. C.

    El periodista Gregorio Belinchón celebraba el medio siglo del estreno del musical ‘Grease’ con un recorrido histórico. ‘Grease’ nació en 1971 como un latido para recordar cómo en los EE:UU. de los años cincuenta nació la etiqueta de la juventud con la llegada del rock y la cultura del automóvil.

    Adolescentes polacos, italianos y puertorriqueños sobreviviendo a la dura realidad callejera de Chicago, cuando los greaser utilizaban la gomina para esculpir tupés, mientras se manchaban con la grasa para lubricar unos automóviles que eran el único signo al que se podían agarrar para decir que la vida les iba bien.

    El endulzamiento de esta historia comenzó cuando se trasladó a los teatros de Nueva York, pero fue la película de 1978 la que definitivamente olvidó el alma urbano de la original y abrazó las hechuras de la comedia romántica, un ejercicio que Jordi Amat calificó como “delicioso fraude moral” para una auto parodia con ramalazos kitsch. Los españolitos más jovenzanos de aquella época éramos ajenos a estos cambios en el estilo, y recibimos la versión cinematográfica como un espectáculo grandioso, generacional, un preámbulo estupendo para la década a todo color de los años ochenta.

   Som Produce celebra el 50 aniversario de esta función con una adaptación de David Serrano en la que se incrementa el grado de azúcar de ustedes ya lo saben: La historia de amor entre Danny Zuko y Sandy Olsson.

    El cambio principal es eliminar por completo la rivalidad entre las bandas masculinas de los T Birds y The Scorpions que tienen sus flequillos y el brillo de sus coches como icono de su manera de ser. Es la decisión más importante de la adaptación porque ese duelo y una de las careras ilegales a las que están abonados son la espoleta final que provocará la decisión de Sandy para dar un giro a su imagen y conquistar definitivamente a Danny. En esta versión la decisión es mucho más intelectual que pasional y se toma después de una conversación entre las chicas que se han enfrentado desde las antípodas de sus personalidades y sin embargo son capaces de dar un paso para ayudarse la una a la otra y así, este mensaje de sororidad ocupa el centro de la peripecia modificando la esencia de la historia original. A este cambio estructural de la historia se le añade el tono de colorido juvenil que se les ha asignado a todos los protagonistas para que sus actitudes estén mucho más cerca del humor adolescente, que de ese punto macarra que requieren escenas eliminadas entre chicos y chicas, los primeros devaneos sexuales con errores incluidos y una falta total de conciencia de clase, y sin embargo es muy interesante que el papel de Sandy pierda parte del candor que tiene en la pantalla, y tenga una personalidad más sólida en la determinación de exigir el respeto que merece cualquier persona.

     La puesta en escena es tan sencilla como eficaz y deja todo el espacio para resaltar los aspectos artísticos de una función con excelentes interpretaciones vocales, incluso durante los primeros minutos cuando el sonido era tan metálico y chillón que hacía imposible recoger los matices de las frases y las canciones. Las coreografías ganan en dinamismo y lejos de anclarse en las diseñadas para la película, recogen su esencia para llevarlas un poco más allá, elevar la energía y ganar en espectacularidad. Una maquinaria capaz de detenerse para que brillen los números solistas.

    Pero la sorpresa de la noche, al menos para el público más veterano, fue el novedoso discurso del locutor de radio Vince Fontaine en el que nos advertía del peligro de vivir anclados en el recuerdo mientras la vida pasa a nuestro lado. Seguramente es un discurso acertado pero ya me contaran ustedes que hacíamos los mayores de cincuenta años viendo ‘Grease’ un domingo a las seis de la tarde. Eso es todo un clásico de la nostalgia. Y quizás esa sea la intención de SOM Produce. Huir de la nostalgia para reinventar una historia de amor y ponerla al servicio de una nueva generación. Mi sobrina Natalia de once años se lo pasó estupendamente y no entendía mis remilgos de señor mayor.

Palacio de Congresos de Zaragoza durante las Fiestas del Pilar. Octubre 2023.

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Reparto:
Lucía Perman (Sandy Olsson)
Quique González (Danny Zuko)
Isabel Pera Nebrera (Rizzo)
Jan Buxaderas (Kenickie)
Víctor Massan (Vince Fontaine)
Sonia Vallverdú (Frenchy)
Pau Gimeno (Roger)
Elisa Hipólito (Marty)
Lucas Miramon (Doody)
Paula Domínguez (Jan)
Samuel Gómez (Sonny)
Rocío Serrato (Patty)
Nerea González (Cha-Cha)
Mia Lardner (Charlene)
Pablo Bravo (Ensemble)
Ana de Alva (Ensemble)
Celia García-Cubillana (Ensemble)
Alba Samitier (Ensemble)
Óscar Pérez (Alternante Sonny)
Miguel Millán (Alternante Doody)
Álvaro Sanchis (Alternante Sonny)
Leire García Barquilla (Ensemble)
Diego Rey (Swing)
Sergi Boix (Ensemble)
Daniel Mena Mujica (Ensemble)
Millán de Benito (Ensemble)
Sara González Vicente (Ensemble)
Alicia Santos (Swing)
Mario Hornero (Swing)
Christian Velert (Ensemble)
Arturo Fajardo (Ensemble)
Jan Galvez Fraile (Ensemble)

Duración: 130 min. apróx.
Dirección: David Serrano
Adaptación: David Serrano
Coreografías: Toni Espinosa
Director Musical: Joan Miquel Pérez
Producción Artística: Carmen Márquez
Director Asociado: Juan Carlos Fisher
Dirección técnica: Guillermo Cuenca
Diseño de vestuario: Ana Llena
Diseño de Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda
Iluminación: Juanjo Llorens
Diseño de sonido: Gastón Briski
Diseño de caracterización: Chema Noci
Traducción y Adaptación de las canciones: Alejandro Serrano y David Serrano
Dirección de casting: Carmen Marquez y Carmelo Lorenzo
Gerencia de compañía: Joaquín Roselló
Productores: Marcos Cámara, José María Cámara, Pilar Gutiérrez y Juan José Rivero
Productores Ejecutivos: Marcos Cámara y Juan José Rivero
Producción: SOM Produce

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