Por Javier López Clemente
El musical ‘The Book of Mormon’ se alimenta de dos universos que aparentemente están en las antípodas: La composición musical de Robert López con éxitos de comedias musicales para la familia como ‘Frozen’ y ‘Coco’, frente al texto de Trey Parker y Matt Stone creadores de la serie animada de televisión ‘South Park’ y su humor satírico con el que se burla y ridiculiza a la sociedad.
El resultado de la suma es desternillante. La producción española tiene un brillo especial gracias a que a la versión original se han sumado excelentes trabajos locales: David Serrano aporta una dirección ágil y vertiginosa para que su trabajo de traductor mantenga el pulso de un humor que nunca decae. Las coreografías de Iker Karrera que, exentas de sus habituales dinámicas corporales con gestualidad cortante, se centra en la energía de movimientos sincronizados para que la individualidad de cada personaje proporcione la sensación grupal de comunidad característica de los feligreses más entregados a la causa. Las interpretaciones vocales también respiran ese aroma comunitario con ejecuciones individuales de una portentosa calidad como las canciones a cargo Aisha Fay. Pero si además añadimos unas exposiciones narrativas sustentadas en dicciones limpias y contundentes que fluyen hasta crear un conjunto dramático que funciona con la energía y la precisión de una máquina perfectamente engrasada.
El magnífico envoltorio de la comedia musical está al servicio de una peripecia jalonada por situaciones de humor y chascarrillos que hacen chanza de la religión, el imperialismo occidental y unos nativos ugandeses que ponen del revés conceptos de moral aparentemente universales. Desde el escenario se cita al antropólogo Malinowski como el responsable final de lo que allí está ocurriendo. Esa es una buena excusa para introducir su teoría sobre y magia y religión como la gasolina que alimenta la peripecia de la representación.
El conflicto principal se produce entre la miseria que asola a los habitantes de Uganda en forma de sida y señores de la guerra, y la aspiración ingenua e inocente de dos misioneros mormones que luchan por el objetivo de bautizar al número más elevado de infieles mediante la metodología que les han enseñado. Sin embargo la mera declamación de la palabra de Dios no funciona.
Este fracaso inicial en la captación de fieles está relacionado con el enunciado de Malinowki que afirma que un sistema de creencias tiene que explicar el mundo con la finalidad de satisfacer las necesidades humanas básicas. Sin embargo ‘El libro del Mormón’ fracasa en Uganda porque la palabra de Dios que se recoge en sus páginas, está destinada a formar la iglesia de los pueblos antiguos de América como la tercera temporada de la Biblia después del Antiguo y el Nuevo Testamento. Un objetivo muy alejado de los problemas cotidianos y reales de los infieles que pretende captar.
La misión evangelizadora pasa por un momento de crisis. El mejor preparado de la pareja de misioneros mormones es incapaz de soportar el fracaso y abandona. Sin embargo el que nos ha hecho reír con su torpeza toma la iniciativa, da rienda suelta a la imaginación y adapta el mensaje bíblico ortodoxo que le han enseñado a las necesidades locales de los nativos. Y funciona. Es lo que Malinowski define como magia funcional: Una exposición narrativa sin relación con la lógica y el conocimiento científico. Un relato con la capacidad inmediata de conectar el orden práctico de la vida real con el orden mágico.
Los primeros éxitos le motivan y aumenta el delirio por obtener nuevos feligreses. Ya no hay vuelta atrás, la imaginación se desboca y se empiezan a mezclar la teología tradicional con nuevos relatos en los que intervienen las deidades modernas del universo pop. ¿Se imaginan un relato bíblico con el featuring de Star Wars, tu superhéroe favorito y las criaturas de las novelas de Tolkien y Rowling. Este cambio de paradigma es posible porque los ugandeses son conscientes de su incapacidad para solucionar los enormes problemas que los asolan. Sin embargo los nuevos relatos bíblicos en los que personajes como Yoda, Batman y Harry Potter intervienen de manera directa en los acontecimientos sagrados, se convierten en revulsivo inesperado para unir las voluntades de los oprimidos, hasta auto convencerse de que pueden luchar por un futuro mejor. Una ilusión que provocará la conversión en masa de los nativos.
La subversión de los dogmas así tan a la ligera parece una locura, pero no sé crean, en realidad tiene precedentes históricos. Pio IX en 1854 declaró la concepción inmaculada de la virgen María sin el soporte doctrinal de algún texto cristiano. El profeta mormón Joseph Smith hizo algo muy parecido en 1830 cuando creó el movimiento de los Santos de los Últimos Días a partir del convencimiento de que el Libro del Mormón era un nuevo testamento de Jesucristo que, añadido a la Biblia, contenía la palabra de Dios para los pueblos antiguos de América.
Pero la irreverencia más incómoda de la función no se sitúa tanto en el plano religioso como en la distorsión provocada por un texto que hace chocar una visión localistas de una tribu de Uganda con sus consideraciones morales y religiosas con la percepción occidental. El resultado es una avalancha de carcajadas al servicio de un humor satírico, irreverente y obsceno en el que las situaciones se exageran hasta llevarlas a un extremo que, casi sin darte cuenta, te deja un extraño sabor de boca cuando te das cuenta de que te estás estar riéndote de injusticias y barbaridades. El reto es superar esa sensación, no arrepentirte de tus carcajadas, ni sentirte culpable. Todo para mayor gloria de la comedia.
La misión evangelizadora ha sido un éxito tan incontestable que se produce un giro final muy importante. Una vez solucionado los inconvenientes locales mediante la introducción de elementos mágicos fuera de toda lógica, se instala la necesidad de regresar al uso ordinario de la religión mediante los textos sagrados, pero claro, esos textos que llegaron desde Estados Unidos ahora se han modificado con la incorporación de los nuevos profetas del universo pop. Un cambio con suficiente profundidad teológica como para crear una nueva religión sustentada sobre un nuevo libro sagrado que podríamos titular…. :Nuevo Testamento para los pueblos Africanos. Es una manera de cerrar con la teoría de Malinowski y recordar que cuando ya no se necesita la utilidad de la magia, regresa la estabilidad de los valores establecidos por la religión.
Toda esta peripecia está mucho más cerca de nosotros de lo podríamos pensar. A mediados de los años ochenta una amiga mía me llamó desde la Universidad Laboral. Quería que fuera a la Basílica del Pilar para poner una vela y rogar a la Virgen para que la ayudara a aprobar el examen de matemáticas del viernes.
Colgué el teléfono, le conté el encargo a mi madre y ella, desde la convicción de sus creencias católicas, apostólicas y romanas me dijo: Haz el recado pero recuérdale a tu amiga que el mejor método para aprobar el examen de matemáticas es estudiar todo lo necesario. Mi madre no necesitaba de la magia para satisfacer sus necesidades religiosas mientras mi amiga, después de aprobar el examen por medio de la magia, volvió a la tranquilidad de la religión para dar gracias a la Virgen en la misa del domingo.
Los africanos del musical y mi amiga recorren el trayecto de Malinowski. Ante la duda sobre la efectividad práctica de la religión acuden a la magia para solucionar un problema inmediato. Esa solución es la que los empuja de nuevo al seno de la religión.
Teatro Calderón de Madrid. 17 de diciembre de 2023