Teatro con mayúsculas


Por Fernando Gracia Guia

    Muy complacido he salido de la representación del clásico de teatro contemporáneo SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR, que desde el martes ilumina las tablas de nuestro Teatro Principal.

     En una iniciativa casi insólita en estos tiempos, una docena de actores se suben al escenario, contratados por una empresa privada, lo que ya de por sí es digno de alabar y de proteger.

    Y entre todos despachan una excelente versión de la obra de Pirandello, que tiene más de 100 años y aun así sigue siendo moderna.

   Confieso no haberlo vista nunca en vivo, aunque creo recordar que hace medio siglo la vi en la tele, cuando no había más que una. Aún sigue viva una actriz de entonces, Lola Herrera. Entonces la acompañaban Luis Prendes, Rafael  Arcos, Amelia de la Torre, Pepe Sancho… Casi nada.

   Ahora la defiende un elenco muy acertado, varios de los cuales eran desconocidos para mí. No lo son Ramón Langa -impresionante voz de doblaje de tantas y tantas películas, en exclusiva de Bruce Willis y Kevin Costner- y que está impresionante como el personaje padre; Ruth Gabriel -la que fuera goya revelación por Días contados-, Nuria Gallardo -ahora ya una señora mayor, cuando tanto la admiré en sus 15 años interpretando El pato silvestre, de Ibsen, o siendo la niña de Luces de Bohemia junto a Rodero- o el bueno de Fernando Ramallo -aquel muchacho que acompañaba a su padre Resines en Carreteras secundarias-.

    El elenco, excelente dirigido, ha revivido el maravilloso texto del Premio Nobel, en una función que me atrevo a decir que va a quedar en los anales del centenario recinto.

    Como decía el crítico del Heraldo, arriesgaos a ir a presenciar esta obra compleja y fascinante, un himno al hecho teatral, que no se puede explicar.

   Hoy había poco más de media entrada. Quedan tres días.

    Luego, no nos quejemos diciendo que si no vienen compañías de teatro. Esto es TEATRO.

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