Un pasito más allá de lo cómico


Por Javier López Clemente

     Hace un siglo las imágenes de la comedia era un risa de cine mudo en en blanco y negro. Charles Chaplin, Buster Keaton y Harold Lloyd alcanzaban la gloria de los dioses gracias a la gestualidad del chiste.

    ‘Globe Story’ es una función que les rinde homenaje mediante la historia de dos vidas que confluyen para crear una familia, y utilizando las herramientas propias del cine mudo: El ritmo trepidante de una comicidad centrada en el lenguaje corporal y la expresión facial, mientras unos cartelitos marcan el camino inexorable de la narración.

    El universo donde transcurre la historia se construye con dos escaleras, un baúl y multitud de globos que enriquecen las acciones como divertidas piezas de atrezo, o se convierten en unos variopintos títeres de marota con personajes tan dispares como un sonrosado bebe o el apasionado amante de narizota anaranjada y requiebros de tango. La sencilla escenografía y un vestuario elegante se presentan con el tono de las fotos viradas a sepia que tienen la virtud de situarnos en las añoranzas del pasado, al tiempo que todas las dinámicas, desde las chispeantes hasta las más tristes, se subrayan con la eficacia de un espacio sonoro construido con el buen hacer de los dedos de Elena Aranoa sobre las teclas de un piano, otro elemento característico del cine mudo.

    La irrupción de los personajes rompe desde el inicio la cuarta pared para permanecer en contacto permanente con el público. La peripecia comienza apelando a la comicidad de la acción fallida y así, el flechazo entre Max y Greta tarda en llegar justo el tiempo que necesitamos los espectadores para cogerles un cariño que durará toda la aventura: Vivir entre tropezones y alegrías para que el público adulto reconozca su experiencia propia, mientras el público infantil asiste a un repaso acelerado de un ciclo vital que nos lleva del amor a la enfermedad, de un hospital  disparatado hasta un tormenta para bailar. Todo bajo un optimismo que sobrevive a las dificultades y los obstáculos.

   El trabajo actoral de Fernando Moreno y Genma Viguera es preciso y muy eficaz gracias a gestos y movimientos que definen perfectamente el carácter de sus personajes y sus cambios de actitud. La coreografía que los enlaza cuando se relacionan entre ellos conforma un lenguaje del comportamiento social que nos apela representando errores, repeticiones, despliegue de muecas y pequeños gestos hasta conseguir que las escenas se transformen en una delicia visual.

    La peripecia se construye con momentos trepidantes de comedia hasta que llega la inesperada tragedia. Una paradoja narrativa que nos enfrenta al  ejercicio de aceptar que el camino de la vida tiene un final. Los primeros que asumen la situación son los personajes, al fin y al cabo no les queda otra porque sobre el escenario hay un cartel que reza ‘La Muerte’ Esa sensación de aceptación se va trasladando de a poquitos al patio de butacas con una delicada de emoción para que la sutileza transite hasta una sutil pincelada de humor. Es el momento más poético. La estupenda dramaturgia que Jorge Padin es una máquina expendedora de vitaminas para la inteligencia y la sensibilidad de la zagalería y de los adultos porque, mientras el crio de cuatro años que estaba a mi lado permanecía ojiplático y boquiabierto por la pericia circense de unos globos lanzados para encestarlos en un baúl, yo me reía bien a gusto con aquellos simpáticos espermatozoides voladores para llegar a la meta de la gestación. Ese es uno de los grandes aciertos, que la misma escena tiene dos niveles de comprensión y todas se merecen un aplauso general.

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‘Globe Story’

Producción: El Perro Azul Teatro. Dirección y dramaturgia: Jorge Padín. Actor: Fernando Moreno. Actriz: Genma Viguera. Pianista: Elena Arona. Vestuario y maquillaje: Martín Nalda. Atrezo: Ruben Garcia. Espacio escénico: Santiago Ceña

Centro Cívico Rio Ebro. 25 de noviembre de 2023.

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