La tragedia del cachondeo


Por Javier López Clemente

     Si Las Bacantes de Eurípides están entusiasmadas con los excesos de placeras, danzas y orgias a mayor gloria de Dionisio dios griego del vino, la diversión y el teatro.

     La Dionisia en ‘Las bingueras de Eurípides’ organiza unos encuentros donde el juego de los dos patitos y la niña bonita es lo de menos. Las comadres buscan en los cartones, los números y los garbanzos la excusa para entretenerse mientras cuentan sus penas al compás, se alegran con un chupito de anisete, y a la primera ocasión que se tercia riman con desparpajo moño con coño.

     Mientras González Linares recuerda que la tragedia de la Grecia Antigua utiliza las contradicciones entre los antagonistas para poner en evidencia el choque entre lo humano y lo divino. Las Niñas de Cádiz se la juegan mezclando peripecia clásica con la guasa popular de chirigota y carnaval para darle al público un tantarantán de cachondeo y diversión.

    El texto de Ana López Segovia se contagia de la juerga de la comparsa para expandir el verso a lo largo y ancho de la representación. La hondura trágica de los acontecimientos se diluye en rimas de alivio que van de la burla gamberra a la lírica de litrona hasta detenerse gustosas en el descacharrante Romance del Tornado. La guasa que se gasta es de brochas gorda con alguna finura como que el malo de la película, un hombretón de músculos tan cuadriculados como su cerebro se llame El Suasenager, y decida asaltar el cuartito donde se divierten las mujeres después de regalarnos el ritmo de ‘Smooth Criminal’ donde el Rey del Pop nos cuenta como un mafioso irrumpe en el apartamento de una chica con la intención de acabar con ella. Si en la canción de Michael Jackson no sabemos a ciencia cierta cómo termina la agresión, la tragedia de Eurípides no deja lugar a dudas, y ese es el gran reto que supera la función. Detener el vendaval del cachondeo para que la tragedia respire por el drama de una escena flamenca, y provocar uno de esos deliciosos momentos de incertidumbre cuando no sabes muy bien si todavía estamos en modo risa, o es hora de reflexionar.

    El elenco hace un trabajo fresco en los grandes trazos, y sin embargo también hay finura en la concepción individual para que luzcan los matices de los arquetipos que constituyen cada personaje. El clásico dúo de poli bueno por palmas de alegrías y la caricatura sin piedad para el-poli malo. La viuda despechá que olvida sus males y esta noche se sale con todas mis motomamis, con todas mis gyales. La dificultad de combinar la hondura del amor de una madre que pierde el hijo en la dramática poesía del mar y divorciarse de un bala ridículo y pintón que solo quiere juergas de amigotes, cartas y toros. La joven inocente con alma de empollona que se quedó preñada a los quince años y desde entonces sufre el aburrimiento de la malfollá. Y por encima de todos ellos La Dionisia, una seductora que trastoca el orden establecido por la ley para que las mujeres sientan el hálito de la libertad para expresarse sin contemplaciones ni remilgos. Y aquí radica la gran diferencia con la obra original de Eurípides.

    Para González Linares la tragedia griega es una invitación a pensar sobre el choque entre lo humano y lo divino. Una ocasión para interrogarnos sobre si hay justicia cuando los dioses tienen comportamientos tan coléricos como los humanos. De ahí solo hay un paso para reflexionar sobre cuánto de vengativo debería tener la justicia. Pero la comedia de Las Niñas de Cádiz no da tregua ni en el oscuro final, porque es ahí donde se pone el frenesí en las relaciones marcadas por estereotipos que todavía permanecen: una masculinidad tóxica atemorizada, y las armas de disuasión femenina que se apuntan a la filosofía de Dolores Castellón Vargas La Terremoto. Mientras tú te vas a la pelota y a las corridas. Yo me quedo tan tranquila, me voy a la alameda, y lo paso entretenida. Que mira, que toma. Que me dijiste. Que me contaron. Que tú querías y ay ay ay.

‘Las bingueras de Eurípides’

Producción: Las Niñas de Cádiz. Autora: Ana López Segovia. Director: José Troncoso. Reparto: Alejandra López, Teresa Quinteros Mer Lozano, Rocío Segovia, Ana López Segovia, José Carlos Fernández y Fernando Cueto.

Miércoles 26 de junio Teatro de las Esquinas.

Artículos relacionados :