Disfrutar del sexo y otros placeres no implica sumisión


Por J.L.C.

      “Adiós, dueño mío” se presentó en la quinta edición del ciclo “Mujeres a Escena” organizado por El Teatro de las Esquinas, una producción de Olympia Metropolitana escrita en 1637…

…por María de Zayas, una autora que en siglo XVII lo tenía muy claro: “Por tenernos sujetas desde que nacemos vais enflaqueciendo nuestras fuerzas con los temores de la honra y el entendimiento con el recato de la vergüenza, dándonos por espadas ruecas y por libros almohadillas”

      La narrativa de Zayas es una defensa para restituir el estatus moral y social que dejaba a los personajes femeninos de las ficciones en medio del discurso y las normas establecidas por los valores patriarcales, Zayas cuestiona esta situación y expresó la necesidad de revisarlos. Sin embargo es arriesgado hablar de «feminismo» por dos motivos, una es la época de la autora y otra es que la reivindicaciones de su obra sobre todo pretende sacar a la figura femenina del estereotipo de un ser malintencionado a quienes moralistas, teólogos y gentes de diferente ralea acusaban de todos los males. Zayas defiende en sus textos la libertad de la mujer para escribir, amar y vivir de la manera que ella elija, escapar de la doble moral de una sociedad patriarcal en la que los hombres hacen de su capa de sus deseos un sayo de conductas típicamente varoniles, mientras las mujeres recluyen sus pasiones y deseos en el ámbito doméstico donde se resguarda la virginidad primero y la santidad maternal después. La originalidad de Zayas radica en que nos muestra a la mujer del siglo XVII como a un ser humano con capacidad para tomar decisiones y organizar su vida y sus amores. “Decidme, pues, qué es amor, sino una sana lascivia que mujer tiene derecho como hembra de valía.”

   Emilio Hernández transporta los versos del siglo de oro y los sitúa en actitudes perfectamente actuales, su intención es transcender las ideas que eran imposibles plasmar en el papel escrito del siglo XVII y que sean encarnadas sobre las tablas por mujeres del siglo XXI Hernández crea esta tensión temporal desde la que construye una comedia de enredo con sus tintes satíricos: Ocho personajes se mezclan en un “sarao” para disfrutar de deseos, cortejos y dramas que culminan en un final donde los malentendidos se resuelven aderezados con una pizca de mofa sobre los hombres.

    El espacio escénico es diáfano, tan solo lo ocupa un sofá negro a modo de lecho amoroso, balcón para observar o la peana de un santo, que de eso va el amor de esta función, y cuando digo amor quiero decir sexo, verso, drama, música o baile, un amplio catálogo de placeres acompañados de jadeos, miradas o el compás de una procesión.

    La dramaturgia convierte la literatura en acción y todos los elementos escénicos ayudan a impulsar el relato, desde un vestuario tan colorista como seductor, hasta las coreografías que mantienen la tensión narrativa incluso en esos momentos donde la historia se detiene. Las que no paran son las cinco actrices del elenco, su trabajo consigue salpimentar la acción de frescura, agilidad y humor de ese que casi siempre es sonrisa y algunas veces carcajadas cuando, como reza el programa de mano, el patriarcado y el clero masculino dominante se someten a la acción verbal de unas mujeres que luchan por su libertad para amar mientras en el ambiente flota una pregunta ¿Cómo reaccionaría el público del siglo XVII a este ejercicio de libertad personal que se decía en directo por mujeres en carne viva?

    Las interpretaciones de Marta Calabuig, Pilu Fontán, Rosana Martínez, Laura Valero y Silvia Valero están perfectamente equilibradas, con el ritmo adecuado para cada momento, generosas en los pequeños detalles gestuales, eficaces en los movimientos por todo el espacio y una excelente dicción que moldea los versos de ocho sílabas para que abandonen su condición de arte menor y transformarlos en un poderoso altavoz que, como afirma Magüi Mira, nos recuerda que disfrutar del sexo y otros placeres no implica sumisión.

“ADIÓS DUEÑO MÍO”

 

Autora: María Zayas. Dirección y dramaturgia: Magüi Mira. Versión: Emilio Hernández. Producción: Olympia Metropolitana. Interpretación: Marta Calabuig, Pilu Fontán, Rosana Martínez, Laura Valero y Silvia Valero. Coreografía: Cristina Fernández Pintado. Vestuario: Pascual Peris.

Para más información sobre María Zayas:

https://cvc.cervantes.es/literatura/sabia/05_01_zayas.htm

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/maria-de-zayas-y-el-derecho-a-ser-de-las-mujeres-888791/html/2ed84456-d065-45a9-9e99-7bbd20dde843_4.html

http://parnaseo.uv.es/lemir/revista/revista14/02_solana_carmen.pdf

El blog del autor: https://lacurvaturadelacornea.blogspot.com/

 

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