La legislatura se va agotando y somos muchos los que tenemos la sensación de que no se han cumplido las grandes expectativas que se depositaron en el actual gobierno de la ciudad. Ni, creemos, las pequeñas.
La crispación entre las formaciones de izquierda no ha cesado y ha sido imposible hacer un bloque que diera consistencia política y garantía de estabilidad para llevar a buen puerto tantos y tantos proyectos como se anunciaron.
A última hora vemos desmoronarse estructuras que en otro tiempo se vendieron como las estrellas de la “nueva Zaragoza”, o la Zaragoza del futuro. “Las Esquinas”, “Las Armas”, etc, etc…
…Proyectos que, ¡oh casualidad!, salieron casi todos del magín de uno de los más nefastos ediles que han pasado por la ciudad: Jerónimo Blasco y que todavía se pasea entre nosotros pavoneándose de sus desastres y creído que el único problema de que sus genialidades no cuajaran no era él si no la falta de preparación y la idiotez de sus conciudadanos. ¡Ni una sola de las concesiones de los tiempos del “Parque del Agua” ha cuajado ni aún con fuertes ayudas públicas! Un verdadero desastre que, en buena ley, no hay que achacar al actual gobierno de la ciudad que no hace sino “comerse el marrón” de una desastrosa política en todos los órdenes del concejal “valido” del otro nefasto de la época: el ex alcade Beloki. Pero si que hubiéramos deseado que en la cabeza de alguno de los actuales regidores se hubiera encendido una pequeña vela que les hubiera iluminado para esquivar y, en su caso, desactivar cualquiera de las multimillonarias “trampas” de la podrida “Expo 2008” que heredaban. No eran ninguna novedad para la ciudadanía. Parece ser que sí para ellos, tan listos y modernos que ni sabían la gran “fortuna” que iban a gestionar.
Ojala lo actuales regidores sean capaces de terminar la legislatura con un poco de alegría para los ciudadanos y sean capaces de hacer autocrítica, mejorar el final del camino y no peatonalizaciones con fórceps para enconar a tirios y troyanos. Necesitamos alegría porque la ciudad se encuentra bajo cero. Parecemos una ciudad de miradores de ombligos. Una ciudad de provincias de tercera división ¡Casi como el Zaragoza! Será para no desentonar