Mis amigos los murciélagos

Por Eduardo Viñuales Cobos.

    Los murciélagos, esos animales que parecen roedores voladores, son los únicos mamíferos de nuestro país adaptados a la vida en cavidades y grietas del roquedo. Constituyen una peculiar línea evolutiva: ya que “ven” con las orejas y vuelan con las “manos”.


Texto y fotos: Eduardo Viñuales Cobos.
Escritor, naturalista de campo y miembro de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental

http://www.asafona.es/blog/?page_id=1036Twitter: @EduVinuales     

     En Aragón hay cerca de 25 especies distintas. Son grandes insecticidas naturales y están pasando un mal momento. Por eso son grandes amigos míos.

    Dentro de la escasa y rara vida salvaje que habita en el interior de las cuevas y simas, mención especial merecen los quirópteros o murciélagos cavernícolas. Viven bajo tierra, ocultos, y en la oscuridad de la noche o de las cuevas localizan a sus presas por el llamado sistema de “ecolocación” que funciona como un sónar, y por los sonidos que emiten al desplazarse.

      Sin embargo, estos “mamíferos con alas” están aún poco estudiados y, por desgracia, se hallan todavía rodeados por una mala fama injustificada que no se merecen: porque no es cierto lo que se cree de ellos y porque además desempeñan un papel fundamental en la cadena trófica, siendo grandes aliados de la agricultura. Mucha gente, debido a un completo desconocimiento, cree de forma errónea que estos animales nocturnos que viven en las cuevas de España y de Europa pueden actuar como los vampiros al estilo Drácula, pensando que aquí podría darse el caso de los temidos chupadores de sangre, que únicamente viven en algunas áreas del continente americano y que no son tan fieros cómo los pintan. Por tanto, la leyenda que les persigue no es para nada aplicable en nuestro país.

El caso es que nuestros murciélagos además de ser inofensivos, son todos ellos de alimentación insectívora –ni tan siquiera los hay frugívoros en Europa-, y además están estrictamente protegidos por la ley. No se pueden matar, dañar, destruir sus hábitats, y ni tan siquiera pueden ser molestados en sus cuevas. Esta protección es necesaria no sólo por la mala fama que aún tienen y que en parte ha contribuido a una drástica reducción de sus poblaciones, sino también a que existen otros factores adversos que están motivando un grave problema generalizado de regresión, tal y como son la pérdida de refugios naturales y el uso agrícola de contaminantes biocidas –pesticidas y herbicidas- que les provoca la muerte, la disminución de la tasa reproductiva o que inhibe su fertilidad.

  Las cuevas y refugios subterráneos son espacios naturales fundamentales para su supervivencia. Ahí hibernan y, en verano, se reproducen.

Insecticidas biológicos

    Polillas, mosquitos, insectos y ciertas plagas perjudiciales para la agricultura pueden ser combatidos con un insecticida biológico, natural, nada químico ni perjudicial para el medio ambiente como pueden ser los murciélagos.

  Los científicos calculan que cada uno de estos animales es capaz de comer unos 2.000 mosquitos por noche. Si, por ejemplo, multiplicamos esta cifra por la población existente algunas simas de Aragón –estimadas en más de 2.000 ejemplares-, el resultado es realmente altísimo, espectacular.

   Estamos hablando de una depredación, un combate y un control natural frente a plagas que dañan los cultivos, lo que les convierte a estos animales tan injustamente valorados en auténticos aliados para el hombre, en seres muy beneficiosos para las actividades económicas humanas.

   No olvidemos que los murciélagos constituyen uno de los grupos de mamíferos que han sufrido mayor declive en toda Europa debido a la desaparición de sus hábitats, a la agricultura intensiva y al uso masivo de pesticidas e insecticidas.