Mecanismos de compensación solidaria ¡ya! / Esteban Villarrocha


Por  Esteban Villarrocha

  Confieso que había pensado permanecer callado por un tiempo y no actuar, ni opinar sobre lo que detecto a mi alrededor desde hace algún tiempo. Pero las circunstancias me hacen romper esta promesa.

    Percibo en el sector económico de la cultura un malestar en aumento, malestar consecuencia de unas ayudas tardías e insuficientes, una digitalización forzosa que combina mal con las artes en vivo, y un mensaje de seguridad que no cala; el sector de la cultura, como la mayoría de ciudadanos y ciudadanas, ven como la administración no es capaz de tomar medidas sanitarias que frenen la propagación de la pandemia, y al mismo tiempo poner en funcionamiento mecanismos de compensación solidaria.

   Llevo tiempo participando humildemente en el quehacer del sector cultural de mi ciudad, es mi oficio, y quiero manifestar que la pandemia ha extremado las contradicciones que ya antes afectaban al sector; provocando un sinfín de declaraciones y proclamas para determinar el papel fundamental de la cultura en la sociedad; pero estas proclamas grandilocuentes lo que han generado es mas confusión y un enorme grado de desafección. Se utiliza la cultura para hacer grandes proclamas pero pocos son conscientes del significado de la cultura como sector estratégico que articula el pacto social.

   Es cierto que el ejercicio de la libertad de pensamiento, que es el que me permite reflexionar y practicar el espíritu crítico, e incluso el sano hábito de cambiar de opinión, el que pocas veces se practica entre las filas de las grandes organizaciones sociales, empresariales o políticas; más que nunca necesitamos estas prácticas si queremos convencer a las autoridades a implantar mecanismos de compensación solidaria rápidamente o veremos desaparecer a las industrias culturales.

   Son muchos los discursos de cabezas huecas llenos de intereses particulares, situaciones peculiares y entramados paternalistas, los que se han alzado estos días en defensa de la cultura, pero pocos se pararon a entender lo que la pandemia estaba destapando en el débil sector económico de la cultura.

   Entender el sector económico-profesional de la cultura, sus peculiaridades, sus motivaciones, es una necesidad, la administración pública funciona con parámetros distintos al sector privado y ahora es el momento de entenderse para evitar la destrucción del sector.

   Cada vez se hace más necesario tomar medidas sanitarias que paren la pandemia, por restrictivas que sean, pero al mismo tiempo hay que poner en marcha mecanismos de compensación solidaria que permitan sobrevivir a la industria cultural, es en esto donde la administración está fallando.

   Desde el sector estamos obligados a reflexionar sobre el futuro del sector y su relación con el conjunto de la sociedad, estamos obligados a ser solidarios pero necesitamos compensaciones para sobrevivir.

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