Por José L. Llera Gil
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En esta época de tristezas y tragedias familiares motivadas por la crisis económica destaca enormemente la solidaridad y apoyo de unos españoles hacia otros que lo necesitan.
He leído con emoción que diversos colectivos y ciudadanos sin ayuda especial de nadie, se encargan de facilitar tres comidas diarias en Colegios, al observar que bastantes niños llegaban por las mañanas sin haber desayunado y mal alimentados el día anterior.
He pasado entonces de la tristeza al agradecimiento hacia esas personas de gran corazón. como siento lo mismo hacia aquellas otras que luchan contra los desahucios, las preferentes y el desempleo, con las únicas armas que su voz, sus cacerolas y sus manifestaciones y escraches, tildándoles por esta justa causa de nazis, antidemócratas, y más epítetos.
Y de todo esto se quejan los políticos, pidiendo no les molesten y mandando a cargar, si se tercia contra ellos a la policía, cuando posiblemente alguno de sus miembros también puede ser expulsado de su vivienda al estar inmerso en un embargo propio o familiar.
Decía un significado filósofo “ Es lícito rebelarse contra todo lo que sea injusto y afecta a la dignidad de las personas” y, añadiría yo, pero no únicamente los afectados sino todos.
Otros políticos manifiestan que la mayoría de los españoles están en contra de la violencia. ¡ Sí ciertamente¡ pero más en contra estamos de sus decisiones erróneas, de sus mentiras y, en todo caso, contra otro tipo de violencia.
¡ Los niños los primeros ¡ ¡Las mujeres después ¡ ¡ Les seguirán los ancianos ¡ y entre medio los mayores y jóvenes a quienes se debe mantener o proporcionar un puesto de trabajo.
He visto por la calle paseando a parejas de jóvenes con algún niño y no pueden disimular, aun cuando lo intenten, sus caras de tristeza ante la situación que les ha tocado vivir. ¿Qué hacer cuando no se tienen ingresos para mantener adecuadamente a sus hijos? ¿Para evitar que sean discriminados por su situación económica ante sus compañeros? “ Yo me voy a esquiar, me voy al fútbol, me voy al Parque de atracciones, ¿ me das un poco de tu bocadillo?….
¡Dios mío, Dios mío, pobrecillos¡
Si yo fuera político no podría dormir pensando en tantas calamidades.
Ahora bien, lo que hacen con éxito es marcar el límite de los 300 metros, y ponerse de inmediato de acuerdo todos ellos para no perder sus puestos a nivel local, provincial, autonómico o nacional y decir que está en peligro la democracia. ¿ Qué tiene que ver una cosa con otra si ellos son los que más alejados están de ella?