Los caminos del arte / Dionisio Sánchez


Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

Queridos amigos, compañeros y camaradas:

Luego de tanto tiempo viviendo algunas veces en los aledaños de la hormigonera cultural ciudadana , otras muy próximo al rotor, y después de haber conocido –a través del “Pollo Urbano” y otras apuestas mediáticas – a casi todo perrigato que moviera la cola en la madriguera zaragozana son innumerables los recuerdos y vivencias que ha producido el quehacer del artisteo local siempre empeñado sistemáticamente en darle trascendencia nacional, internacional, mundial e incluso universal a actividades artísticas que jamás pasarán de ser una catetada para consumo baturro.

Cada vez que con mi amigo Carlos nos juntamos para pasar revista y recordar los “hit parade” que han protagonizado estos insignes y coetáneos creadores , aparece en escena una ingente cantidad de prodigiosos escritores, pintores, músicos, poetas, actores, directores y demás comediantes por cuyas obras, en una sociedad normal y corriente, apenas si rascarían una limosna de un público predispuesto en un mediodía luminoso y festivo. Porque si lloviera o hiciera frío, seguramente serían encorridos , detenidos y apaleados.

De entre los geniales escritores que nos circundan no son pocos los que se han hecho con una notable bolsa de inversión en papel librero a base de meter publicidad institucional en las periferias editoriales para, llegado el caso, es decir, cuando se abandona el servicio a lo público, comenzar a disfrutar de la talegada adquirida y sin ningún tipo de pudor comenzar a lanzar al mercado tres o cuatro títulos de distribución impalpable y dedicarse a esperar -si ello estaba en el contrato- a que suene la flauta o simplemente se multipliquen los amigos que en torno del laureado prosista se asociarán para defender intereses de baratillo (lo cual en esta guarida ribereña también tiene abundantes fans). Y ahí están, tan frescos, degustando la fama de la nada en su cubil. Pero…¡son escritores!

Joder, que del teatro, casi mejor ni hablar. Tontos y faraones burocráticos que están dirigiendo las estructuras oficiales sin haber llevado (cuando algunos de ellos dicen que fueron actores y directores –malísimos, por cierto- ) ni un solo nuevo espectador a la butaca. Aburridos, sin criterio, no han producido ni una mala mueca de interés en la agonizante concurrencia teatral de la guarida zaragozana. Pero….¡son actores y directores!…De teatro, porque de los de cine, mejor lo dejamos para los especialistas…

Y así seguiríamos hasta la llegada del Juicio Final explorando la inefable huella que los virtuosos artistas locales dejarán para la historia de nuestra milenaria ciudad. Pero es cuestión de ser positivos, de quitarnos esa mala leche propia de villorrio que tenemos y sacar a la luz las pericias versadas de otros conciudadanos que, ¿por qué no?, son los nuevos artistas urbanos y que dominan unas profesiones hasta ahora no habían hecho caja en el mundo del arte y que aparecen dotadas de unas capacidades extraordinarias para, como fruto de su dinamismo, llenarse el morral a espuertas con el dinero público, por supuesto.

Entre estas nuevas profesiones de arte, están los jefes de gabinete. Y aquí no hay distingos por sexo. El arte siempre ha sido progresista y jamás –excepto en la prehistoria- hubo criterios sexistas. Los hay machos –o, al menos, así lo parecen- y las hay hembras –o, al menos, como tales se visten-.

Estos sublimes ejecutantes consiguen, con la descomunal pastizara “pública” que manejan a su antojo, hacer caminar de rodillas a los medios que no son de su cuerda (prácticamente todos) y desde su posición de privilegio se buscan acomodo para su futuro (más que incierto en el oficio de periodista donde ellos jamás destacaron ni aún por una mala contraportada o un puto “jingle” radiofónico). Es el mismo caso que el de los escritores, solo que estos…¡no son periodistas! Son artistas magníficamente bien pagados, serviles por tanto y que consiguen para sus jefes extraordinarios “dividendos” con muy poca pólvora como apunta con gran salero el profesor Pepe Bermejo, al citar este patrón que será de libro al hablar de la Publicidad Institucional: “Un magnífico ejemplo de cómo se matan dos pájaros de un tiro: con la venta de un contrato publicitario se ganan gratuitamente (con el difuso dinero público) dos prestaciones: el acceso privilegiado a la opinión privada y la adhesión de los creadores de opinión pública”.

Y otra profesión artísticamente exquisita es la de viceconsejero de cultura o en su actual versión, simplemente director general de cultura. ¡Vaya pedazo de artistas! Pero de ellos, de estas nuevas estrellas del firmamento estético del abrigo gusanero, hablaremos otro día. Amigos, compañeros y camaradas: ¡A caballo! ¡Yihiiiiii! ¡Salud!

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