Marzo, abril y mayo de 2020

Por Cristina Beltrán

 Negros meses, meses grises en los que se trasluce la mala baba de algunas y la solidaridad de otras.

     Tiempo de espera y de rabia continida en el que nada espero, sino continuar con mis llamadas de consuelo, un consuelo que miro a través de mi ventana enrejada y en el lujo  de mi pequeño patio de luces, veo plantas, “todo en su sitio” en una larga espera que oprime a ratos y libera otros, a través de las salidas a las que me obliga mi pequeño perro, viejo, canela y cascarrabias perro.

    No tengo muchas palabras para decir, todo se está diciendo, hasta demasiado dicen algunas, este mes adjunto detalles visuales que me rodean cada día, como una metáfora del tiempo en el que vivimos.

   Solo veo interior, interior y una retahíla rayada de palabras al teléfono que suenen huecas en este paréntesis.

   Mejor nos vamos preparando para el día en el que se abran las puertas.

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