Roberto Rodes: The Booksmovie.com. Página web, documento sonoro y reflexión poética

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Por Jesús Soria Caro

Roberto Rodes ha creado un proyecto poético que recoge material sonoro, visual de diferentes creadores de poesía. La idea consiste en grabar a destacados escritores en diversas lenguas (castellano, inglés, sueco, danés, fabla aragonesa, esperanto).     La difusión a través de la red (disponible en Thebooksmovie.com) permite que las nuevas tecnologías sean ventanas abiertas hacia un género que nos ofrece una mirada diferente de la realidad. En la mayor parte de las ocasiones la lectura es recitada por el propio autor, lo que constituye un documento imperecedero de la recitación del propio poeta, en otros casos – esto sucede cuando no ha sido posible registrar la voz original de quien compuso el texto- el rapsoda pasa a ser otro poeta. Así sucede en los poemas de Miguel Labordeta que fueron recitados por Emilio Gastón (poeta que fuera Justicia de Aragón) o en los textos de Esquillor leídos por José Antonio Conde. La idea de este archivo sonoro consiste en acercar la poesía a la gente, en que el creador comente y oriente a quien escucha y lee.

En muchos de los casos estos comentarios suponen una honda reflexión sobre el sentido de la palabra, la poesía y la necesidad de recorrer a través de ambas otros caminos más libres en el pensamiento y en la vida. La selección de textos funciona casi a modo de palimpsesto que crecerá sobre sí mismo con nuevos poemas, versiones, y escritores. Es un proyecto en construcción ya que gradualmente van a ser incorporados nuevos nombres, pero ya se pueden encontrar en este: Ángel Petisme, José Verón, José Antonio Conde, Emilio Gastón, Adolfo Burriel, Rosendo Tello, Paula Vázquez, Fernando Vallejo, Mariano Esquillor, Pablo Delgado, Raúl Herrero, Enrique Cebrián, Fernando Burbano, Miguel Labordeta, Emilio Pedro Gómez, Ángel Guinda, Manuel Martínez Forega, María Otal, Milagros Morales, Guillermo Gúdel, Alicia Silvestre, Mari Carmen Gascón Baquero, Ricardo Fernández Moyano, Inés Ramón, Mónica Naudín, Fernando Ferreró, Almudena Vidorreta, Francisco J. Uriz

Hay varios elementos comunes que quisiera destacar en los poemas que aparecen en esta selección. El primero de ellos es la necesidad de confrontar la construcción de la verdad que se nos impone con lo más sucio de la realidad que se maquilla. El ser humano es manipulado por la información, la unificación de puntos de vista, la homogeneización ideológica que diseca la libertad. En muchos de los textos el yo se rebela contra el decorado social del que se le hace partícipe como personaje con un guión dictado por el sistema y sus juegos de poder. Ángel Guinda en su poema “No” nos ofrece una declaración de intenciones sobre la necesidad de una ruptura con un modelo de mirada común, unificador, negador de las diferencias y las libertades. Por eso es necesario nombrar con la poesía la cara sucia que es borrada en el maquillaje de nuestras sociedades neoliberales, responsables con su apetito económico de la miseria de los submundos, de esas otras sociedades que no pertenecen a nuestra verdad democrática, económica y dominadora del progreso: “Como hambre y bebo sed con todos/los condenados a escarbar la nada.//Esto no es un poema, es un desplante/ Profundo grito un no rotundo/yo no quiero vivir en este mundo”.

Fernando Burbano también retrata el mundo, la Historia como un proceso de creación de dominios, opresiones, violencias, anulaciones de otras verdades. Su texto imagina como será el mundo cuando la destrucción, de la que forma parte de Historia, sea transformada en un nuevo orden de construcción de libertad, lejos de todo lo que aniquila, oprime, anula y destruye:

Cuando no haya en la tierra

nadie que bendiga

los cañones y las bombas

en el nombre de Dios

de ningún dios

 

Cuando no haya en la tierra

soldados jurando por su honor

que matarán a sus semejantes

que enemigos o no,

son sus hermanos [..]

 

Cuando esto suceda

espíritus que no hombres

habitarán la tierra […]

Y toda nuestra historia

indeseable y mezquina

será leyenda vergonzante

con un comienzo a este similar

“Cuando los genios del mal

señoreaban la tierra.

Cuando se cumpla este nuevo orden la Historia, nuestro modelo de verdad que oprime otras verdades y otros mundos, será leyenda, un mito de oscuridades que, como dice el poeta, podría ser contado como un relato de terror y devastación, comenzando así: “Cuando los genios del mal/señoreban la tierra”. Mari Carmen Gascón Baquero dedica uno de los poemas a aquellos que proceden del otro lado de la Historia, de sus afueras. Los que son del tercer mundo o de otras realidades borradas por el poder del primer mundo, así nos dice en el poema “A los que mueren antes de llegar”: “Espumas/olas torpes/futuro ya sin tinta/rodillas descostradas/dientes de sol/y ecos famélicos de gritos”.

“Severa comunicación de un ciudadano del mundo” de Miguel Labordeta ofrece una lectura crítica contra el poder que manipula a las sociedades para que se destruyan unas a otras con conflictos bélicos que solo benefician a quienes dirigen dicha barbarie desde las sombras. Así leemos: “Mataos […]/pero dejad tranquilo a ese niño que/duerme en una cuna/[..]/pero dejad tranquilo al campesino/que cante en la mañana/el azul nutritivo de los soles [..]/Pero dejad tranquilo al joven estudiante/que lleva en su corazón un estío secreto”. Francisco J. Uriz en su poema “Un beduino en el desierto” realiza un retrato de la labor política del cantautor José Antonio Ladordeta. Este se opuso a la medianía de la clase política, removió conciencias. Se enfrentó a los intereses económicos que querían dirigirnos a apoyar la Guerra de Irak, defendió a las clases humildes y a los intereses de Aragón, una gran tierra arrojada a los arrabales de la Historia, (aquel gran relato escrito sólo para quienes forman parte del poder). El retrato es una prosopopeya, no sólo describe lo físico en la ausencia de interés de los miembros del congreso sino que retrata también el vacío abismático de su indiferencia moral, utópica:

Arrellanados en sus escaños

escañeados en su hemiciclo,

indiferentes, más ausentes que presentes,

sentinas de vanidad e indiferencia,

figurones de menguante ideología y

desaliñado caletre, engreídos, chulescos,

bravucones, defensores, ultramontanos

de su libertad de expresión, boquiabiertos

frente al advenedizo provinciano con mochila

de excelsa Trinidad: agua, justicia, Aragón […]

Y el “coño, joder iros a la mierda” sonó como

el evangélico latigazo contra los mercaderes.

 

No podía faltar una mirada generacional como la de Manuel Martínez Forega que en poemas como “I cant´t get no satisfaction” reflexiona sobre la generación que vivió Mayo del 68. Planteando las utopías incumplidas, los ideales enfermados de economía y globalización. El vivir es traicionar nuestras utopías, esa generación sufrió la enfermedad de la verdad, de la imposibilidad de cambiar el mundo:

Nosotros: incendiarios mutados en bomberos

padres de los más hermosos junkies e insumisos,

opositores, mentidos, volubles censores,

domadores de adolescentes bestias,

altos funcionarios sinecúricos,

porreros, cocainómanos, acídicos

reciclados por Kraftwerk y la Velvet,

tardíos revelados en Negri y en Deleuze,

diputados, alcaldes, herméticos, maricas…

Eternos deudores del deseo insatisfecho.

Nosotros: los de en medio, los eclécticos.

 

Otro de los temas comunes es la necesidad de trabajar la palabra, de forzar las formas del lenguaje para expresar lo que queda limitado desde la lógica. Si el lenguaje llega más allá de su moldeamiento permitido eso hará que la perspectiva del pensamiento sea más amplia. Fernando Ferreró nos plantea en la poética inicial que los poemas que presenta en su lectura supusieron su iniciación en el mundo poético, en el perfeccionamiento de la forma. El siguiente poema es un buen ejemplo de su concepción estética:

Sílabas de la edad

la palabra se llena

de material ajeno

Desparece el mar

entre la confusión de la vida.

Emilio Gastón también afirma la necesidad de la exploración de nuevos recorridos poéticos en la imagen, en la construcción poemática del mundo. Sin duda, nuevas direcciones hacia otras libertades necesarias para la mirada libre del yo: “hago “poemaciones aforísticas”/sugiero nuevas formas literarias/de creación metasintáctica y apócrifa”. Raúl Herrero en uno de sus poemas de Los trenes salvajes fuerza el lenguaje hacia otras formas más allá de lo racional, ya que la lógica del lenguaje ha convencionalizado el amor, el deseo, la libertad, siendo estas visiones libres, subjetivas y no racionalizables. En este caso la pasión necesita un lenguaje propio, el de cada subjetividad que entiende la libertad del deseo a su manera, que no es compartida ni unificada. Las imágenes tienen una gran fuerza contra-lógica: “Tu cuerpo,/apetecible como un mar-monstruo,/bajo unas telas impávidas y sutiles/se refleja en mi recuerdo,/como una hoja de piel posada/en el agua del deseo”.

En los poemas seleccionados por José Antonio Conde también late la tensión del lenguaje con la forma, la necesidad de superar la cárcel cerrada del logos, de lograr una libertad para aquello que no ha quedado contenido en el signo, que ha sido imposibilitado para la palabra. El límite del lenguaje es el límite del mundo, por lo tanto es una prisión para lo que se puede pensar, entender y vivir:

el día se compone de luz y de interrogantes

nutrir la imagen de silencio,

mejor aún,

de lo que hubo antes del silencio

y desaprender con los ojos

callar al espejo.

Esta tensión entre palabra y realidad, entre signo y concepto, entre lo mirado y el mundo interior es la que nos ofrece José Antonio Conde al reflexionar sobre la poesía de Mariano Esquillor en la que va a actuar como rapsoda. Así nos explica como su poesía implica un desafío a los signos, un cambio continúo hacia otras direcciones de la palabra, una huida de los significados cerrados, lo que responde a una tensión creciente entre mundo, razón y ser. Creando nuevas conexiones entre realidades y signos, formas y palabras, lo que da lugar a una revelación diferente de lo pensado. La poesía es un viaje de regresos del lenguaje al silencio, al pre-logos, a un momento anterior a la verdad de los signos edificada desde el lenguaje, la lógica y la dirección del pensamiento en la que late una ideología que en la mayor parte de los casos se subordina al poder. Por eso nos anuncia Enrique Villagrasa que: “Es posible una poesía de silencios/como es posible una física de partículas//La poesía puede ser el líquido transparente/que lo llene todo. Navega libre el porqué”.

Hay una serie de poetas que tratan temas existenciales referidos al sentido de la vida, al paso del tiempo. Es el caso, entre otros, de Emilio Pedro Gómez que en su poema “Después del relámpago” alude al instante, a un orden que no se someta la conciencia al tiempo, a un concepto del ser que se libere de la temporalidad en la luz, en el silencio. El yo habitante de una identidad social y nacional se libera de esas etiquetas impuestas en el instante que implica un ansia de eternidad: “Temo dejar de ser lugar/de encuentros/abandonar la casa del instante/temo perder la luz de la conciencia/la flexibilidad en los abrazos/el hondo escalofrío del asombro.//En patria alguna hallé/la verdad que nos hace./Cada silencio es un país/donde nacer de nuevo/en cualquier parte”. Esta misma línea existencial está presente en la poesía de José Verón Gormaz. En “La llama y la sombra” retrata en unos hermosos versos el paso del tiempo, somos prisioneros de nuestra temporalidad, procedemos de algo anterior a esta y hacia allí nos dirigimos cuando todo termine. La personificación del tiempo y del viento que son visitantes, que vienen a anunciar el final, se vincula en una simbología crepuscular a semas que refuerzan esta idea del final, como así sucede con la noche (símbolo de la muerte del día y del final) y el frío que otorga a la escena un valor negativo asociado al invierno, en este caso es el invierno del final de nuestro tiempo: “Oigo pasar el viento/en las frías estepas de la noche.//Nadie llama a mi puerta/sin palabras/las horas han venido a despedirse”. “La tarde sobre el valle” es otro poema en el que se alude al tiempo, se expresa la idea de un yo que esté libre del tiempo, que se convierta eternamente en toda su experiencia, en un presente continuo en el que no exista el pasado ni el futuro, ya que todas las diferentes temporalidades se estarían fusionando en una especie de presente continuo infinito:

Que esta luz recobrada sea eterna

. que este momento nunca se despierte:

en el abismo de las horas,

ser un átomo humilde

de paz iluminada por la tarde,

partícula viviente cargada de esperanza

instante eterno mío,

aquí y ahora y siempre cuanto he sido.

Pero lo que marca también esta reunión de voces es el eclecticismo de las propuestas. Hay poesía que retrata a los poetas, que supone un homenaje a la bohemia, al malditismo al que pertenecía la clase poética, siempre a contrasistema y buscando la libertad. Esto lo encontramos en uno de los poemas de Pablo Delgado “¿Qué son los poetas?”. En este texto se alude a la búsqueda de los placeres que anestesien de un orden social moral opresor que anula la libertad de los individuos: “Bebedores de versos/parecen los poetas extasiados,/borrachos por los licores de los cielos/asiduos de los bares del Parnaso.//Magos de hechizos tristes,/sombreros roídos y luengos mantos/que capaces de coger lo intangible/lo van plasmando negro sobre blanco”. Hay una propuesta interesante que juega con el Tarot creando una mirada poética hacia todos los elementos que lo integran. Así Paula Vazquez nos ofrece poemas que recuerdan el juego con el Tarot de Nerval. En “El ermitaño” destaca la mirada de silencios de quien está libre de las verdades impuestas: “mientras avanza sobre las piedras que gritan/los astros que cantan, los libros que hablan.//Él escucha;/su cayado encanta los obstáculos invisibles.//Calladamente, el eremita trabaja en lo que/sólo sus ojos ven”. También “La muerte” es una mirada poética hacia un círculo de eternos regresos: “Sonrisa de azúcar/de huesos rosados.//Hermana del sueño./Carnaval de caras pintadas.//El sol, la lluvia, el viento/te traen.//Es el fin. Es el comienzo.//Recoges la cosecha y emprendes/de nuevo/el camino a casa.

En definitiva Thebooksmovie.com es una buena referencia poética sonora, un excelente documento que ofrece poesía, reflexión, pasión, pero siempre caminando hacia horizontes más libres del yo. Junto a la reflexión crítica sobre la sociedad y sus miserias, también se encuentra la necesidad existencial de saber que hay detrás de cada montaña, si será lo vislumbrado una nueva cordillera o el infinito de los silencios, allí a lo lejos, en su no necesidad de respuestas que son estériles conceptos para atrapar lo real que excede a los límites de nuestro pensamiento.

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