¿Por qué Dalí?


Por Jesús Soria Caro

     En ¿Por qué Dalí? confluyen varias miradas en torno a Dalí y su obra icónica El cristo.

    Es sin duda, un obra en la que confluye tradición y vanguardia, es una revisión desde lo moderno de la tradición del arte, una nueva mirada que renueva la forma de retratar desde el arte la realidad, sucede al igual que lo que hizo T.S.Eliot en La tierra baldía, en la que fusionaba las voces y la estética de la tradición  (Dante, Shakespeare, Tennyson), para desde la ironía respecto a dicho canon que es disuelto, quebrado en múltiples imágenes inconexas y vinculadas al mundo actual, mostrar la fragmentación del hombre moderno ante la destrucción de las dos guerras mundiales. En este caso, tras la invención de la bomba atómica, el pintor de Cadaqués indagará en la fisión nuclear, en la descomposición atómica, dando lugar a una mística que intenta atrapar la esencia oculta que anida en la materia. En muchos de sus cuadros se hará visible la presencia de figuras que parecen átomos flotando, aunque luego compongan la totalidad de la imagen. Quedan suspendidos, trascendiendo la realidad física, cerca de formas que parecen hipercubos propios de la física cuántica. Es misterioso el capítulo que le dedica Javier Sierra, sin duda alguien que sabe sugerir el misterio que anida en aquello que convive con la realidad. También encontramos la maestría técnica del pintor Antonio López, que profundiza en cómo era capaz de crear el misterio en las imágenes más cercanas a la realidad, cómo integró el surrealismo y su nueva teoría de lo que denominará mística nuclear, que es la idea de acoger en su obra los nuevos descubrimientos de la ciencia al arte, de la misma manera que aconteció en la pintura del Renacimiento con Miguel Ángel y otros creadores.

     Javier Sierra relata la llegada del artista a Ávila tras haber estado en el exilio de Estados Unidos. Bretón Defendía que el artista debía ser un médium de una realidad superior que supiera ser capaz de beber de las fuentes invisibles del subconsciente. El contacto con Ávila, con la influencia de los místicos españoles produjo en su obra la conexión de las ideas surrealistas acercándolas a una perspectiva trascendental. Le impactó cuando le enseñaron en el Monasterio de Carmelitas Descalzos, donde San Juan de la Cruz fue confeso,r una visión del autor de “Noche oscura del alma”, un dibujo que este realizó en el que Cristo quedaba suspendido, flotaba en medio de ninguna parte. El coautor de Un perro andaluz posteriormente, en un sueño estando en California, vio el mismo cristo suspendido, flotando. De esta experiencia onírica nacería su famoso cuadro “Cristo de San Juan de la Cruz”.  Todo el texto de Sierra es una carta abierta a Dalí en la que se dirige de esta manera:

     Tu mirada no solo se había cruzado con el dibujo de uno de los grandes místicos de la historia, sino que este te había contagiado su “poder” y avivado tu propia capacidad visionaria, agitando de paso tus referencias y obsesiones más íntimas. Yo, que he entrevistado a muchos médiums y videntes a lo largo de la vida, reconocí ese viejo fuego sagrado, invisible, en tus declaraciones. (Sierra, López y Aguer, 2024: 35).

      Los antecedentes de la física nuclear están presentes en su pintura. Su originalidad radica en la fusión entre la mística y la ciencia, la fisión nuclear, la física cuántica, esa micro-realidad invisible que sostiene el mundo de la materia es la misma sustancia que quiere atrapar en sus cuadros. Algunas de las imágenes que pinta parecen la composición de una serie de átomos, su fisión, su suspensión en el vacío previa a la materia, es tal vez el orden invisible, místico que rige y antecede, que queda en lo oculto de lo que vemos como real en nuestra visión exterior del. El propio artista anunció que tras la crisis del surrealismo buscó una nueva forma expresiva que alcanzó desde la física moderna, desde la desmaterialización de todo lo que flota en el espacio, basándose en la fisión nuclear, la descomposición de la materia, así proclamó: “Al principio me fascinaba Freud. Sin embargo, la física moderna -me refiero a la fisión nuclear y a la desintegración de la materia- me guio hacia el misticismo” (Sierra, López y Aguer, 2024: 99). En muchas pinturas de Dalí de la década de los años cuarenta, gracias a sus estudios sobre la estructura de los átomos, los objetos flotan en el espacio. El artista afirmará que el surrealismo está en crisis y su reacción es el inicio de una nueva etapa, la de la mística nuclear. En 50 secretos mágicos para pintar, ensayo pictórico del propio Dalí aparecen grabados y anotaciones haciendo referencias a la desintegración, esferas, corpúsculos y referencias a la física cuántica y a la física nuclear, utilizará términos como: explosivo, desintegrado, supersónico, ondulatorio, corpuscular. Haciendo explícito en el manifiesto su deuda con los místicos, citando a Santa Teresa de Jesús: “Se llega a lo místico por el camino de perfección de Santa Teresa de Ávila, y por la penetración sucesiva de las moradas del castillo espiritual”, también mencionará a San Juan como el máximo exponente del misticismo”.

      La presencia de Port Lligat es fundamental en su obra, incluso cuando está en el exilio en Nueva York, busca pasajes de la costa que le recuerdan su tierra de origen. En sus diarios de juventud describe ya su pasión de que llegue el verano y poder retratar sus calas, el sol, la luz, lo atávico que le une a ese lugar. Es el origen de su pasión por la luz, por lo mágico que contiene la realidad, es el punto de partida que despierta el origen de su amor a la pintura, por eso afirmaba que quisiera fusionar su alma “con la de la naturaleza… Buscar siempre más, siempre más allá… Más luz, más azul… más sol…abstraerme en la naturaleza, ser su discípulo sumiso… ¡Oh, yo me volvería loco! ¡Qué dichoso seré el día que pueda exteriorizar lo que he imaginado” (Sierra, López y Aguer, 2024: 123). En su primera etapa, que tiene reminiscencias de la pintura flamenca, retrata a su hermana en su tierra de nacimiento, ante el paisaje marítimo del Cabo de Creus. En su época surrealista también será el escenario de la yuxtaposición entre lo onírico y la realidad. También lo empleará como escenario de “El cristo”, creación en la que se oscurece el cielo, unos rayos casi imperceptibles tratan de atravesar las nubes. Las aguas son de un azul oscuro y hay unos pescadores. Tras ocho años regresará y será su casa-taller, su construcción será realizada desde el diseño de su mujer y suyo, fue el paisaje de la memoria que dio forma a muchos de sus cuadros cuando estaba lejos de España, allí confiesa que: “La primera vez que vi el dibujo [una obra de Juan de la Cruz] me impresionó tanto que, más tarde, en California, vi en sueños al Cristo en la misma posición, pero en el paisaje de Portlligat”. Ese lugar del Alto Ampurdán es parte de su cosmogonía, le permite proyectar con sus elementos el universo de lo onírico, lo atávico, se ha convertido así en un signo en su obra con el que mostrar su mirada artística hacia lo misterioso, lo mágico, que para él anida en la aparente percepción de la realidad, que el artista transforma, sublima: “Necesito el localismo de Portlligat como Rafael necesitaba el de Urbino para llegar a lo universal por el camino de lo particular”. Su interés por este nuevo lenguaje de la mística irá más allá de lo pictórico, escribió el guion de una película titulada Alma, en los storyboards aparecen mariposas cuyas alas son unos pies, imagen vinculada a Santa Teresa, también realizó una joya titulada “El cáliz de oro”, en cuyo tallaje aparece unos gusanos, que una vez metamorfoseados en mariposa emprenden su vuelo, lo que alude metafóricamente a la resurrección.

     Antonio López en un diálogo con Monste Aguer, manifiesta su forma de entender la pintura de Dalí. Expresa su visión de este como un autor enigmático, capaz de ver en la realidad más cotidiana lo mágico que anida en los resquicios de esta, la transforma con su mirada, con su arte. Así sucede en “Figura en una ventana” obra de la que nos dice:

      solo es una mujer mirando el mar por la ventana, pero cómo ha realizado la pintura, cómo la ha compuesto, es algo verdaderamente milagroso, es como un sueño. Y siempre tiene esa capacidad de ver la parte enigmática de las cosas (Sierra, López y Aguer, 2024:74).

              Según López su relación con Lorca y Buñuel es fundamental, es el más puro de los tres, lo demuestra en su correspondencia epistolar con ambos, es el más libre de las máscaras del yo, a pesar de que su obra tenga tantas máscaras. Esta visión suprareal está subyacente desde antes de pertenecer al grupo liderado por Bretón:

      Y ya desde el comienzo empieza a cambiar las cosas al buscar algo mágico que él ve en el mundo real. Él lo ve así, lo siente así. Y luego, además, se añade el lenguaje del surrealismo, que estaba en su época […] Dalí es surrealista antes de serlo. Ya lo es desde el principio. Esa mujer que cose ya es surrealista; la chica que mira desde la ventana ya es surrealista. Ya no es una pintura copiada de la realidad, sin más. Ya hay una intención de expresar lo mágico del mundo real” (Sierra, López y Aguer, 2024: 64).

    Al final de este estudio firmado a tres manos, se incluye un interesante making of, información del proceso de creación, los bocetos que utilizó el genio Cadaqués, las pruebas de angulación desde donde iba a plasmar la figura crística en suspensión. Se retrata la visita de periodistas (Manuel del Arco) otros artistas, pintores y fotógrafos (Ricardo Sans, Juan Gyenes) que acudieron al estudio mientras este estaba en proceso de elaboración. También se nos narra cómo su amistad con Jack Warner, el productor de un gran estudio de cine homónimo a dicho apellido, le puso en contacto con un modelo, Russ Sanders, un actor de doblaje en escenas de películas como Sabotaje que fue el que posó como modelo para el cuadro.

     Dalí era el artista total. Creó su propio museo cuando ya no se podía mover y se alimentaba con una sonda nasogástrica. Este era como una propuesta a entrar en su mente, el resultado es una especie de arte total. Dalí decía “entrad, entrad en mi cerebro, porque entrar en su centro es entrar en su universo” (Sierra, López y Aguer, 82). En este interesante libro se nos abren caminos para entender cómo el arte puede atrapar ese orden oculto que intuyó la mística y que la física cuántica desarrolló. Si mirásemos las páginas de este artículo o de un libro impreso con un microscopio potente podríamos ver una danza casi imperceptible en el vacío de moléculas, átomos, electrones, lo que aparenta ser una realidad sólida, fija, es un orden oculto subatómico, microscópico, es el orden micro de una energía de vacío en la que todo se sustenta, es la genialidad que Dalí supo intuir en su nueva mística nuclear.

  Bibliografía:

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