El Éxtasis de la Belleza (o no tanto)


Por Javier López Clemente

    Kant afirmaba que el juicio estético es una finalidad sin fin. La belleza de una flor no necesita de un motivo o una argumentación, su sola existencia es bella.

   Todo lo contrario de lo que nos ocurre con un edificio, una pintura o una obra de teatro, la finalidad de su construcción es una parte esencial de su belleza.

  ‘Contemporánea-El Éxtasis de la Belleza’ de Sergio Muro nace con la intención de “explorar el sentido de la belleza y buscar respuestas a las múltiples posibilidades de definir lo bello”; y lo hace con un “montaje multidisciplinar, “lenguaje contemporáneo” y un “planteamiento perfomativo”

    La función, que transcurre durante una jornada, está precedida por un preámbulo dividido en tres partes. La primera es una tesis sobre la belleza que se proyecta en el fondo del escenario, se trata de un video en inglés con subtítulos en español que a veces se siguen con dificultad desde la fila 10 del patio de butacas. La segunda parte es una conversación al estilo Zoom, que se puso tan de moda durante la pandemia, en la que tras las albricias de la amistad se nos pone en antecedentes sobre la gestación del espectáculo. Finalmente el director de la obra se hace corpóreo frente a un micrófono para lanzar un monólogo donde se explican los sentimientos que han generado la construcción del espectáculo, y todos los problemas que han terminado por modificar su estructura, de manera que la música en directo se sustituye por las mismas canciones proyectadas sobre el fondo del escenario. Esta entrada a modo de preámbulo es una fase esencialmente discursiva con total ausencia de una acción dramática, una característica que va a teñir el resto de la función y así, cuando los actores aparecen en escena, la primacía del discurso narrativo es tan apabullante que la tarea por modificarlo resultará muy difícil aunque el escenario se tiña de juegos como el baile, las ganas de volar o algunos intentos por romper la cuarta pared.

     El trabajo actoral de Amanda Recacha, Elisa Forcano y Manuel Buenaventura es un ejemplo de cómo dominar las herramientas que dan verosimilitud a un actor y le permiten ejecutar cualquier acción dramática que se les exija, no es suficiente para construir un relato dramático. El elenco nos muestra una excelente dicción, un manejo sobresaliente de la corporalidad y esa energía natural que quien sabe moverse en escena. Pero todo este buen hacer no es suficiente para levantar una dramaturgia que, con tantas disciplinas en juego, pretende una construcción perfomativa que quizás sea más adecuada a otros espacios como un museo, donde se pueden lanzar mensajes sin ideas preconcebidas para comprobar la reacción del espectador y crecer a partir de esa premisa. Sin embargo ese crecimiento dramático no se consigue en las tablas del escenario, y todo se queda en una avalancha narrativa donde los mensajes y reflexiones, más allá de su calidad literaria, no desembocan en los conflictos que sustentan la acción dramática: Ni entre los personajes, ni entre los diferentes discursos en torno a la belleza, ni por supuesto con la presencia del público al que se le apela de manera muy lateral: Devolver una pelota no es un elemento muy atractivo para incentivar la participación de los espectadores en el debate sobre la belleza.

     ‘Contemporánea-El Éxtasis de la Belleza’ es un buen ejemplo para comprender que la construcción de un acto dramático no tiene tanto que ver con la belleza de los elementos que lo componen y los lenguajes que se utilizan, sino con la capacidad de que esos elementos y lenguajes conformen una nueva dimensión donde texto, gesto y argumento se convierta en vida, verdad y acción escénica. Ese es el salto esencial que le falta a esta función.

Dirección y Producción: Sergio Muro. Reparto: Sergio Muro, Amanda Recacha, Elisa Forcano y Manuel Buenaventura. Músicos: Alejandro Güerrii y Carlos Hache. Audiovisuales: Antonio Valdovín.

Viernes 20 de mayo. Teatro del Mercado.

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