“Nudo” de Teatro PezKao en El Extintor

Por Javier López Clemente
http://lacurvaturadelacornea.blogspot.com.es/

El comportamiento violento es una reacción más natural de lo que estaríamos dispuestos a reconocer. La agresividad es un impulso instintivo que aparece independientemente de la provocación.


Sin embargo, según algunos psicólogos, la falta de provocación lleva a una frustración del instinto y a una agresividad reprimida que acumula energía y cuya eventual explosión será mucho más peligrosa. Teatro Pezkao asume en Nudo el reto de moldear las causas y las consecuencias de la violencia.

He tenido la oportunidad de ver esta obra en dos ocasiones. La primera fue en la Sala El Extintor cuando el Nudo aún no estaba terminado y la segunda en La Vía Láctea. En ambos casos, tanto la escenografía minimalista y-para-qué-queremos-más, como el espacio diáfano pero opresivo eran un contenedor más que suficiente para esta apuesta valiente de un teatro comprometido.


Fran Martínez ha sido el encargado de la dirección, la dramaturgia y la interpretación de este monólogo. Un demiurgo capaz de parar el tiempo y crear un mundo nuevo sobre el escenario, ese lugar a un palmo de suelo dónde los mortales deambulan. La construcción del personaje fue inmediata y, en muy pocos segundos, el público estaba inmerso en un lugar dónde un martillo te puede cambiar la vida.


Nudo es una función de sudor y musculatura que respira credibilidad gracias al trabajo de Fran Martínez y su dominio del tiempo y el espacio. Desde el cuerpo y la voz de su personaje construye una montaña rusa de emociones, y nos invita a caminar por la delgada línea que separa lo más aburrido de nuestras vidas y el lado oscuro donde habitan miedos y miserias. Pero Fran Martínez sabe que el público también necesita respirar, por eso, con un salto mínimo, nos alivia con una sonrisa que unas veces es nerviosa y otras veces es tierna.

La cercanía en la que se desarrolló la función fue el catalizador para que los ojos del actor del actor me cogieran de la mano y me dejaran al ladito del corazón, dónde anida la verdad. Y allí permanecí mientras aquel muchacho me contaba la historia de su vida. Una vida que es la de cada uno de nosotros. La vida que nace después de reconocer el primer acto violento al calor del hogar. En los recreos dónde gordos, gafitas y maricas se escondían de la tribu. Bajo la estúpida autoridad de quien se siente superior porque así lo ha querido el sistema productivo, o esa sensación… ¿Recuerdas el primer golpe, el puñetazo cuartelero en el pecho, el día que te pusieron un saco sobre la cabeza y te patearon hasta la humillación? Yo anoche lo recordé y cuando el desasosiego comenzó a preocuparme, llegó el teatro para salvarme.

Nudo es la historia de un hombre enfrentado al destino que marca el silencio y la soledad. Un catalogo de estímulos y reacciones. La encrucijada ante el conflicto, entre la contención o perder los estribos, entre el comportamiento socialmente apropiado o la reacción violenta. Golpes al bajo vientre que incomodan. Da igual cual sea tu actitud, hay un momento en la vida en el que la violencia se planta delante de tus narices y te obliga a tomar una decisión. En Nudo podrás encontrar una de las posibles respuestas pero… ¿tú que harías?

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