Estamos contentos y expectantes por varios motivos. Contentos porque pronto se van a celebrar elecciones, o lo que es lo mismo, tendremos la oportunidad de asistir como actores a una nueva fiesta de la Democracia.
Y expectantes porque cada día que pasa nos aproximamos más al mes de Diciembre que será cuando todas las instituciones, todas, habrán de cumplir con la Ley de la Transparencia aprobada a finales del 14.
No sabemos si será posible incluir en los pliegos de denuncia los nombres de todos estos incompetentes gabinetistas que nos han acompañado e ignorado, sobre todo, durante esta legislatura pero debería de ser posible aunque solo fuera por documentar su cara de pavor cuando les haya abandonado su patrocinador y el juez les pregunte por qué no querían cumplir la Ley y no puedan ya resguardarse en la “¿obediencia debida?”. ¿Qué le dirán juez?
Qué triste es ver a uno de los tuyos obviando la Ley por una nómina servil . Pero aún más triste es ver a la clase política soslayándola en virtud de su cargo y miedosos de que los poderosos –los verdaderos jefes- les llamen la atención por repartir migajas de lo que consideran –sin razón- patrimonio exclusivo.
¡ Que larga se nos está haciendo la espera! Pero ya adivinamos, que pronto, en diciembre, llegaran los buenos tiempos para la lírica y que, además, seguro que estás próximas elecciones van a dibujar un más feliz panorama para nuestros ciudadanos y, por tanto, para este peleón Pollo Urbano.
¡Que lo disfrutéis!