Tomá pol culo, bicicleta

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 ¡Que alegrías nos da la vida por el solo hecho de que se sucedan los días!

   Cuando ni la Ley ni la razón nos ha querido –de momento- conceder las armas que deseamos y merecemos, el tiempo electoral , ese compañero de viaje inherente al  devenir democrático, siempre viene cada cuatros años a darnos un respiro y casi siempre unas satisfacciones sin parangón.

  Unos cuantos que nos han machacado se van a tomar por el culo porque el tiempo les ha puesto  su “fin de trayecto” en un viaje donde sus hábiles artimañas y su  dudosa ideología se habían adueñado de un partido al que nunca deberían haber  representado.

   Pero el tiempo, ese demoledor compañero de viaje, les ha pasado factura: la menor, sin duda, pero factura al fin y al cabo.

   Somos muchos los que esperamos que les llegue la buena, la que se han merecido por su soberbia y  sus trapicheos multimillonarios. Somos muchos los que nos vamos a sentar en la puerta de nuestra casa, nuestras ciudad, para ver pasar su cadáver . Y ojalá que la aplicación de la Ley de la Transparencia nos permita verles las caras en un juzgado no pasando mucho tiempo. El placer sería inconmensurable. Mientras tanto, ni siquiera les deseamos buen viaje: “Tomá pol culo, bicicleta”.