Somos muchos los que creemos que los artistas y sus obras son el exponente de la salud de una sociedad. A la vista de los últimos acontecimientos ocurridos con el “reparto” de las migajas que el ayuntamiento de Zaragoza destina a incentivar proyectos culturales hemos de convenir que el mundo artístico zaragozano está grave.
Pero no está grave porque ellos las soliciten, lo cual ya indica un estado de indigencia preocupante, sino por cómo aceptan con resignación los creadores que dichas ayudas sean botín de guerra del “repartidor”, su esposa y los amigos de ambos.
Esta actitud del gerente de Zaragoza Cultural, (con largo recorrido en iniciativas cuando menos sospechosas en su peremne paso por las distintas administraciones donde ha construído sus nidos)) es propia de un género caciquil que creíamos desaparecido de nuestra tierra aunque ahora aporte vocabulario de progresismo desfasado y , como siempre, manejando pasta pública.
Pero todavía peor es que CHA e IU (formaciones que apoyan al gobierno del juez y que alardean de su modesto ideario de izquierdas) permitan que este funcionario sea quien siendo parte, reparta con esos criterios propios del siglo XIX, el dinero común de todos los zaragozanos destinado a esas miserias económicas para que nuestros artistas no desfallezcan por inanición. Eso por un lado. Y por otro añadir también que no entendemos que el Partido Socialista permita que semejantes individuos tengan ese poder en un gobierno que, al menos teóricamente, se ampara en sus siglas. Por tanto, el señor Lamban debería exigir a Belloc la fulminante destitución de semejante pájaro de cuenta.
Y finalmente, querríamos hacer una reflexión al oído de nuestros músicos, pintores, videastas, poetas y demás practicantes urbanos de las artes: mientras los artistas sigan enviando proyectos a ese gerente y a ese equipo cultural, han de saber que sus nombres tan solo servirán para hacer bulto y disimular las ayudas que el interfecto reparten discreccionalmente a sus amigos ¡¡Vázquez, dimisión!!