Desde mi carpa: ¿Adiós al cariblanco?


Por Germán Oppelli

  Ya son escasas las veces que vemos su alegre trotecillo que detiene airoso al llegar a su lugar de actuación. Pocas, también, las que observamos la sorpresa en su rostro ante la impuntualidad de su compañero.

   Tampoco contemplamos, ay, su gesto indulgente ante las “ocurrencias” de su socio. Y todo… ¿por qué? Pues parece ser que en la estructura del ¿nuevo? circo español no tiene cabida.

  A su compañero tampoco, en fin, le va muy bien que digamos. Entrar sí que ha entrado, ¡pero a qué precio! Lo han travestido de mozo de pista: eso sí, con entorchados. Sí, ya sé que se dice, se cuenta, se comenta que uno de ellos se encontraba en estado ebrio y que, perseguido por el director ecuestre, salió a la pista tropezando varias veces, lo que provocó la hilaridad del público al grito de “augusto, augusto” (tonto). Bueno, y qué. ¿Qué méritos reunía el empleado borrachín para hacerle semejante homenaje?

  Pero el augusto no está solo, las cosas como son.  A su entrañable enharinado lo han sustituido por el primero que está a mano, ya sea un mosquetero, ya sea una bailarina, ya sea un acróbata o ya sea un muñeco de animación. Y, claro está, no es lo mismo. ¡Cómo lo va a ser!

  También al pobre le han bajado el sueldo y le han aumentado el trabajo. Ya no sale una vez y en sitio preferente, ¡qué va! Sale tres o cuatro veces y, en ocasiones, de telonero. Y todo este desbarajuste para acabar haciendo, por ejemplo, la antigua parodia de la ‘Miel’. ¡Pues sí que estamos bien!…

  Los espectáculos infantiles, cómo no, han iniciado igualmente la búsqueda de los “payasos modernos”, nada de lentejuelas, ni de trajes holgados, ni de instrumentos musicales. Para qué. Pues nada, malla bien ceñida, grandes narizotas, estrafalarias pelucas… ¡y a cantar! “Yo tengo una casita, así, así, así, / con una chimenea, así, así, así”… Que esto sí es modernismo y de gran novedad, oigan. Y, además, mucho más barato.

  Cuando se quiere rehabilitar una casa que se va haciendo vieja hay que empezar por reforzar los cimientos y después se levantan las paredes. Eso es así desde que el mundo es mundo: no hay más que repasar el Evangelio donde se habla de aquel necio que construyó su vivienda sobre la arena, llegó la lluvia, el viento, la tempestad y… Pues eso.

  No quiero despedirme sin citar a la gran trapecista Pinito del Oro, que falleció el 25 de octubre en Las Palmas de Gran Canaria. Procedía de una familia circense de gran solera, los Segura. Después de probar en el alambre sin gran fortuna, empezó a ensayar en el trapecio el equilibrio, llegando a actuar en la pista central del Ringling Bross, lugar reservado a los elegidos.

  Fue galardonada con varios premios, entre ellos el Nacional de Circo 1900. Le fue entregado en Santiago de Compostela acompañada por el payaso Tonetti, entonces presidente del club de payasos y artista de circo. Con buen humor, contaba Pinito que al ir hacia el hotel después de recoger el premio eran numerosas las personas que los paraban para felicitarla hasta que cayó en la cuenta que lo hacían para darle un abrazo a Tonetti.

  Y quiero terminar con el payaso Marceline –Isidro Marcelino Orbés Casanova-, nacido en Jaca en 1873 y fallecido en Nueva York en 1927, del que el periodista Mariano García Cantarero acaba de presentar un libro y el ayuntamiento de Jaca está organizando varios actos en su homenaje. ‘El Pollo Urbano’, en su número 167, publicó un amplio comentario sobre tan singular personaje, desde su debut en Zaragoza con el Circo Alegría, como payaso acróbata, hasta sus grandes triunfos en Londres, Ámsterdam, Nueva York, así como circos importantes, desde el Barnum & Balley hasta el Sell Floto.

  Sin embargo, hay cosas que quedarán siempre en el aire, como si Chaplin le copió el gag del bastón y el sombrero o si pidió limosna en la puerta del hipódromo de Broadway. Y hasta su suicidio en noviembre está lleno de dudas. Bien está este recordatorio a su figura. Más vale tarde que nunca.

  Les deseo, amables lectores, una feliz navidad y un circense (sin animales, claro) año nuevo.

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