Desde mi carpa: El circo… ese gran desconocido


Por Germán Oppelli 

  Brillantes escritores, poetas, músicos, pintores, diseñadores de juguetes y directores de cine, entre otros disciplinados, se han ocupado –casi siempre con cariño- del circo y sus componentes, pero tengo la impresión que para el gran público ha sido siempre un espectáculo menor.

   Cuántas veces hemos oído eso de “a ver si llevo a los chicos al circo”, queriendo dar a entender que el acompañante iba por obligación.

  En nuestro país, para qué negarlo, nunca ha habido una gran cultura circense, entre otras cosas porque cuando se hacía la crítica, o la reseña, o dos líneas, el periodista se limitaba a dar su opinión sobre lo que a él le había parecido, sin profundizar más en el tema. Sin embargo, el circo es un arte difícil, que necesita habilidad, fortaleza, entrega y sacrificio para poder realizarlo. De hecho, durante la segunda guerra mundial, artistas de los países ocupados por los nazis vinieron a España elevando el espectáculo a los niveles más altos.

  Algunos circos en el centro de Europa llevan caravanas-hotel en las que pueden alojarse familias durante uno o varios días, y compartir con los artistas todo tipo de ensayos, conversaciones o actuaciones. En España, sin ir más lejos, lo lleva la compañía Raluy. Puede ser una forma de conocer el circo por dentro. Y lenta.

  Si mis posibles lectores me lo permiten, o desocupados como diría Umbral, les acercaré a todas las disciplinas circenses de una forma breve pero intentando ser ameno, y contarles, al mismo tiempo, algunos “secretos”, como, pongo por casos, qué es un antipodista que trabaja solo en la “Trinca” o que lo de payaso se dice por el cariblanco (listo) y no por el augusto (tonto). Mi deseo, como están comprobando, es que el circo deje de ser para ustedes ese desconocido. Conociéndolo, tal vez, lo querrían. De eso estoy más que seguro.

  Lo dividiré en cuatro apartados. Hablaré, en primer lugar, de los números actuales en los circos: trapecistas, payasos, malabaristas… Me referiré luego a aquellos números que en su tiempo causaron sensación: la mujer mosca, la lucha contra el farol, transformistas… También comentaré, con pena, lo de los animales en el circo, que, desgraciadamente y acaso por desconocimiento, están en vías de extinción.

  Como epílogo, desfilarán todas aquellas personas desconocidas para el gran público, pero imprescindibles para la buena marcha del espectáculo: representante en ruta, gerente, montadores, electricistas, músicos… Y musicalmente les doy mis cordiales saludos.

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