Mariela García Vives. Fuego azul y constancia.


Por Cristina Beltrán

      Nos encontramos en una agradable terraza interior, donde escuchamos a lo lejos la algarabía de las fiestas del Pilar rodeadas de plantas y jardineras que luchan por sobrevivir entre las escasas lluvias, como nosotras mismas con el apoyo que trae el agua doméstica.

    Buscamos la tranquilidad después del dolor y el reposo tras decisiones obligadas y no siempre certeras.

     Mariela posee una mirada de ojos azules que impregnan aromas sorprendentes porque tras la aparente tranquilidad es fuego lo que bulle en ellos, humildad sin halagos, la esperanza de una llama reposada, la constancia en su quehacer.

   Su formación empezó en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de la Plaza de los Sitios en Zaragoza, continuó en Barcelona en Llotja y de ahí a la Massana, especializada en técnicas del fuego, becada en varios estudios y casi terminada una carrera sobre Historia del Arte.

    Se casó muy joven y junto a su compañero aprovechó sus estancias en Barcelona donde tuvo éxito por su tratamiento innovador sobre los esmaltes con formas no tradicionales, siempre a las tendencias más modernas en la escuela de Andreu Vilasis, después marcharon a  Benidorm para continuar su formación y su carrera artística, allí nacieron dos de sus tres hijas y realizó su primera exposición en el Castillo. A su regreso a Zaragoza tuvo a su tercera hija y entró a ser alumna de Albiac por su interés por el paisaje, en Valencia hizo restauración con la especialidad de policromías en pan de oro. Así fue acopiando las cosas que más le interesaban de cada lugar, con Llotja fue a California, instalada de nuevo en Zaragoza montó una Academia, Área 2, donde impartían cursos para la Escuela de Artes, Atades y mil sitios más.  Su entrada en la Asociación de Artistas fue con el grupo de Esmalte Aragón, estuvo en la Junta de la Sede de la Calle San Miguel y luego en la Avenida Goya desde 1993, persona imprescindible en las Juntas de la Asociación de Artistas Plásticos Goya Aragón por su talante para la moderación entre tempestuosas personalidades.

   Anda rebuscando un espónsor perennemente para la publicación sobre la historia de la Asociación de Artistas Goya Aragón y buena lógica tendría que el Ayuntamiento de Zaragoza se hiciera cargo por la histórica e indeleble colaboración que con ella encuentra, cualquier institución debería hacerse cargo del proyecto escrito por Manuel Pérez-Lizano Forns que refleja buena parte de la historia moderna del Arte Aragonés, Mariela no se derrumba continuará insistiendo.

    Esta artista siempre ha combinado las técnicas de esmalte con la pintura, nunca ha distinguido prioridades entre una y otra si bien la pintura le resulta más cómoda el fuego le apasiona, los sopletes y detalles de piezas bien grandes le atraen con una máxima, en la intervención o gana el fuego o gana ella y cuanto más difícil mejor. En sus investigaciones se arriesga, abre y cierra el horno enfría y pone las piezas al agua, es lo que más le gusta. En pintura también investiga, esto la llevó a participar en las Edades del Hombre y a París en 1999, al colegio España en forma de colaboración fue elegida para exponer, iba y venía durante un año, dando lecciones al alumnado sobre materiales, por eso la propusieron y mereció un premio a través de la Cámara de Comercio, el premio del colegio España en el año 2000, pero resulta muy difícil ser esposa, madre y mantenerse con el arte, no se vende nada, esa es la realidad, y por dignidad nunca ha utilizado para sí misma a la asociación, ese es otro de sus valores añadidos y escasos entre la profesión, un gran logro, pone su trabajo y compromiso en cuerpo y alma, no da para más el tiempo. Ha sido artífice de proyectos muy buenos en intercambios con Francia y otros países, con la dinamización en actos artísticos en la ciudad desde el cementerio a las orillas del Ebro, es un desgaste personal constante entre personas que a veces bailan al ritmo de maracas.

   ¿Qué le gusta? En su vida el fuego le persigue. También escribe algo, no sabe definirse a sí misma. La pintura, pero con intervenciones de variadas texturas e introduciendo materiales. Seguir con todo. El campo y sus queridos perros, los animales en general y estar en su terreno con caseta en particular.

   Mariela García Vives tiene tres ninfas que la acompañan permanentemente, le ayudan a proseguir su camino y la inspiran en su creatividad le hacen la vida más divertida y la apoyan en todos sus proyectos, ojalá perdure esta mujer de silueta frágil y sentimientos fuertes, semejante al fuego de su soplete al que trata de domesticar o al candente horno al que abre la puerta para sus experimentos ….