Por Esmeralda Royo
En 1922 la Sociedad de Naciones pidió a Palestina que permitiera instalar un Hogar Judío en su territorio. De cómo se ha pasado a la situación actual, en la que ese país está solamente formado por una Cisjordania…
….ocupada y La Franja de Gaza (40 kms de longitud, 10 kms de anchura y 2 millones de habitantes, la mayoría jóvenes), hay diversas razones pero ninguna buena.
Al sentimiento de culpa de la comunidad internacional por la gran tragedia del Holocausto (la segunda del siglo XX en magnitud, por detrás de la infringida en el Congo por Leopoldo II de Bélgica), se une la defensa, por la mayoria de israelíes, de una leyenda y relato de ficción convertido en historia oficial: el mito fundacional de Israel. Creer cualquier cosa que calme conciencias y así poder justificar que se trata de una colonización, con la explotación y expropiación correspondientes, y la implantación de un régimen de appertheid según denuncia Amnistía Internacional.
Razan Al-Najjar, voluntaria sanitaria del Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, fue entrevistada por periodistas internacionales para conocer en qué condiciones atendía a los heridos durante la Marcha del Retorno. Estas manifestaciones se celebran para recordar la Nakba de 1948 o catástrofe del éxodo palestino y exigir el derecho al regreso de millones de ciudadanos expulsados de territorios que ahora forman parte del Estado de Israel.
Explicaba cómo realizaba su trabajo mientras sorteaba los disparos tanto del ejército como de francotiradores y de las dificultades que tenían las mujeres palestinas, subordinadas al varón como consecuencia de la falsa interpretación de unas palabras que ni Mahoma pronunció ni están en El Corán.
“No me importa trabajar 13 horas diarias porque esto es labor de todos, no sólo de hombres, y si la sociedad no acepta a las mujeres, la obligaremos a hacerlo. Reto a cualquier hombre a que demuestre más fuerza que la que yo tengo. Estoy aquí, en el frente de batalla, como escudo humano y ayuda para los heridos porque con armas sólo puedes amenazar y matar. Sin armas podemos hacer cualquier cosa”.
Antes de celebrarse la Marcha, las tiendas de campaña de ayuda médica (lo más parecido a un hospital que tienen en algunas zonas), habían sido objetivo de drones del ejército israelí equipados con gas lacrimógeno. Razan y sus compañeros habían tenido que abandonar el trabajo e interrumpir tratamientos para no asfixiarse. 112 personas resultaron intoxicadas.
Valiente y menuda, Razan tenía 21 años y era la mayor de seis hermanos. Originarios de Khuza’a, en el sur de la Franja de Gaza, tuvieron que trasladarse en 2014 a un pequeño apartamento propiedad de unos familiares, al ser destruído el negocio del padre como consecuencia de un ataque aéreo israelí. La familia quedó en la ruina e hizo imposible que Razan estudiara Medicina, aunque sí pudo trabajar dos años en el hospital Nasser.
El 1 de junio de 2018, dos días después de realizar la entrevista y poco antes de que ella y su prometido, Izzat Shatat, anunciaran su compromiso para el final del Ramadán, fue asesinada por el impacto de metralla en el pecho mientras corría, con su visible chaleco sanitario y las manos levantadas, hacia un manifestante herido. Se quedó a 100 metros de él.
Las Fuerzas de Defensa de Israel acusaban a Razan de estar presente en las protestas, no como sanitaria sino como miembro de Hamás y de haber arrojado una granada de humo contra los soldados. Las imágenes que comenzaron a circular por redes sociales, así como los testimonios de testigos recabados por Amnistía Internacional y grupos palestinos e israelíes defensores de los DDHH, desmentían la versión oficial. Demostraban que soldados y francotiradores disparaban contra manifestantes desarmados, espectadores, 59 niños, periodistas y sanitarios, incluídas dos enfermeras compañeras de Razan, heridas por disparos.
Se puso en marcha el protocolo habitual: escándalo en la ONU porque “los trabajadores médicos son notatarios”, comunicados oficiales y el apoyo incondicional de los que defienden que “Israel es el único país democrático de la zona y tiene derecho a defenderse”. Cualquier crítica es calificada de antisemita por aquellos que parecen desconocer que “semita” es un término que no se refiere unicamente a los judíos sino a los descendientes de Sem, ya sean éstos judíos, árabes o etíopes entre otros.
Sólo cuando The New York Times, tras analizar todas las imágenes de lo ocurrido, calificó la muerte de Razan Al-Najjar como crimen de guerra, el Gobierno de Israel se comprometió a investigar. En cinco años de investigación han sido incapaces de identificar oficialmente al responsible de los disparos aunque todo parece indicar que fue un francotirador británico-israelí apostado en una cerca al otro lado de la acera.
Su entierro fue multitudinario. Miles de personas, junto con cientos de miembros del personal médico, acompañaron el cadáver envuelto en la bandera palestina. Mientras algunos clamaban venganza, su padre, que llevaba la bata médica de su hija manchada de sangre, instaba a mantener la calma ante la atenta mirada y fusiles preparados del ejército. Unas horas más tarde las fuerzas israelíes asesinaron a tiros a Ramzi, primo de Razan.
Israel destina millones de shekel para que los arqueólogos encuentren algun indicio que demuestre que esa desgraciada tierra, en la que algunos se llaman Abraham y otros Ibrahim, perteneció hace 3.500 años al pueblo “elegido”. No existen pruebas arqueológicas o documentales que demuestren que alguna vez tuvo lugar el éxodo del pueblo judío ni de que el Muro de las Lamentaciones sea el último vestigio del templo del Rey Salomón, del que tampoco se puede demostrar su existencia.
Como historia de ficción es mucho más divertida y menos dañina “La Loca Historia del Mundo” del director y productor judío Mel Brooks. En una escena se ve a Moisés bajando del Sinaí con tres tablas que ha recibido de Dios:
“Oídme, oidme todos, prestad atención: El Señor Jehová os ha entregado estos 15 mandamientos… -en ese momento se le cae una tabla rompiéndose en pedazos- …Bueno, 10. 10 mandamientos que deberéis obedecer”.
