Por Al Caponi
La llegada de la Navidad ablanda los corazones de la clase política y tras elecciones andaluzas, todos los partidos quieren felicitarnos con una imagen tradicional. Los unos porque han perdido, los otros porque han perdido aunque ejerzan de ganadores, los otros porque han ganado y los nuevos porque aspiran a quedarse cuando los grandes sabios de la encuesta y el marketing les auguraban unos resultados poco menos que irrisorios.
Alguien, pues, lleva mucho tiempo equivocándose porque últimamente parece que no atinan aunque posean y dirijan el CIS, el Zos o el Pus. Se vuelve, pues, a la relación clásica, al regalo en el calcetín, a la promesa hecha a la oreja y a pedir el voto “¡por la gloria de mi madre, o me votas o te mato!”
El Aragol, todos los asesores del socioanálisis han aconsejado a nuestros políticos que la mejor manera de captar el voto en estos días es regalando un calendario a todas las familias atendiendo a su predisposición partidaria. El Pollo Urbano, siempre colaborando para hacer más llevadera esta campaña electoral que se nos avecina y que promete ser muy interesante, ha decidido elaborar unos diseños para que cada votante los pueda imprimir y solo tenga que añadir el faldoncillo que desee, graparlo y regalárselo a sus seres queridos o, bien, a sus enemigos.
Esta aportación, enteramente gratuita, ha sido posible gracias al esfuerzo desinteresado de los muchos diseñadores aragoneses que ven en el Pollo Urbano (a través de sus cabeceras) uno de los pocos escaparates para que su obra sea reconocida en Aragón, en España y en el mundo.