Se ha escrito un crimen en las sierras de Teruel: La naturalezadel Maestrazgo, llora…grita y ruge.


Por  Eduardo Viñuales Cobos.

     El día 23 de diciembre de 2022, cuando estaba tan contento viendo una nutria, me llegó al teléfono móvil un mensaje de WhatsApp que inmediatamente me llenó de enorme tristeza: después de meses y meses de largo silencio, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, mediante una Declaración de Impacto Ambiental positiva publicada en el BOE (Boletín Oficial del Estado), decidía dar luz verde uno de los más grandes proyectos eólicos del país: el “Clúster del Maestrazgo” -20 parques eólicos con 125 aerogeneradores de 200 metros de altura y dos parques solares, para sumar una potencia de 762 megavatios (MW)-.

Eduardo Viñuales
Escritor Naturalista

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      Es decir, un macroproyecto ideado en las apartadas y boscosas montañas ibéricas de la provincia de Teruel por parte del grupo Forestalia –con cientos de empresas y sociedades limitadas filiales, dirigidas por Fernando Samper Rivas, procedente de un gran grupo familiar del sector del porcino en intensivo- y donde ahora trabajan viejas caras conocidas de la Administración aragonesa que en su día estuvieron al frente de la protección del medio natural, amén de otros personajes reciclados que de repente se apuntan a esto de “la lucha contra el cambio climático” a través de ese floreciente negocio que son las renovables con tintes especulativos… aunque haya que “inmolarse por el bien del planeta”, puesto que ahora todo se nos vende a la opinión pública bajo el plausible escudo de las energías “verdes” que van descarbonizar Europa.

   En aquel día de campo que se me prometía feliz no me importó que dicha resolución compatible, a priori independiente, eliminara 36 molinos previstos, que se cambiaran algunas ubicaciones o que se hubieran dictado medidas correctoras para mitigar los impactos ambientales, pues en definitiva se le estaba dando el visto bueno a un megaproyecto nefasto para la conservación del rico patrimonio natural de Teruel que, según se viene informando públicamente -allí donde los medios de comunicación así aún lo permiten- va a suponer la tala de más de un millón de árboles, el trazado de 173 kilómetros de nuevos tendidos eléctricos, la colocación de cerca de 600 torres de alta tensión, la apertura de 327 kilómetros de pistas forestales y nuevos caminos, zanjas, subestaciones eléctricas, amplias áreas cortafuegos… o, lo que es más escandaloso, la implantación de 85 aerogeneradores –de un total de 125- dentro de los mismos límites de varios espacios naturales protegidos por la Red Natura 2000 de la Unión Europea… en unas zonas que deberían ser, según el propio Ministerio, áreas de exclusión para este tipo de obras y proyectos industriales.

      Amén de que estamos refiriéndonos a que estos exuberantes y agrestes paisajes naturales del sur de Aragón forman parte de un Geoparque de la Unesco -con 67 Lugares de Interés Geológico- y, por cierto, constituyen un área ecológica de alta biodiversidad que unos quince años atrás un Consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón -de otro signo político- quiso proteger infructuosamente como “Parque Natural” o “Paisaje Protegido”, pero que ya entonces recibió el rechazo y el freno de diversos alcaldes o sectores económicos rurales que quizás ya debían de estar pensando en el escenario actual, puesto que hoy celebran la venta de suelos rústicos de la sierra que “no valen nada” para proyectos que realmente no producen empleo estable, ni frenan la despoblación, ni apenas aportan beneficio económico a quienes -en su gran mayoría- ya que ni viven en estos pueblos cada vez más vacíos de gentes, y por tanto necesitados de una verdadera revitalización no agresiva con sus recursos naturales.

     Ese día alegre y feliz me puse bastante triste, por no decir otra cosa. Y eso que esta vez no se trataba de uno más de esos muchos proyectos energéticos fragmentados en menos de 50 Mw para salvar la ley ambiental, otro más de esos negocios eólicos que semanalmente vemos desfilar por los boletines oficiales de manera troceada para que los informes finales sean más laxos y para que lo firme la comunidad autónoma a través del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga), organismo que ha sido objeto de investigación en las Cortes de Aragón pues buena parte de los proyectos renovables los ha venido aprobando -claro está- con medidas cosméticas que hacen creer que así se rebaja un impacto grave o severo en el medio natural. Pero esta vez, éste clúster, no era el mismo caso: porque ahora la luz verde al atentado futuro al patrimonio natural venía rubricado por el Ministerio de ha sido pilotado por la socialista Teresa Ribera, una de las dirigentes con mejor prensa en el ámbito ecologista, y de la que no nos esperábamos que refrendara este esperpento contra el medio ambiente. ¿Cómo era posible esta barbaridad? ¿Qué presiones había para emitir una DIA compatible? Según informan algunos medios realmente independientes detrás hay mucho dinero, intereses políticos, e incluso quizás podríamos ver que se resuelve en un futuro con más puertas giratorias en el lobby energético, pues dicho proyecto ya ha sido revendido por parte de Forestalia a una empresa multinacional danesa -Copenhague Infraestructure Partners-, un fondo de inversión sin rostro ni sentimiento al que sólo le preocupa el beneficio de sus inversores.

    Después, a finales de julio de 2024, año y medio después de la DIA (Declaración de Impacto Ambiental) positiva, cuando los ecologistas también estamos de vacaciones, el Consejo de Ministros ha concedido la autorización a la construcción de este inmenso proyecto eólico del Clúster del Maestrazgo que dicen abastecerá de luz a 300.000 hogares, pero que en verdad supondrá un nuevo tributo extractivista para otras regiones próximas del país desarrolladas e industriales… Se trata, por tanto, del mismo patrón de desarrollo y de sacrificio como el que se vivió en el Pirineo de Huesca con los grandes embalses, o en la provincia de Teruel con la minería de carbón. Y se ha hecho de nuevo en fecha límite, con el aval del PSOE y el rechazo de Sumar, porque el plazo vencía dos días más tarde de que lo hiciera el Consejo de Ministros, el 25 de julio. Lo mismo que se autorizaron otros 300 macroproyectos eólicos y solares en toda España -de más de 50 Mw- a los que el Ministerio para la Transición Ecológica ha dado luz verde de golpe. Es más, se cuenta que ese día hubo tal hermetismo, que el Ejecutivo ni tan siquiera mencionó este tema en la posterior rueda de prensa y que nadie salió a dar explicaciones públicas.

     Pienso ahora en el ecosistema de las ramblas y vaguadas, los barrancos, las muelas y farallones donde vuelan águilas o buitres, los prados donde apacentaba el ganado de las masías, y en esos verdes bosques autóctonos de pinos, enebros, sabinas, tejos, acebos, arces… que hay en el entorno de pueblos turolenses tan hermosos como Cantavieja, Mirambel, Fortanete, Tronchón, La Iglesuela del Cid o Mosqueruela, y pienso que ya no serán igual con la llegada de estas infraestructuras agresivas para el paisaje. Para empezar, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos ya se ha descolgado de un proyecto LIFE de la UE para la reintroducción en dicha zona natural de esta especie en peligro de extinción pues, pronto o tarde, moriría triturada en las aspas de los aerogeneradores. Y eso lo sabemos bien no sólo los naturalistas, sino también es algo que intuyen los empresarios turísticos de la comarca que son sensibles a la conservación de la naturaleza y en la identidad del territorio, pues desde el principio han denunciado este expolio turbio y moderno de un mundo rural olvidado: un nuevo eco-colonialismo que de justo, de ecológico o de desarrollo sostenible no tiene más que el título y la pintura que lo enmascara.

   La Plataforma para la Defensa de los Paisajes de Teruel ha advertido de otras numerosas deficiencias técnicas y administrativas detectadas: que la declaración de impacto ambiental no se corresponde con el proyecto presentado y sometido a información pública que ha ido siendo modificado, que ni el Gobierno de Aragón ni el Ministerio han tenido en cuenta los argumentos técnicos contrarios de un anterior Director General de Medio Natural de Aragón o de la vecina Comunidad Valenciana, que la línea de evacuación de la energía de Muy Alta Tensión (MAT) hasta Morella (Castellón) está envuelta en un procedimiento penal en curso por posible delito ambiental y por prevaricación, que el proyecto cuenta con la oposición de cada vez más población local, que existen deficiencias de planificación urbanística, que todo esto no se justifica tanta utilidad pública, que hay numerosas especies de fauna y flora catalogadas… ¡Son tantos aspectos! que con todo ello se ha presentado un recurso contencioso administrativo -admitido por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid- y se abre una nueva vía judicial que incluye la denuncia en Europa por el incumplimiento por parte del Estado Español de las Directivas de Aves y de Hábitats de Interés Comunitario. Si las máquinas empiezan su trabajo, el daño será irreversible.

   Y es que nunca antes la Naturaleza de la provincia de Teruel ha estado tan amenazada como hoy. Algunos veteranos ecologistas recuerdan muchas batallas graves, pero puntuales: la central térmica de Andorra, las minas a cielo abierto, la estación de esquí de Javalambre, las talas del pino moro en Gúdar… pero como la amenaza actual de invasión por parte de las energías renovables, algo tan global, acelerado, repartido por todo el territorio, descontrolado e intenso, como ninguna otra antes. En la turística comarca del Matarraña hay seis proyectos eólicos más. En los Montes Majalinos también se ha autorizado otro proyecto similar… y en las parameras de los Llanos de Pozondón –cerca de la Sierra de Albarracín- las obras en curso de ocho aerogeneradores se tuvieron que paralizar por orden judicial por incumplir el condicionado de no trabajar en época de reproducción de alondra ricotí.

   Ahora la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel sigue luchanzo contra Goliat, el poderoso don Dinero que ha podrido la marca “verde” y ecológica”. Son personas, empresas y otros colectivos unidas para proteger el territorio de los megaproyectos eólicos o solares, en defensa de un modelo de desarrollo realmente equitativo y sostenible. Una Plataforma ecologista y ciudadana donde caben todas las personas que defienden un futuro para la vida en la provincia de Treuel, la más olvidada de Aragón… con gente, calidad de vida y capacidad de decisión sobre lo que en ella pase.

    Ya lo dijo hace unos años el escritor y poeta Antón Castro: “El Maestrazgo llora. No permitan que en este territorio histórico, literario y cotidiano entre un monstruo que parece el Bienvenido Mr. Marshall del momento”. Pero ahora, con todo ya aprobado y bendecido, en marcha políticamente, se podría decir que las montañas del Maestrazgo turolense, ese remanso de silencio y de maravillas del paisaje, más bien grita y ruge ante un nuevo atentado ambiental contra lo mejor de la Naturaleza de esta zona de Aragón.

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