Semana Santa


Por: Liberata

      Primavera revuelta, Semana santa y Elecciones. ¡Aquí te quiero yo ver! No hallo la manera de fijar el pensamiento en temática alguna.

    Sólo percibo un “Tótum Revolútum” a mi alrededor. Una perspectiva caótica generalizada. Yo diría que esto es una clara manifestación de la decrepitud y que no hay que alarmarse demasiado por experimentarla. Pero fastidia. Ni la actividad ni el ocio resultan gratificantes. Ni la compañía, ni la soledad. Ni las calles superpobladas, ni desiertas. Gracias a la música y esta antigua afición supero tan ingrato estado de ánimo. Y, en esta ocasión, siempre deseando llegar a conocer -¡qué ilusa!- un mundo mejor, me pongo a repasar las Máximas que mi fiel Serafín -el ordenata- tiene a bien guardar.

   Ahí va la primera: La máxima expresión de la fortaleza, es la ternura. Raine María Rilke, poeta alemán.

   La reflexión inmediata que se me ocurre, es que la sociedad carece de verdadera fortaleza y la reemplaza por los malos modos, entre ellos la violencia. Y, al fin y al cabo, la sociedad la constituimos los individuos.

   Nuestro objetivo más importante en la vida debería ser el propio perfeccionamiento, a fin de ser cada día más libres y mejores. Sócrates.

  Incluso en la ajetreada sociedad de hoy deberíamos dedicar aunque sólo fueran unos minutos cada día para proponérnoslo.

  Quien actúa sin medida, forzosamente ha de acabar en bancarrota. Goethe.

   No hay que discurrir mucho al respecto.

    Si quieres conocerte, actúa. Es entonces cuando verdaderamente nos medimos con los demás. Goethe.

  Creo que el propio San Agustín escribió durante algún momento de su azarosa existencia algo así como: “Ya sé que valgo poco, pero cuando me comparo…”

    Tal vez a menudo nos resulte doloroso hacerlo. Puede tratarse de una conveniente cura de humildad. Sin embargo, esto es complicado, ya que tener una pobre semblanza de sí mismo se considera casi patológico y, por otra parte, elevar la mirada un palmo por encima de lo debido supone un error de medición que da lugar a una conducta  reprobable. Así pues, hemos de tratar de descubrir el punto en que se halla el equilibrio y proceder con arreglo al mismo.

    El placer en la tarea aporta perfección al producto. Aristóteles.

   Creo que eso lo tenemos bastante claro. O deberíamos.

  Nada verdaderamente grande se ha realizado sin poner en ello una gran pasión. Hegel.

   Más de lo mismo. El entusiasmo es un motor increíble.

    Cuando uno cree en sí mismo, no necesita que lo hagan los demás. Miguel de Unamuno.

    Mm… Un tanto discutible, diría yo, en la sociedad del presente, en  que a menudo se funciona abriéndose paso a codazos.

    Lo mejor para procurarse un buen futuro, es dar lo mejor de sí mismo en el presente. Albert Camus.

   Lo suscribo. Lo que sucede, es que muchos de nosotros lo descubrimos demasiado tarde.

   Y un par de versos de José de Espronceda:

Aquí para vivir en salta calma

                                             o sobra la materia o sobra el alma.

    Espiritual por excelencia. Tal vez en realidad cada existencia sea una lucha soterrada entre las inclinaciones de la carnalidad y la conciencia que ésta alberga. ¿Así, tan crudo? Pues no lo sé. En ocasiones, parece que así sea. Lograr sentir que la vida trascurre por nuestras venas serenamente, como si de un manso río se tratara, no es nada fácil.

   En fin, que estoy hecha una pesada. Dejémoslo aquí.

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