En el estudio de Sergio Abraín


Por Manuel Medrano

    Teníamos pendiente una amplia conversación desde hace tiempo, y quedé con Sergio en su estudio, ubicado en la Antigua Fábrica de Chocolates Zorraquino (c/ Lourdes nº 5-7, de Zaragoza).

    En su local, que es también galería donde muestra su buen hacer y en el que guarda muchos de los testimonios de su impresionante actividad artística y cultural desarrollada durante décadas, obras de varias de sus etapas artísticas, y donde trabaja en sus nuevas creaciones, fue una delicia hablar sin prisas de lo que ha sido su trayectoria pero, también, de los años de la transición y de la democracia, desde que comenzó a existir hasta hoy.

    Sergio, que ha sido y es una persona muy comprometida con su entorno social y artístico, calificado como generoso y amable por quienes le conocen bien, nos abrió de par en par su ámbito de estudio y trabajo pero también nos transmitió sus lúcidos análisis sobre lo que ha sido y es el mundo artístico en estos últimos 40 años. No será este espacio el único que le dediquemos porque en un medio de estas características, sencillamente, no cabe Sergio Abraín de una sola vez ni resumido con brevedad.

   Pintor, decorador y diseñador, empieza su formación en 1968 y, en 1975, fue miembro fundador del Colectivo Plástico de Zaragoza. Comenzó a realizar exposiciones en 1973, después fundó las galerías de arte Pata Gallo (1978) y Caligrama-Pata Gallo (1982), ambas muy experimentales, vanguardistas y dinamizadoras. Inquieto siempre, en 1977 fundó, editó, dirigió y diseñó la revista de poesía visual Zoo-Tropo. Como artista plástico ha realizado decoraciones arquitectónicas, teatrales, instalaciones e intervenciones en el paisaje, murales, también ha diseñado muebles y, en conjunto, se aprecia una inmensa capacidad creativa que resulta difícil abarcar.

   En 2008 pudimos contemplar en el Palacio de Sástago de la Diputación de Zaragoza la exposición “Sergio Abraín. Pata Gallo y Caligrama, espacios de una década 1978-1988”, que fue una invitación a descubrir la libertad expresiva que proliferó en la capital aragonesa durante esos años en distintos espacios culturales, en la cual se recogieron, utilizando la obra pictórica de Sergio como nexo de unión, creaciones en distintos formatos (proyecciones, “collages”, “mail art” o música) proponiendo una mirada hacia los antidiscursos de la transición, hacia una modernidad zaragozana que se adelantó a su tiempo y no fue entendida por las instituciones.

    En 2010 nos ofreció la exposición “Tauromaquia-Mitologías y quimeras”, en la Galería Cristina Marín (Zaragoza), formada por un conjunto temático de pinturas que constituye una etapa en su prolongada y compleja evolución, fase que el artista cerró, precisamente, tras esta exposición. En las obras aquí expuestas, Sergio siguió mostrando un colorido dominante característico de su obra, prácticamente limitado al gris, blanco atemperado, negro y plata.

   En 2012 pudimos verle en una retrospectiva próxima (1994-2010) que presentó en la zaragozana Sala de Exposiciones de Bantierra, titulada “Distopías”, en la que nos transmitió sus experiencias, investigaciones sobre lenguajes y formas de contar las cosas, así como la incorporación paulatina que ha realizado de la tecnología a sus creaciones, especialmente en el aspecto estético. Plasmó aquí la relación entre el cuerpo humano (entendido como un centro de redes) y la máquina.

   En la también zaragozana galería Demodo Gráfico nos presentó, en 2014, su muestra “Ditirámbico. Emisores Metalíricos”, donde ofreció un conjunto de producciones vinculadas al concepto de l’art pour l’art.

   En 2015 llegaría “Estricta observancia”, también en la Galería Cristina Marín, ocupando ambas salas del espacio, ubicando en una de ellas piezas en las que recuperaba su línea geométrica, colorista y más visual y, en la otra, su tendencia figurativa más elaborada, en la que el colorido resulta claramente más sobrio.

    Recientemente, junto con Edrix Cruzado, efectuó la exposición “Geometría difusa y figura alterada” en el Museo de las Américas de Puerto Rico, que finalizó el pasado enero, en la cual pudo verse obra reciente de ambos autores.

    Y, casi paralelamente, Sergio Abraín dirigió la muestra del Proyecto “Visiones sin límite” organizada por la Fundación Rey Ardid en su 25 aniversario, que tuvo lugar en el IAACC Pablo Serrano hasta enero pasado y en la que 30 personas con enfermedad mental participaron elaborando diversas obras que formaron parte de un gran mural conmemorativo.

    Dicho todo esto, me ha quedado por comentar muchísimo, entre otras cosas porque Sergio no sólo habla a través de su obra, sino que sus análisis y evaluaciones de la realidad y del resultado de las evoluciones sociales y artísticas son, en mi opinión, de un gran valor. Como va a haber otras ocasiones (ya hemos quedado en ello), me limitaré ahora a presentarles algunas creaciones de Sergio Abraín escogidas por él mismo.

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