El artista José Azul presenta una nueva exposición en La Fábrica de Solfa de Beceite


Por Miguel Ángel Artigas

   El escultor del hierro José Azul inaugura la programación expositiva del Hotel Restaurante La Fábrica de Solfa, en Beceite, con una muestra de algo más de 35 piezas correspondientes a su serie de Criaturas que pululan, la más reciente de ellas creadas durante el último trimestre de 2023.

   Las piezas podrán verse desde el 8 de enero hasta el 8 de abril en este espacio del Matarraña, que desde hace varios años integra las exposiciones de arte y su actividad de restauración y hostelería, y que durante 2024 dará cabida a cuatro artistas, uno por trimestre. Este viernes 19, sin embargo, se realizará una presentación oficial de la muestra que contará con la presencia del escultor y un recital de música country y blues a cargo de la banda de Rolly Cash, músico afincado en Navarrete del Río.

    La muestra se inauguró con 25 piezas de forja y el viernes se incorporarán durante la presentación una docena, más pequeñas, instalables en las paredes la mayor parte de ellas. José Azul, pseudónimo con el que firma el artista afincado en Burbáguena José Ángel López Martín.

Sierras y bombillas son aprovechadas para un pájaro carpintero y una araña

     Las piezas más antiguas que pueden verse en la Fábrica de Solfa tienen como tres años, y las más recientes apenas unos meses. Entre unas y otras se observa la evolución de Azul, aunque mantiene su línea de recuperar materiales reciclables, integrando partes de herramientas o fragmentos de cadenas, objetos metálicos en desuso y piezas, fundamentalmente, y de recrear una serie de animales o criaturas, algunos fantásticos y otros reales, bajo la denominación común de Criaturas que pululan.

    Pero después de años de dar vida al metal y convertirlo en formas orgánicas y pululantes, casi dotadas de movimiento, en sus últimas piezas -no en todas- está incurriendo en una estética steampunk que recuerda a Julio Verne o La invención de Hugo (Martin Scorsese, 2011) por citar dos referencias, en las que sus animales metálicos se transforman en una suerte de droides del siglo XIX, con su interior relleno de engranajes y pequeños mecanismos a la vida, como si de un viejo reloj se tratara.

    Este elemento formal ya se vio en piezas relativamente recientes, como La máquina del frío que inauguró en vísperas de la Navidad de 2022 en el paseo de San Roque de Calamocha, si bien el universo conceptual que inspira al escultor en hierro sigue siendo el figurativismo a través de la fauna y la flora, desde flores a caballos, pasando por perros, lagartos, escorpiones, arañas o animales medio inventados. Hasta una reproducción libre de un virus del covid-19 ha salido de la forja del artista turolense, autor en agosto de 2021 de la memorable Librería Sumergida de Félix Romeo que descansa en el fondo del pantano de Lechago.

    Entre los materiales humildes y hasta triviales que José Azul transforma en obras de arte, donde no faltan pedruscos, puntas de pico rotas, piñones de bicicleta, patas de mesa o cualquier objeto metálico que pase por sus manos, en los últimos meses se ha incorporado otro tan icónico como la bombona de gas butano.

La ‘Oveja butano’, una de las últimas piezas creadas por el de Burbáguena

   Las utiliza de base en algunas de las piezas que pueden verse expuestas en La Fábrica de Solfa; como la Oveja butano o Caballo de Troya. “Es un material que no puede trabajarse a la ligera, sino llenándola de agua para sacar todo el gas antes de abrirla. Con un amigo fontanero lo hicimos en octubre y desde entonces estoy trabajando con ellas”. Esas viejas bombonas naranjas por el momento se han trasformado en dos nuevos animales del peculiar rebaño de Azul, que todavía hará al menos cuatro o cinco piezas más de ese tipo.

Amplia trayectoria

     José Azul trabaja en El Tallerico de Burbáguena, aunque también dispone de una forja portátil con la que realiza talleres y demostraciones en vivo. Su obra pública puede verse en Burbáguena, Calamocha, Báguena, Sádaba, Utebo, Albero Bajo, Poleñino, Lechago o Gallocanta, así como en Bilbao.

   Además ha expuesto en salas de todo Aragón, País Vasco o Cataluña, y de su taller han salido trofeos como el que distingue al Amigo del Chopo Cabecero que entrega anualmente la organización de la Fiesta del Chopo Cabecero, o los que se otorgan durante la gala de los Premios de la Música Aragonesa.

   Por su parte el espacio donde expone en esta ocasión el artista turolense, La Fábrica de Solfa, es un hotel restaurante de Beceite que desde 2018, cuando cumplió diez años y en homenaje a Rubén Moragrega, puso en marcha un programa de exposiciones que desde entonces ha llevado al establecimiento piezas de artistas de toda España.

    La vocación de fundir arte y gastronomía de calidad responde a su vocación de facilitar una experiencia al visitante slow travel, que permita al viajero mimetizarse con el destino, disfrutarlo y conocerlo lenta e intensamente.

Fuente: https://www.diariodeteruel.es/

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