Miguel Ángel Gil Andaluz: ‘Lo que dicen los huesos: Fin’

Por Cristina Beltrán 

            Es una exposición en el Torreón Fortea, hasta el 11 de junio de 2017, en horarios de 10 a 14h y de 17 a 21h. Miguel Ángel siempre busca lo alternativo y parece que con el tiempo va entrando en lo oficial, necesita exponerse como todo artista.

   Dentro del desierto en el que habitamos los exponentes plásticos y visuales son poco valorados y el esfuerzo necesario para llegar a este FIN merece la pena.

    Una metáfora constante es la que vamos a encontrarnos bajando por las escaleras al espacio en donde están las obras expuestas y como Túa Blesa ( Profesor de la Universidad de Zaragoza) comenta una metáfora de muerte – madre que concibe, engendra y da a luz belleza.

     Belleza como oscura respuesta y como incesante interrogación, cadáveres sin personificación, huesos como concepto, ideología impregnando cada una de las obras.

      Miguel Ángel siempre busca los contrastes, las contradicciones en la vida y en el arte; sabe que las distintas realidades se impregnan y yuxtaponen; para avanzar hay que inquietar, buscar, trasgredir y reivindicar.

     Las representaciones de calaveras, huesos de distintas partes del cuerpo, platos blancos y apilados, candelabros de bronce barroco, duras piedras de cantera y otros objetos creados  para una escenografía teatral  tenue y sepulcral. 

     Dentro del silencio del sótano nos evocan a las cunetas de España, a la opresión, a una naturaleza  (que no se ve, pero está) que ha jugado con los cuerpos fosilizados introducidos en cajas numeradas. ¿Hablamos del pasado? ¿Hablamos del presente?

    Esta exposición es mucho más que cuatro huesos o calaveras colgadas y el buen hacer de un ceramista que busca trasladar el concepto rotundo en pocas palabras, es fina y el resultado elegante.  Bien distribuida y colocada con sumo cuidado, la sensibilidad nos toca la piel pegada a nuestros huesos, llegando a pensar lo poco que somos y que esos tan finos que él nos muestra bien podrían ser los nuestros.

     Un comienzo de búsqueda personal para quien se acerque a verla. Bien puede ser esta FIN, la utilización del color oro sobre el blanco y el negro, las cajas de madera y las piedras, nos hablan de pureza, poesía en crudo disfrazada de perfección y limpieza, como la vida misma. Si hacemos comparaciones de dimensión sociopolítica, quedaremos desnudas, es lo que hay.

     Inquietante pensamiento, saldremos como sus títulos grabados y en cartelas apedreado, espectro, impactadas por esa última cena o por una bala en la frente, vida sobre muerte, atrapadas vidas y atrapadas muertes, descenso espectral a la memoria de la historia, de nuestra propia historia como una estrella que llega a su FIN.

        Una ofrenda y homenaje de Miguel Ángel Gil para introducirnos un poco más allá de lo cotidiano, para apaciguarnos en ese ambiente creado, para agitarnos ante la perfección de lo expuesto porque no se queda ahí, nos transporta a un pasado pero nos habla de un inexorable futuro, el FIN.

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