Visita al estudio de Ángel J. Laín


Por Manuel Medrano

    Hace ya muchos años que conozco a Ángel J. Laín, así que ya era hora de asaltar su ámbito creativo (uno de ellos, porque frecuenta los de otros artistas y viceversa), situado en el barrio de El Gancho, lo más castizo de Zaragoza.

    Ángel hace de todo, y bien, trabajando casi exclusivamente para el sector privado. Es pintor, escultor, dibujante, ha elaborado miniaturas para joyería en escultura, escultura gigante reforzada para parques temáticos y espacios lúdicos, body painting para campañas publicitarias, escenografías, efectos especiales, ilustraciones, máscaras para teatro, es profesor, diseñador, etc.

   Y fue el principal maquillador de los participantes en la Primera Marcha de Muertos Vivientes (zombis), celebrada en Zaragoza en la Noche de Halloween de 2015.

   Son famosos sus paisajes urbanos, así como los trabajos sobre arpillera, mezcla de pintura e ilustración en los que representa sus exóticas y atractivas sirenas, así como motivos mecánicos y alquímicos.

   Durante los últimos años, y además de en otras ocasiones, he visto sus pinturas, esculturas y montajes en la muestra colectiva R-Unión, deshechos, rehechos y apariciones (pulse aquí), que se efectuó en La Fábrica de Chocolate, así como en la exposición Zaragoza ultra-violeta (ZUV) (pulse aquí) que nos presentó en la sala interior de la Galería Cristina Marín, un conjunto de creaciones que han de contemplarse con luz ultravioleta, con temática urbana o de eventos ciudadanos de Zaragoza.

   Llegamos a su estudio y lo encontramos inmerso en la realización de un encargo, en su línea de creación de trajes y máscaras de personajes fantásticos, terroríficos y mitos sci-fi, labor que desarrolla en colaboración con el artista limeño-zaragozano Víctor Boggiano. Charlamos con él, intercambiamos opiniones sobre el estado actual de las artes plásticas por estas tierras, me ilustra sobre sus técnicas de creación (muy interesantes, por cierto), y le libero de mi interrogatorio para que siga trabajando, que Ángel está muy solicitado. Lo cual no me extraña, y me alegro por ello.

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