Aguja de cerdo Iceberg

Por A.C.V
   Me llamo Augustus Cabeza de Vaca, nací en Los Lomillos (Las Palmas de Gran Canaria) en 1550. Con tan solo 16 años me enrolé en un navío rumbo a Las Américas como grumete y cocinero.

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    Intentando atravesar el Cabo de Hornos los fuertes vientos y corrientes marinas hicieron zozobrar nuestro barco desanudando todas las mercancías y animales que cargábamos en la bodega. Varios de los puercos y gallinas que transportábamos consiguieron subir a cubierta, quedando congelados casi al momento.

    Amarramos en  Tierra de Fuego como pudimos y después de dar buena cuenta del último barril de ron que nos quedaba decidimos comernos uno de los cerdos que se habían quedado tiesos como un témpano de hielo. Al intentar hincarle el diente los incisivos, colmillos y muelas de nuestro capitán saltaron de su hedionda boca corrompida por el escorbuto. Ante esta situación decidí prender un hacha y mi mejor cuchillo y sacar unas chuletas de la espalda del gorrín.

    Durante varios días esperamos a que se reblandecieran las carnes, hasta que al final conseguí cocinarlas colocándolas sobre el peto de la armadura de mi capitán que previamente había colocado sobre las brasas del mascarón de proa al que la noche anterior habíamos prendido fuego… A las viandas añadimos unos repollos toledanos en salmuera encontrados en el fondo de un tonel. Los hervimos en agua limpia y rehogados con ajos resultaron ser exquisitos.

   Al igual que mi compañero Justus Imaggiknorr yo también soy becario en el restaurante de una estrella Chicholín propiedad del déspota chef Diônysos y os voy a explicar mi receta. Lo bueno de este plato es que puede chuparse en frío o comerse en caliente. Dependiendo del modelo de tu congelador puedes necesitar una picoleta para sacar las chuletas.

Preliminares:

    Descongeláis la carne que previamente habréis congelado (¿Por qué?, pues porque se me ha ocurrido así, vaya pregunta…)

Primer paso:

   Puesto que supongo que no dispondréis de armadura pondréis una plancha o sartén a calentar con un poco de aceite.

Realización:

  Freiréis la carne por ambos lados y sazonaréis al gusto.

Toque maestro:

  Coceréis una col cortada en finas tiras y después de escurrida la añadiréis como guarnición al plato aliñada con un poco de aceite, vinagre y ajo.

    Algunos pensareis que esta receta es un refrito de la “cassoeula” italiana o el “chucrut” alemán, pero su sencilla elaboración hace de este plato un alimento más digestivo y sutil y menos grasiento.

   Si quieres aparecer en Le Freak puedes mandar tu propuesta a la siguiente dirección: joseluislomillos.wix@gmail.com

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