Se estrenó  la película “Gigantes y Cabezudos”, restaurada por Filmoteca Española y Filmoteca de Zaragoza


Por Lucho Gasca

  La Filmoteca de Zaragoza estrenó la recientemente restaurada película “Gigantes y cabezudos”, de Florián Rey (1925), tras la propuesta por parte de la Filmoteca de la ciudad a la Filmoteca Española para llevarla a cabo debido a sus especiales características de conservación y autoría.

   Dado que pertenece a la etapa muda, la Filmoteca de Zaragoza ha incorporado una banda sonora con acompañamiento musical electrónico, que actualiza el de la zarzuela original utilizado en su día para la interpretación en directo en las salas donde se exhibió, y de la que se han hecho cargo Álvaro Lázaro (Mr. Pendejo) y Alberto Gambino.

    El largometraje “Gigantes y cabezudo” de Florián Rey enlazaba en su día con el siglo XIX, al adaptar la famosa zarzuela homónima de Miguel Echegaray y Manuel Fernández Caballero, estrenada en 1898. Pero su actual restauración la proyecta hasta el siglo XXI, como un eslabón imprescindible en el itinerario encaminado a lograr el reconocimiento de la jota como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

   El pase al público del estreno, que se celebra dentro del 40º aniversario de la Filmoteca y como colofón de la exposición conmemorativa “Reconocer”, tendrá lugar mañana viernes, 27 de enero, a las 19,00 horas.

    “Gigantes y cabezudos”, Florián Rey, 1925. Int.: Carmen Viance, José Nieto, Marina Torres, Guillermo Muñoz. España. Muda. Rótulos Castellano. Zarzuela en un acto y tres cuadros, libreto de Miguel F. Caballero. Transcurre en 1898, tras la guerra de Cuba, e incluye varias jotas y cantos del folklore aragonés.

   Gracias a esta película se han podido reconstruir, por ejemplo, las comparsas de gigantes y cabezudos. O incorporar las imágenes de Miguel Fleta cantando una jota desde el balcón del zaragozano Hotel de Inglaterra, en homenaje al ejército de Marruecos que desfilaba por la calle Alfonso I.

    Todo esto fue posible por los reflejos de Florián Rey al aprovechar las fiestas del Pilar para contar con los habitantes de la capital del Ebro como figuración colectiva. En homenaje a ellos, la película se estrenó en Zaragoza el 1 de marzo de 1926, una semana antes que en Madrid, con un despliegue espectacular para la época: orquesta, banda de trompetas, rondalla, gaita, tamboril y cantadores de jota, superando incluso la dotación musical que exigía la zarzuela.

    Fue un éxito rotundo, que marcó un hito en el cine mudo español, afinado por el propio Florián una década después con Nobleza baturra (1935), película ya sonora donde desarrollará esa fórmula a pleno rendimiento. Se trasvasaban así a la pantalla mitos como Agustina de Aragón, que en Gigantes y cabezudos retoma el coro femenino del mercado en su celebrado «Si las mujeres mandasen». Un motín en toda regla contra la guerra y el alza de los precios que, por desgracia, no ha perdido vigencia.

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