Pollerías (mayo 2024)


Por Martín Ballonga

     ¡Un éxito sin igual del Pollo Urbano! Una sección de Martín Ballonga con píldoras, runrunes y comentarios que nos llevaran por pequeñas pistas a caminos de interés asegurado para nuestros lectores


   José Luis López Vázquez
ha sido una de las más grandes estrellas de nuestro cine patrio, pero una de sus facetas menos conocidas fue la dibujante y coleccionista de obras de arte. Atesoró dibujos de Lorca o Edgar Neville y lienzos de Dalí, Tapies o el oscense Antonio Saura, entre otros muchos artistas.

   La obra de Antonio Saura le fascinaba y era uno de sus pintores favoritos. Su cuadro ‘Ancestro 5’ se lo compró en persona y, al parecer, se hicieron amigos, siempre hablando de las artes, de lo divino y lo humano.

   Carlos Saura, hermano pequeño del pintor, vio en él a un actor potencialmente dramático, al margen de su imagen de comediante. Y lo llamó para interpretar buena parte de la filmografía de su primera etapa. Ahí están, para corroborarlo, ‘Peppermint frappé’ (1967), ‘El jardín de las delicias’ (1970) o ‘La prima Angélica’ (1973).

   El primer papel dramático de López Vázquez, en efecto, lo ejecuta en ‘Peppermint frappé’, un filme dedicado y claramente influenciado por Luis Buñuel, donde los tambores de Calanda aparecen en una secuencia de tono onírico y cuyo protagonista fija su objeto de deseo en los pies y las piernas de las mujeres, con una Geraldine Chaplin desdoblada en dos papeles: el de recatada y poco agraciada española y el de deseable extranjera. Un filme que le debe mucho también al Antonioni de ‘Blow-Up’, al Hitchcock de ‘Vértigo’ y al cine de la escuela de Barcelona.

   También José Luis Borau asumió su potencial dramático y lo escogió para ‘Mi querida señorita’ (1971), película producida y escrita por el cineasta zaragozano, que también interpreta un pequeño papel al lado de Julieta Serrano, Antonio Ferrandis, Mónica Randall, Chus Lampreave y Verónica Forqué.

   La dirección de ‘Mi querida señorita’ corrió a cargo del recientemente fallecido Jaime de Armiñán. El tema del cambio de sexo brinda una oportunidad de oro para el lucimiento de López Vázquez, gracias a un sorprendente y transgresor guion, con sus bien perfilados trazos sicológicos y la pintura amarga de la España provinciana. Y todo ello construye uno de los dramas más entrañables e insólitos sobre la transexualidad. Alguien dijo que esta película “es como un Buñuel demudado, más sorprendente, más viscoso y tierno”.

   También actor en ‘Atraco a las tres’ (1962), ese clásico del cine español en el que todo es perfecto menos el atraco, y que dirigiera el zaragozano del Gancho José María Forqué, a López Vázquez le gustaba comer en la madrileña Casa Ciriaco y de allí no lo sacaba nadie. Era un gran gourmet y le encantaban, por recomendación expresa de Antonio Saura, las borrajas, las migas, el ternasco y el melocotón de Calanda, que rehogaba con vino del Somontano. Y su película favorita del cine español siempre fue ‘Viridiana’, de Buñuel.

   El director George Cukor llamó a López Vázquez para pedirle perdón por haberle ofrecido un papel tan pequeño en ‘Viajes con mi tía’ (1972), donde trabajó con Maggie Smith y Louis Gossett Jr. Cuando el cineasta estadounidense vio ‘Mi querida señorita’, le telefoneó para disculparse, ya que no fue consciente de que fuera un grandísimo actor.

   Cukor también fue un admirador del cine de Buñuel, y siempre sospechó que su película ‘Doble vida’ (1948), ese extraño y fascinante melodrama acerca de un actor neurotizado -interpretado por Ronald Colman– que asume incluso en su vida personal el papel de Otelo que está representando en la escena, sirvió al calandino de despegue para la realización de ‘Èl’ (1952), otro grandioso y desquiciado melodrama sobre un caballero católico y cuarentón desquiciado por los celos.

   Cukor, otro gran aficionado a la pintura y devoto de Goya, rindió homenaje a Buñuel y le ofreció una comida en su mansión de Los Ángeles. Al encuentro, para sorpresa del aragonés, acudieron Alfred Hitchcock, John Ford, Billy Wilder, George Stevens, William Wyler, Robert Wise, Robert Mulligan, Rouben Mamoulian y sus compañeros de fatigas Serge Silberman y Jean-Claude Carrière.

   El documental ‘¡Qué disparate!’, dirigido por Roberto Oltra, no habla de estas conexiones, pero es un recorrido muy interesante sobre la personalidad y obra de José Luis López Vázquez, desde perseguir a las suecas en innumerables subproductos hasta encerrarse en ‘La cabina’ de Mercero. Un pedazo de actor que siempre homenajeó a Groucho Marx, convirtiéndose en fiel creyente de su iglesia.

   El director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Pedro Olloqui, con esas gafas de pasta y esos andares tan peculiares, nos recuerda una suerte de López Vázquez, pero con cachirulo, en plan baturro. Sin embargo, la diferencia entre ambos, culturalmente hablando, es como la noche y el día.

   Sea como fuere, el director cultural del gobierno aragonés que preside el gran Azcón queda invitado en los próximos premios que hará entrega esta revista de ‘El Pollo Urbano’. Si viene, nuestro especialista en temas culturales, Don Quiterio, le recordará que Borau compitió como productor contra Buñuel en los Oscar de 1972. ‘El discreto encanto de la burguesía’ le arrebató la estatuilla, finalmente, a ‘Mi querida señorita’.

   Borau también quiso producir a Buñuel una adaptación de ‘La casa de Bernarda Alba’ de Lorca, que el turolense rechazó de todas las maneras posibles. Y se empeñó en rodar con Buñuel y con Saura una película de episodios que no llegó a ser.

   Con todo este material, proponemos a Olloqui que subvencione un documental (o una ficción) para poner de realce esta intrincada red de conexiones y poner en el mapa al cine aragonés, signifique lo que signifique. Como su mirada es más corta que el rabillo de una boina, la película se la puede ofrecer a Vicky Caragria o a Gaizka Churresku, o a los dos a la vez, que son, al parecer, sus cineastas de cabecera.

   A Olloqui, de los olloquis de toda la vida y que de todo lo anterior no tiene ni repajolera idea, justo le llega para hacer acto de presencia en los diversos eventos culturales de la comunidad. Entre ellos, el reciente preestreno de la última comedia de Nacho García Velilla. ¡Menuda pieza!

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