Historia de la prensa zaragozana


Por Antonio Tausiet y José María Ballestín Miguel
Gran Archivo Zaragoza Antigua (GAZA)

    Los periódicos se imprimen en Europa desde el siglo XVII, aunque hasta el XIX no se acostumbra a lanzarlos diariamente.

    Su formato en papel prensa ha resistido los embates de la radio y la televisión, pero internet los ha puesto al borde de la extinción en el siglo XXI.

    En nuestra ciudad, los pioneros fueron el Diario de Zaragoza, llamado “el diarico”, que perduró entre 1797 y 1907, pasando de apolítico a conservador, y el Semanario de Zaragoza (1798-1803), que se ocupaba de historia y literatura. Después vendrían El eco de Aragón, “periódico progresista de Zaragoza” (1838-1872), creado por Braulio Foz, el autor de Pedro Saputo; Diario de avisos, “periódico no político, de noticias y anuncios” (1870-1937), de Calixto Ariño, que obtuvo tiradas de 13.000 ejemplares; La alianza aragonesa, “diario liberal de la tarde” (1882-1903), precursor del nacionalismo aragonés; y Heraldo de Aragón, “diario independiente de la mañana” (1895), que perdura hoy como el de mayor tirada.

   Un caso efímero pero no menos relevante es el de La correspondencia de Aragón (1910-1912), de José García Mercadal, que se convirtió en el órgano oficial del Partido Republicano Radical. Tras su cierre, su director fundó La crónica de Aragón (1912-1920), de tendencia aragonesista conservadora.

    La voz de Aragón, “diario gráfico independiente” (1925-1935), supuso durante sus diez años de vida la competencia directa del Heraldo. En esa tarea le sucedió El Noticiero (1901-1977), que siguió fielmente los postulados de la Iglesia católica, y durante la Guerra Civil llegó a ser el órgano oficial de la CEDA; sin perjuicio de la longeva existencia de El Pilar (1883), órgano oficial del culto a la Virgen, aún vivo y a la venta en la basílica.

    Tras el golpe del 18 de julio de 1936, el progresista y efímero Diario de Aragón, creado cinco meses antes, fue incautado y en sus talleres de la calle de Porcell se comenzó a editar Amanecer (1936-1979), órgano local de Falange. A los tres diarios del régimen franquista (Heraldo, Noticiero y Amanecer) se sumaba semanalmente la Hoja del lunes (1936-1984), editada por la Asociación de la Prensa, que desapareció cuando el resto de diarios ya publicaban ese día.

   En 1964 se creó la edición aragonesa del diario madrileño Pueblo, del Sindicato Vertical, que perduró hasta 1979. Dirigida por Santiago Lorén, fue un pequeño altavoz de ideas aperturistas. Hubo que esperar más de tres décadas para que Zaragoza viera nacer un nuevo diario, Aragón Exprés (1970-1983), con aires modernos y fundado por Eduardo Fuembuena, que ya había creado en 1952 Zaragoza deportiva. En su primera época tuvo tres secuestros gubernativos, y acabó con una línea más conservadora.

     Respecto a otras publicaciones periódicas, la revista más longeva es Aragón (1925), que sigue publicándose por el Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón, una entidad privada de fomento turístico. En el tardofranquismo destaca Esfuerzo común (1960-1974), revista carlista progresista que, debido a su lucha contra la censura, llegó a ser denominada “secuestro común”. El entorno de lo que luego será el Partido Aragonés publica Aragón 2000 (1976-1978), revista derechista con interesantes aportaciones culturales. Pero la más importante de todas es Andalán (1972-1987), publicación crítica en la que participaron las figuras progresistas aragonesas más relevantes de la época.

    La información institucional tuvo una vía mensual en Nuestra Zaragoza (1979-1995), boletín publicado durante los dos primeros gobiernos municipales del PSOE, que sirve de profuso archivo de las menudencias locales del período.

   Y apareció un nuevo diario, heredero del espíritu de Andalán y nutrido de muchos de sus colaboradores: El Día (1982-1992). Su presencia en los quioscos propició la desaparición de Aragón Exprés y constituyó un intento de compensar la línea política del Heraldo. Se llegó a expandir con una editorial y otras publicaciones periódicas como Zaragocio y El punto deportivo.

  El Diario 16 madrileño apostó por una edición aragonesa entre 1989 y 1996, ocupando de algún modo el hueco sensacionalista de Aragón Exprés. Un experimento similar impulsó también al diario conservador ABC a publicar su versión aragonesa en Zaragoza, pero cerró en 1998.

   Tanto la irrupción del Diario 16 como la posterior de El Periódico de Aragón (1990) supusieron la caída en picado de las ventas de El Día, que terminó cerrando pronto. Muchos de sus redactores pasaron a dicha versión maña de El Periódico de Cataluña, propiedad de un Grupo Z en expansión, a la sombra de los gobiernos socialistas.

     El cambio de siglo se vivió en la prensa zaragozana con los dos únicos competidores que sobreviven. Si la línea política del Heraldo había sido históricamente conservadora, en el año 2000 un golpe de mano de la millonaria familia Yarza apartó a su director en las últimas cinco décadas, Antonio Mompeón. Esa familia e Ibercaja Banco son hoy sus propietarios, reforzando el carácter tradicionalista del diario. Por otro lado, El Periódico, junto con el resto del Grupo Z, fue adquirido por Prensa Ibérica en 2019, una empresa que posee buena parte de la prensa regional.

    Capítulo aparte merecen los periódicos dedicados a los toros y el deporte. El más veterano de los taurinos fue El chiquero zaragozano (1887-1943); y además de los mencionados Zaragoza deportiva y El punto deportivo, surgieron los desaparecidos Stadio Sport y Equipo (1993-2009), éste desde 1997 perteneciente al Grupo Z.

    Otra liga es la de las revistas culturales, con el ilustre precedente del citado Semanario de Zaragoza. El vanguardista Tomás Seral y Casas fundó el periódico quincenal Cierzo (1930), precedente de su Noreste (1932-1936), importante publicación literaria. Reseñar también las publicaciones periódicas y monográficas de La Cadiera (1948), asociación cultural y conservadora que sigue en la brecha.

    Ya de nuestra época, la cuatrimestral El Bosque (1992-1996) fue codirigida por Ramón Acín y Javier Barreiro; Riff Raff (1993-2009) surgió del ámbito universitario de la mano de José Luis Rodríguez; Rolde, “revista de cultura aragonesa” (1977), trimestral aragonesista de izquierdas que continúa; o Trébede (1997-2003), “mensual aragonés de análisis, opinión y cultura”, que dirigió José Ramón Marcuello. Otras iniciativas en la misma línea y época fueron las revistas Siete de Aragón (1994) y su sucesora en 2004, Qriterio aragonés, ambas intentando emular a Andalán, la histórica cabecera que hoy sobrevive en internet.

    Ese es el caso de otras dos publicaciones veteranas de la ciudad: por un lado, El pollo urbano (1977) de Dionisio Sánchez, que nació como fanzine satírico y prosigue su andadura en digital; por otro, La calle, órgano de la Federación de Asociaciones de Barrios que tampoco se edita ya en papel.

   Un salto, el de la imprenta a la pantalla, que parece inevitable y cierra un ciclo que ha brindado información, opinión e imágenes en Zaragoza y en el mundo mediante la tinta que ha dado paso a los bits. Sirva este resumen histórico como acompañamiento de nuestra selección gráfica. Sin nostalgias.

Publicado en:
Colaboración El Periódico de Aragón/23-10-2022/7.052 caracteres
Memoria visual de Zaragoza/48

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