Neofranquismo / Eugenio Mateo


Por Eugenio Mateo
http://eugeniomateo.blogspot.com/

    Todos los nacidos desde hace 46 años hasta los que estén naciendo en este mismo momento viven en un sistema que les permite tener derechos y ser libres ˗˗ dentro de un orden˗˗, paradigma de la democracia.

   Todos los demás que nacimos hasta los inicios de los 70, guardamos sensaciones muy contradictorias de ese periodo, (todo depende del color del cristal con que se mire), y hemos ido tirando como han permitido las circunstancias y la inteligencia, en este orden. Somos los de estas generaciones, los que hemos recorrido el transito de la dictadura a la democracia.

     El 68% de la población actual no había nacido en 1975, y claro, en ese otro 32%, el día a día va mermando su estadística, con lo que, en no demasiado tiempo, la Dictadura, como periodo, será historia, si hacemos caso de las matemáticas. Aunque habrá que tener en cuenta la nostalgia que flota sobre las actitudes de algunos ciudadanos y que altera el producto. Bien podría decirse que factor edad no significaría nada más que una predisposición al acatamiento.  Mal tienen que ir las cosas para que haya ciudadanos de ese 68% que quieran volver al centro de la tierra. Mal. Si nos atenemos al hecho de que Franco, como figura histórica, es irrepetible, parece claro que hay mucho interés por volver a desempolvar todo lo que supusieron sus hechos, incluso poner en marcha, si pudieran, aquel vejo parte de guerra: “Vencido y desarmado el ejército rojo, la guerra ha terminado”. El cainismo nunca se fue del todo. Seguimos con los viejos mantras de esas dos España que hacían daño en el corazón del poeta.

   Los que quieren resucitar a Franco saben que eso es imposible, pero no lo es el hecho de revivir su doctrina. Cada noviembre, la presión aumenta en forma de homenajes y proclamas. La calle es distinta, pero igual de influenciable. Si el Tardofranquismo supuso ceder a la economía el control de la política, el tardo constitucionalismo tiene un factor económico global y la política de regreso a modelos que deberían haber superado la Historia, acecha en este, y en otros muchos países, con un viento a favor al que no se debería permitir derribar el escenario, ganado a sangre y sudor, que mantenga el concepto de Derechos como una ilusión colectiva.

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