Valladolid contra León / Max Alonso

Por Max Alonso

    2021 comenzaba con los datos de población de población publicados por el INE en nuestro caso, porque Astorga perdió en 2019, 126 habitantes, quedando su población reducida a 10.741.

     Luyego de Somoza perdió 38. San Justo de la Vega 36. Por contra hubo cinco municipios que recuperaron algunos habitantes.

    La provincia ha perdido 3.562. Cifra muy importante, si se la compara con el total de la Comunidad que alcanzó los 4.630. Por el contrario, Valladolid ganó 1.103 y solo Palencia, en la parte castellana, perdió 659. Mientras que las otras provincias de Soria, Burgos, Ávila y Segovia ganaron. La Comunidad perdió un 0,2 que es lo que representan sus 4.630 habitantes perdidos y ahí viene lo malo, las pérdidas se concentraron en las tres provincias leonesas, con los 1.951, que sumó Zamora y los 874 de Salamanca.

   Esto dibuja un panorama preocupante porque la despoblación se concentra en esta parte leonesa y no afecta a la parte castellana. Más preocupante si se observa que no hay estrategias, ni medidas válidas planteadas por la Junta, que ha rechazado la estrategia planteada por el Gobierno, porque la considera “carente de concreción para los problemas de la Comunidad”. Es decir, es mejor plan no tenerlo.

   Al mismo tiempo se observan malas actuaciones imputables a la cabecera de la Comunidad, que tienden a aumentar la despoblación, sin que se arbitren medidas protectoras por su parte. El hecho se agrava si se tiene en cuenta que a la falta de medidas correctoras se cuenta con algunas negativas, que van en contra de la parte leonesa y a favor de la castellana.

   En este sentido hay que recordar la gran metedura de pata del alcalde socialista de Pucela, en la línea de su antecesor en el sillón municipal, aunque de otro orden, que era conservador. Se atrevió a proponer como solución para la despoblación que la gente que se marchaba de los pueblos se concentrara en Valladolid.

    Disparate semejante lo ha cometido el consejero de turismo, cuando ha consentido, en vez de impedirlo, como era su obligación, la iniciativa, en unión con las comunidades vecinas para propiciar la promoción del fraudulentamente llamado Camino de la Vía de la Plata a Santiago, alterando su trazado histórico por la provincia de León y llevándolo desde Zamora a Santiago por Sanabria, es decir por el Camino Sanabrés, en detrimento del verdadero Camino Vía de la Plata, que desde Plasencia se adentra en la provincia  de León para en Astorga unirse con el Camino Francés, la principal ruta que desde Europa llega a Santiago.

    Para esta medida el consejero de turismo ha contado con el beneplácito de la Junta de Castilla y también llamada de León, lo que hace el tema más grave. Han seguido el interés del PP gallego, pero no nos han defendido del atropello a nosotros, los leoneses. Cuando su obligación es impedirlo, nos tratan con menosprecio y alevosía, como acostumbran a hacerlo. Lo han vuelto a hacer cómicamente cuando se han equivocado ilustrando las mantecadas como magdalenas. Ante el señalamiento lo han justificado con una olímpica majadería vallisoletana.

     En el atentado contra la Via de la Plata han hecho costar su desaprobación los representantes de UPL y del PSOE, pero la Junta ha seguido adelante, sin hacer caso. Como no se lo han hecho a la protesta de la Fraternidad del Camino de Santiago, que con toda la razón lo denunció. Ni a los alcaldes de la zona, que con el de Astorga a la cabeza,hicieron su reclamación, sin que se haya zanjado el despropósito.

    Ciudadanos y el PP, han callado consentidores con la tropelía. El PP en el Senado, que para eso tenemos un senador okupa, ha vetado la recuperación del tren de la Ruta de la Plata. Habría que cuestionarse quienes son nuestros representantes, aparte de unos perfectos desconocidos, cuando no se señalan en la defensa de nuestros intereses, razón por la cual están en las instituciones y cobran.

   Desgraciadamente son medidas como estas y su falta de acción las que mantienen el desencuentro de León en la unión con Castilla en una misma Comunidad, cuando se suman los datos de los perjuicios que tal unión propicia a la parte leonesa. Lo que hace cada vez se sean más los municipios que se decantan en contra. El último, el de Nogarejas.

    No se puede alegar que la despoblación es un fenómeno imparable, cuando no se hace nada para pararla y sí que se actúa para incrementarla. La profesora Burillo, de la Universidad de Zaragoza, que ha estudiado el fenómeno describiendo la Laponia aragonesa, en la que se encuadra por sus similitudes la leonesa, ha señalado, por contraste, que el fenómeno de la despoblación no se produce igual en el lado portugués, porque este fenómeno se debe a problemas de gestión y no climáticos, ni geográficos. Seguimos equivocándonos por omisión, mientras permanezcamos sumisos y callados.

    Hay que tomar conciencia de la situación y formular reivindicaciones que limiten las políticas de superpoblación, tan malas como ha evidenciado la crisis del Covid-19, e implanten las necesarias contra la despoblación. Es decir, lo contario de lo que se hace y de cómo se hace. Por de pronto con medidas de justicia distributiva, mientras aquellas se promocionan y estas se ignoran. Que se pague por los trazados, que el ‘campo’, el espacio que les separa, no es de ellos sino de todos y más de quienes lo viven y lo trabajan y se revisen y ajusten los impuestos para recomponer los desequilibrios, no evitados sino abusivamente inducidos. Esto de momento. Para no seguir sólo llorando.

Publicado en: http://astorgaredaccion.com/art/26843/valladolid-contra-leon

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