Otra vez un nuevo mundo según la Unesco / Manuel Sogas


Manuel Sogas Cotano
Corresponsal del Pollo Urbano en la República Dominicana  

La UNESCO es la agencia intelectual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que nació después de la Segunda Guerra Mundial ([i]) en la creencia de que…

…después de un conflicto sin precedentes podría dar lugar a un mundo mejor y más unido, puesto que partía de la base que las guerras comienzan en primer lugar en la mente de los hombres y de las mujeres, era en la mente de aquellos y estas por donde debía comenzar primeramente su construcción.

     Aquella primigenia intención cargada de buena voluntad  que tuvo la UNESCO de fomentar la creación de un nuevo mundo  hace tres cuartos de siglo (sin mucha fortuna, justo es reconocerlo), empezando por la cabeza de los hombres y de las mujeres, hoy  vuelve a tomar cuerpo tras la aparición del coronavirus (nuevo conflicto sin precedentes) a través del mismo foro, al que han sido invitados (Paris, Julio pasado) destacados pensadores, periodistas y líderes de opinión para que vuelvan a configurar la idea del nuevo mundo (otra vez nuevo) que aparecerá una vez superada la pandemia del coronavirus.

    Así, pues, el nuevo diseño nuevamente del nuevo mundo aparecerá en las cabezas de la exigua minoría que lo elabora para posteriormente ser traspasado a las cabezas de los miles de millones de personas que habitamos el mundo que seremos los encargados de darle forma, lo cual no deja de presentar un serio problema, puesto que los encargados de transformar el mundo seremos precisamente quienes no hemos participado en su diseño, y por ello no podemos saber, exceptuando las pocas palabras sueltas que nos hayan podido llegar ni qué tipo de nuevo mundo hay que construir ni como se construye, y en estas condiciones, en las que el albañil que va a construir la casa desconoce las reglas y métodos de la albañilería; no sabe además que tipo de casa tiene que construir y, por añadidura, cree que es imposible y contranatural construir nuevas casas el fracaso del proyecto está asegurado antes de comenzar. Igual que hace setenta y cinco años, y lo mismo que pasará cuantas veces se repita el mismo proceso, y esta afirmación no responde a deseo personal de ningún tipo, sino que  es la conclusión a la que conduce la lógica.

    Que las guerras empiecen en las cabezas de los hombres y de las mujeres es una afirmación que se corresponde plenamente con las tesis de la filosofía idealista, la que considera que las ideas se producen en la cabeza de las personas a partir de la nada. Y por esta razón tal tesis hubiera sido aceptada con normalidad hasta la primera mitad del siglo XIX, pero a partir de esa fecha con las aportaciones de Marx del materialismo histórico y del materialismo dialectico pueden ser categóricamente rechazadas por su no correspondencia con la realidad objetiva.

    Efectivamente, las ideas las produce el cerebro, pero no como algo intrínseco que crea por sí mismo de forma espontánea procedente de la nada, que es la postura que mantiene de la filosofía idealista, sino porque previamente a través de los sentidos el individuo  capta imágenes de la realidad exterior que le circunda y mediante el funcionamiento del cerebro las transforma en símbolos mediante los cuales el individuo logra hacerse una “idea” personal (verdadera o falsa) de la realidad que le rodea. De modo que, las ideas constituyen el reflejo de la realidad exterior que se transforman en símbolos que el cerebro materializa en su interior, que es la posición que mantiene la filosofía materialista, concretamente, el marxismo.

   El ejército tal y como hoy lo conocemos es producto del desarrollo histórico del que el capitalismo ha sido su principal agente, y el ejército es el agente directo y principal de la materialización de la guerra. Esta a su vez es la expresión de la política por medio de la fuerza, es decir, la guerra es un instrumento al servicio del capital que se utiliza en último instancia para mantener al sistema capitalista en pie. Cuando los grandes grupos capitalistas en competencia entre ellos por mantener o ampliar mercados o incrementar sus fuentes de aprovisionamiento de materias primas o recursos energéticos no pude dirimir sus diferencias mediantes acuerdos diplomáticos y comerciales acuden a la guerra. Esta es la situación actual del mundo motivada por la competencia económicas entre las diferentes grupos capitalistas principales del mundo pintados de uno u otro color.

   El origen de la guerra está implícito y es inherente a las relaciones de explotación en las que se basa el modo de producción capitalista, denominada de diferentes maneras sin que ello varíe su esencia, y no en la cabeza de nadie. Cierto es que antes de iniciar la guerra las masas de personas que van a intervenir en ella necesitan tener asumida la idea de que la guerra es necesaria e inevitable, pues de no ser así nadie la querría, y por tanto nadie haría.  

  La propaganda política es la que se encarga de falsificar la realidad de los hechos para sustituirlos por eslóganes, medias verdades, tópicos, aproximaciones y mentiras a fin de que sean estas las creencias en forma de ideas las que se instalen en la cabeza de las personas al objeto de que acaben por asimilar lo natural y la necesidad de la guerra y por tanto su aceptación y la predisposición a participar en ellas.

    Cuando hace setenta y cinco años la UNESCO partía del supuesto de que la guerra empezaba en la cabeza de los hombres y de las mujeres estaba partiendo de un diagnóstico erróneo de la realidad. Cuando el diagnóstico de la realidad sea correcto será el primer paso para la construcción de ese nuevo mundo que no llega. Cuando seamos conscientes una mayoría social significativa y social y políticamente organizada de que la crisis del capitalismo de 2008 es la que continua en 2020 agravada por la existencia del coronavirus, marcando el inicio del proceso histórico de la extinción del modo de producción capitalista habremos dado el primer paso para ese nuevo mundo (no capitalista) que es históricamente necesario, posible e inapelable.

(i)https://es.unesco.org/sampaing/extnormal.

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