Manzana 106 / Mari Sancho


Por Mari Sancho
http://inde.zaragozame.com

Ahí dejaron a Félix el otro día. Lo bueno del asunto es que, cuando nos pete, podremos ir a dejarle flores. Lo malo, que reposar en esa especie de estantería no le pega en absoluto.

 

 

Aunque, en realidad, lo que no le pega a Félix es estar muerto. Las ceremonias fúnebres siempre son irreales y absurdas, y la suya también lo fue. Como lo habría sido en cualquier otro formato. Lo suyo era otra cosa, absolutamente distinta, opuesta: era la vida.

Recordaba en un artículo Antonio Pérez Lasheras que el saludo de Félix solía ser “¿Qué tal, amiguitos?”. Leer aquella frase en un periódico, tras el entierro, me soltó por fin el nudo de las lágrimas. Lágrimas a destiempo, como todas las que suelto desde que murió mi madre: hace seis años que lloro mal, cuando no pega ni viene a cuento.

Yo no era amiga de Félix en el verdadero sentido de la palabra. Porque nos veíamos poco, porque estimo mucho al grupo al que pertenecía en Zaragoza pero no formo parte de él (aunque esto es una manera de hablar: Félix iba más allá de la pertenencia exclusiva a un grupo), porque su vida era muy distinta a la mía y era raro que coincidiéramos. Pero teníamos afinidad: se notaba el aprecio mutuo. Me hacía sentir cómoda y bien, era receptivo y cariñoso.

No puedo dejar de recordar una anécdota. Como casi todo el mundo que tuvo algo que ver con él en algún momento, asocio a Félix con la palabra “estimulante”: te animaba a hacer cosas o, cuando le decías que estabas metido en algo, te apoyaba y orientaba, te daba ideas, abría posibilidades… Pero la anécdota que quiero recordar ahora, porque sentí su afecto ahí de manera directa, va de otra cosa: fue en la Feria del Libro de Monzón del año 2004. Yo estaba embarazada de Julia y mi otro hijo, Joaquín, tenía dos años, así que por razones obvias llevaba tres sin ir a Monzón. Esa feria significaba para mí muchas cosas, llevaba años yendo con mi casetica y tenía muchas ganas de volver a pasearme por allí aunque fuera de visita. Pude dejar al chiquillo con mi familia y allá que fui con mi barriga. Comencé a saludar a gente, a reencontrarme con libreros y editores que hacía tiempo que no veía, a charlar… Me topé con un poeta amigo, lo saludé contenta; y él me dijo algo así como que “vaya, otra vez embarazada, te nos has vuelto una coneja”. Me dejó de piedra, me entristeció mucho aquel comentario. Se podía esperar algo más delicado de un poeta. Avancé hasta el bar, donde estaba mi marido con Azagra echando unas cañas, y un pintor amigo, señalando mi panza, comentó: “Pero, chica, ¿vas a tener otro, o qué? ¿Es que te has dispuesto repoblar Aragón tú sola?”. Mi tristeza aumentó varios grados. Félix estaba allí, le oyó y le echó una mirada fulminante y un reniego: “¿Eso es lo mejor que se te ocurre decirle a una mujer embarazada?”. El pintor se disculpó rapidamente y Félix me arropó, se puso de mi lado, habló acto seguido de mil cosas…

Aunque solo hubiera sido por eso, lo habría querido siempre.

Félix era mucho, mucho más que esta bobada. Lo han contado inmejorablemente todos sus amigos. Los que estábamos en la periferia de su amistad podemos suscribir también todo eso, porque él iba mucho más allá, mucho más allá. “¿Qué tal, amiguita?”… y se abría un mundo.

A mi hijo lo llamaba “Quiner”… A veces lo llamamos así y, claro, me acuerdo de él. Ha sido así hasta ahora y lo hará también en adelante; solo que antes me evocaba una sonrisa y ahora todavía no. Con el tiempo volverá a hacerlo, porque su recuerdo no puede asociarse a la tristeza.

En la manzana 106, del 445 al 516, no está Félix, por mucho que viéramos zarcear allí a los de la funeraria y su carrito elevador, que tan mal se llevan con las flores. Tampoco está en la eternidad abstracta que evocaba el cura en el funeral. Está, eso sí, en la trascendencia que palpamos, o notamos, los humanos, los que tenemos corazón, aspiraciones, ganas de hacer cosas y amor por la vida y la belleza. Ahí seguirá siendo siempre un compañero, un estímulo, un recuerdo activo. Y vivo.

Artículos relacionados :