Listas, auditorías, funcionarios y elecciones/ José Luis Valero


Por José Luis Valero
http:blogs.heraldo.es/entrelineas

Tras el paréntesis postelectoral del 22 de mayo, el veraniego y las fiestas del Pilar, debería estar en plena vorágine la acción institucional y el funcionamiento de los departamentos de la DGA. Pero da la impresión de que todo está igual que a principios de año: en una permanente precampaña, pendientes de las generales y ralentizando las decisiones para no descubrir las cartas que puedan influir en los resultados electorales.

 

 

Hasta las listas de los partidos van más en la línea del interés interno que en apostar por los que demandan los ciudadanos, asumiendo el riesgo de equivocarse. Cabe citar como excepción la propuesta de CHA e IU, que abre una vía por la izquierda, con posibilidades de un escaño por Zaragoza, que no favorece al PP y perjudica bastante a un PSOE que de salida ya va muy tocado y con escaso peso para levantar las expectativas.

Así que en este escenario se siguen sin conocer qué políticas concretas va a aplicar en todos los campos el nuevo Gobierno aragonés. Se saben algunos apuntes, que suenan un poco a globos sondas para ver cómo reaccionan los afectados y luego retocar las intenciones si los efectos electorales pueden ser más negativos de lo previsto. Como la congelación salarial de los empleados públicos para 2012, a los que les cae la china gobiernen unos u otros. O la famosa auditoría interna, de la que se sabía el resultado antes de encargarla, para justificar ajustes y recortes y conocer desfases y desmanes presupuestarios y financieros.

Vamos, que hasta que no pase el 20 de noviembre no se sabrá con certeza cómo quedan las políticas sociales. Es decir, hasta dónde van a llegar los recortes en sanidad, educación, prestaciones, ayudas a los municipios y comarcas y en las inversiones. Porque con la congelación salarial de los funcionarios, si se llega a aplicar, más la reducción de cargos, escoltas, gastos de protocolo…, no llega para cubrir los desfases ni para ajustar el déficit. Y no bastará con reducir el presupuesto de 2012 un 4,5%. Pero eso no nos lo dirán hasta que pasen las elecciones. Casi un año perdido.

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