A bostezar otra vez / Dionisio Sánchez

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Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
dionisio@elpollourbano.net

    Dentro de nada otra vez estamos convocados a votar en las elecciones municipales y autonómicas. Y lo cierto es que esto ya aburre. Y aburre mucho.

    Nos hemos hecho mayores (o viejos, realmente) depositando ciegamente nuestra confianza en un sistema que por desconocido creímos extraordinario y que llevaba en si mismo el germen de la justicia, la solidaridad, la libertad y la participación. Eso era lo que nos contaban, lo que se había leído, la aspiración de cualquier persona decente….Tras cuarenta años de dictadura (¡que jóvenes éramos!) hasta el más tonto fue capaz de hacer relojes democráticos y tal vez por ello, por no haber tenido unas cuantas generaciones bregadas en el asunto, hemos disfrutado de una democracia cateta, desideologizada, iletrada y más cercana a una suerte de edulcorado caciquismo modernote que a lo que se anhelaba en buena ley.

   Y así, poco a poco, nos hemos ido viendo formando parte de un país con una geografía desconocida, a veces casi ajena y andando hacia atrás dejando de ver conquistas que creíamos eternas y que van desapareciendo por el rabillo del ojo …..Si me pongo malo en Galicia ¿podré ir al médico si no se hablar gallego?…..En Bilbao ¿funcionará el euro aragonés o habrá que pagar con piedras? En fin son cosas que hacen merecedora la resurrección de Gila para consuelo del pobre y maleado ciudadano de a pie a quien, otra vez, de nuevo, se le pide el voto para que unos señores –cada vez más lejanos- nos organicen la vida previo cobro, eso si, de unas suculentas nóminas adobadas de todas aquellas sinecuras que ni el mismísimo Felipe IV intuyó.

   En general, la “clase política” que habita entre nosotros es desesperante, sin preparación ni formación, meros cazurretes al trote de enganchar una prebenda que los ponga mirando a la Meca durante cuatro años. A comer, a follar un poquito fuera de casa, a levantar la mano cuando se rasque la oreja el jefe y ¡hala! a esperar al próximo reo a ver si hay suerte y repetimos…..

   También es cierto que en su defensa argumentan que ellos tan solo son un reflejo de la sociedad, ni más ni menos. Por nuestras calles no vemos a cincuenta Sócrates en la cola para entrar a un cine ni a veinte platones diciendo “no al tranvía”. Por no ver, no vemos ni a nuestro alcalde (un tal Belloc) a quien, por lo visto, le producimos grima los ciudadanos. Tenemos, pues, lo que tenemos y no hay más. La democracia, como decían los rojos que vivían en Uropa mientras Franco se apergaminaba, “es aburrida, amigos y camaradas”. Aburrida, aburrida, pero ¡que pronto esos linces tocaron marro para cuando se les abriera la boca! ….De aburrimiento, claro.

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