Una señora de Valladolid


Por Cristina Beltrán

      Nació en 1945, año en el que terminó la segunda guerra mundial y en España estábamos impregnados de la posguerra más oscura y cercana que aún no hemos terminado de conocer.

  Estoy segura de que marca nacer en esa época. Como residir en Huesca y dedicarse al arte. En el caso de Bruna, además, llevar y traer esculturas no es cómodo, ni fácilmente transportable, eso sí, por suerte en su casa, no tiene problemas de espacio.

   No abundan las mujeres escultoras, menos aún en Aragón. Su escultura derrama un sello auténtico, distinto, muy personal y curioso, siendo mujer incluso en el 2022 es sorprendentemente original.  Aprovecha recortes, recupera herramientas, dando forma distinta al metal y a los objetos, crea desde el sentimiento dándonos un resultado desconcertante.

    M.ª Jesús vive rodeada de naturaleza incluso en el interior de su casa, tranquila y alejada de ruidos o actos que desvíen su trabajo. Experimenta con su obra “deconstruyendo para que lo nuevo viva”. posiblemente en su vida haya tenido experiencias con la deconstrucción personal, privada e interna, para poder asimilar los cambios que nos rompen y vapulean, que nos transforman, para seguir activas día a día.

 

Sus esculturas una vez instaladas, le devuelven otro discurso, otra dimensión, A nosotras también, no es lo mismo ver una obra en un estudio o  exposición que en su lugar, ese espacio elegido y contundente en el que será observada, rodeada de no se sabe que circunstancias, paisajes o personas.

   Aunque su primera exposición esta datada en septiembre de 1975, Su obra mas personal arranca con “Betilos”. expuesta en la antigua escuela de artes de la plaza de los Sitios de Zaragoza y en el Ayuntamiento de Huesca.  La última individual “Fracciones para un evento” fue en la Galería Orfila de Madrid, en febrero de 2019, inaugurándose con una performance de danza contemporánea, ejecutada sobre las planchas de la obra circulos. .

   Desde el año 2014 participa en Ferias de Arte Internacionales como las de S. Sebastián, Seul, Estocolmo, Miami, Milán, Mónaco, Toulouse, París, Dornbirn en Austria, Essen, Marbella o Madrid.

   Ha participado en unas cincuenta exposiciones colectivas, y sus esculturas de obra pública las podemos contemplar en Ansó, Sabiñánigo, Huesca, Angües, Barbastro, Fraga, Broto, Boltaña, y hasta en el museo al aire libre de Zelarino, un fuerte de la segunda guerra mundial próximo a Venecia.Tiene obra en colecciones de Organismos Públicos y Privados .

  M.Jesús Bruna es empujada a vivir en movimiento. Como ella comenta: “El arte llegó tarde a mi vida y la cambió para siempre. Al final he entendido algo: prefiero lo intangible más que lo evidente, el misterio es el hilo que nos permite cocrear.

  Hay un hilo conductor en toda historia formal, y en mi caso, una serie de secuencias se solapan, desde la materia más densa a las transparencias, desde lo estático a lo móvil.  Ahora me fascina toda energía, todo movimiento que genera o destruye lo visible, o lo que no se ve pero se siente o se imagina. Me gusta investigar, sea un tiempo, unas palabras, o un espacio, en su movimiento o su ingravidez”.

     Su formación se inicia a través de la cerámica. Se gradúa en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Zaragoza en el año 1986. Desde 1980 participa en Cursos de cerámica y escultura monumental “Formas desde el interior” La Bisbal – Gerona 1989. «Diseño sobre cerámica” , impartido por I.Montcada también en La Bisbal Gerona 1990. «Escultura e Investigación de tierras”. Zarauz 1992 Impartido por Anjel Garraza. Indaga en el grabado en 1981 y lo retoma entre los años 2001 y 2002, talleres de “El Grabado en Huesca. . Se interesa y forma parte de los talleres de “El Grabado” en “La Ilustradora”.  años 2001 y 2002. Huesca. Participa en cursos de Arte y Naturaleza (Paisaje e Historia, Paisaje y Territorio, Paisaje y Arte) años 2007-08 y 09.  Aprendió fotografía digital e investigó con la informática, “Arlab” 2002-03 en Huesca.

    Empezó su andadura con “Cerámicas” de 1980-1985, donde experimenta con formas primitivas a la vez que complejas Recuerdos arcaicos, tierras oxidadas, dibujos esgrafiados o pintados con óxido de hierro muy elementales. Con la serie los “Guardianes” (1987) desarrolla figuras estilizadas a tamaño humano, que se elevan del suelo, (éstas series nunca han sido expuestas).

    Sus obras se clasifican por series. En “Betilos” Realizada en 1992 lleva a cabo un proyecto sobre arqueologías y signos de lugares arcaicos. Son tierras de alta temperatura cubiertas con barniz pétreo, combinadas con hierro y objetos varios: elementos encontrados, hierro colado, cristal, poliéster…

    La evolución pasó de las tierras densas, a las planchas de metal perforadas por las que pasa la luz. Con “Energías”  (1997) se efectúa una transición entre Betilos y Contenedores. Los espacios se abren con cristales y mallas metálicas que transparentan los interiores; el material es cada vez más ligero, así las formas también se aligeran. Desaparecen las tierras.

     «Colgaduras son dos obras compuestas por las letras “ Egos y Ruidos” que prendidas en sus respectivos colgadores, soportan las palabras que definen su concepto:   la acción de colgar los egos en la primera, y  en “Ruidos”, son las múltiples eses que se descuelgan de la palabra, y caídas en el suelo, avanzan silenciando el ruido por si mismas.

     En “Contenedores” (1998-2005), su ensimismamiento indaga en la energía que nos habita y en la que habitamos. Los hechos que nos muestra ocurren en receptáculos cilíndricos, cóncavos, convexos, cajas y cabinas; con fotos, plásticos e imágenes, con magmas metálicas, grabados y collages: contrastando sus transparencias o densidades pero dialogando las distintas materias entre sí.

    “Ondas móviles y variables” ( 2005-2006).  A partir de aquí aparece y se ordena la geometría silenciosa de las ondas, ondas energéticas que rodean a todo elemento vivo, sean seres, estrellas, planetas… Trabajando con los esquemas de las citadas ondas y la deconstrucción de ellas, al fragmentarlas y volverlas a ensamblar, nace de los fragmentos  la serie “Árboles” (2013-14) que  aportan otro dinamismo, un movimiento sonoro.  Tienen otra lectura, que variará tantas veces como repitamos la fragmentación, montaje y orientación de aquellas ondas del inicio.  Continuará con la series  “Lorenz”  y “Articulares y Rem”  2017 Y 2018 intercaladas en el mismo período ya que M.J. Bruna  intenta por todos los medios no mostrar una visión única, sino una secuencia cambiante de posibilidades, desplegando una especie de caligrafía gestual que evoca formas orgánicas y geométricas como Virginia Baig señaló sobre ella.

    Con “Círculos” (2018-2020) la última serie, su intención es trabajar bajo el signo de unidad, femineidad y protección, estos son estáticos y de energía Yan; aunque sean de material duro, frío, e indestructible, a veces, se abren como conchas y acogen elementos perecederos en su interior, frágiles, sutiles, blandos, quebradizos; o tejidos con hilos transparentes cuando hablan del agua, de arqueología o del caos. Son Hilos del Tiempo.

    Un apartado es el Catalogado como: “Imágenes (I y II)” 2003-2011. El nº I son fotos de las esculturas, que al deambular por un espacio bidimensional, dentro de un lugar acotado e intervenido, devuelven otro discurso, otra dimensión de las mismas piezas.

     “Imágenes Fragmentadas” 2015-2019. Lleva consigo la entrañable exposición realizada en el museo Ebraico de Venecia (gueto de Venecia ) «Deconstrucción y olvido» en 2015  marca ya su etapa II posterior, donde otra vez y como constante, vuelve a insistir en su propio estudio deconstruirse deconstruyendo, guillotinando las imágenes en un nuevo intento de renacimiento de sus obras.

  Queda el misterio de saber hasta donde son las obras o la propia artista, la que expresa lo que desea con su trabajo: –crecer como fragmento nuevo y recordar el gran Olvido, el olvido de uno mismo-.

    En la faceta de artista tiene un universo propio que llega a todos los rincones de su hacer, aunque, no puedo dividir en partes lo personal de lo artístico porque ambas se retroalimentan. Ella medita y palpita su existencia en el silencio que nos transmite a través de sus obras, no sé dónde queda Bruna madre, compañera o artista, su sensibilidad todo lo impregna.

   Ahora sonríe cuando la vida le sorprende a cada paso, entiende el poder transformador de cada instante vivido y ya no quiere demostrar nada, sino entregar todo lo digerido.

     Y le sorprende no llorar los dramas ni las tragedias, porque solo la belleza, allá donde brota, le produce la emoción del llanto.

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