ÓperaMía: De ‘Die Soldaten’ a Plácido Domingo


Por Miguel Ángel Yusta

     Las entradas agotadas en poco más de media hora de salir a la venta para su recital que tuvo lugar el día veintidós de mayo en nuestro Auditorio (cosa que ocurre en muchas de sus actuaciones) dan idea de la expectación que suscita tras más de medio siglo de carrera artística…

…y del carisma excepcional de este artista infatigable, singular caso de resistencia en una profesión tan difícil. Plácido Domingo es una figura esencial en la historia de la ópera. Tiene, como decimos, una carrera musical larga y brillantísima, -que comprende ciento cincuenta roles- y todos los reconocimientos imaginables de gobiernos e inmumerables instituciones musicales y académicas (entre ellos catorce doctorados “Honoris causa”).

    Es Plácido un profesional enorme y una persona excelente. Su ascendencia aragonesa sirvió para que en nuestro pequeño Teatro Principal viniese, allá por los pasados años setenta, a deleitarnos con interpretaciones operísticas que quedan en el recuerdo de todos los buenos aficionados. Hacía unos años que había debutado en La Scala de Milán y su fama era ya universal. Y aquí estaba. Siempre recordaremos sus interpretaciones en Tosca, Carmen, Andrea Chenier, La Bohème….

     Aquellas visitas al restaurante Casa Colás, en el Tubo (regentado en tiempos por su abuela paterna María, de La Codoñera) y su cercanía y generosidad, que sigue ejerciendo cada vez que lo vemos y escuchamos, que es siempre momento de emoción y disfrute.

    De nuevo y tras varios años de ausencia en nuestro escenario (aunque no en nuestra ciudad, a la que vino hace cinco años a visitar a la Virgen del Pilar con sus nietos, hemos tenido ocasión de verle y escucharle, de admirarle y aplaudirle, con un público entusiasmado puesto de pie. Plácido hijo del barítono zaragozano Plácido Domingo Ferrer -quien con su esposa y madre del tenor, Pepita Embil, de Guetaria, formaron una pareja lírica que recorrió en triunfo los escenarios, difundiendo nuestra Zarzuela durante décadas- ha llegado a la ciudad de su padre a cantar en honor y homenaje a otro aragonés, el genial Miguel Fleta, de cuya muerte se cumplen ochenta años y que sigue vivo en el corazón del mundo lírico, de los aficionados y, por supuesto, de sus paisanos.

    El mítico cantante que fue declarado en 2008, por dieciséis destacados críticos mundiales “El mejor tenor de todos los tiempos” (BBC Music Magazine) y cuya asombrosa carrera es ejemplo de trabajo y dedicación ha visitado la tierra de su padre, ha sido bienvenido, ha triunfado y le deseamos lo mejor en el futuro.

Die Soldaten

   Impresionante Die Soldaten, el estreno en España del Teatro Real. Una obra que todos deberíamos ver y meditar. La violencia, en cualquiera de sus vertientes, el horror, el belicismo, la humillación del hombre por el hombre, el inmenso pozo de maldad y vileza en que puede sumergirse la sociedad, todo se presenta ante los asombrados ojos y oídos del espectador sin temor ni contemplaciones en un inmenso escenario lleno de música,voces, sonidos, gestos, luces y sombras, pasión y desgarro.

 

  Un estremecedor grito colectivo final y, después, el silencio y la oscuridad – metáfora de una humanidad que, en muchos casos, ha perdido norte y valores- nos deja, casi, sin capacidad de reacción hasta el estallido final: el aplauso entusiasta a una obra maestra.

   Una gran producción de la magistral obra de Zimmerman donde Calixto Bieito, de la mano de Heras-Casado y con un elenco artístico asombroso, (Suzanne Elmark, una Marie antológica) profundiza sin piedad y remueve hasta lo más profundo nuestra, tantas veces, dormida conciencia. Magnifica producción y un gran esfuerzo del Teatro Real al máximo de sus posibilidades escénicas, para contener esta monumental y desgarradora obra contra la violencia, sí, que es Die Soldaten de Zimmermann.

(Más información en www.teatro-real.com)

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