Del fracaso, la memoria y el destello


Por Antonio Tausiet

Efímero instante de luz. Alison Morrell
Poesía. Ed. Los libros de la Imperdible, noviembre de 2020.

   Duele la primera parte del poemario, del mismo título que el libro. La autora lanza un grito otoñal: hubo un hombre cargado de promesas que resultó ser impostado. Llega el invierno y ella cesa sus lamentos. Recuerda al A Lover’s Complaint que cierra la primera edición de los Sonetos de Shakespeare, excepto en su verso final: en este caso, Morrell declara querer rotundamente enterrado el recuerdo de él.

   La segunda parte, “Los patos salvajes”, abre paso a la esperanza, pero prosigue dando vueltas a la memoria de aquello que ahora se asegura que no fue amor. Los lamentos dan paso a los recuerdos. Por fortuna, lanza algún destello que ofrece al lector la certeza de que ella sigue en pie. Es en la tercera y última parte, “Una mujer sola frente al mar”, cuando la autora parece encontrar la calma añorada, aunque no deja de aludir a su experiencia amorosa frustrada, a ese “Efímero instante de luz” que protagoniza la obra, atravesándola de principio a fin.

    Alison Morrell maneja con precisión el lenguaje, e introduce elementos de la naturaleza y paisajes urbanos para ofrecer metáforas de su experiencia. Utiliza el verso libre, procurando mantener un ritmo constante. La redacción de los versos, las citas literarias, la elección de los títulos de los poemas, la pulcritud en la edición, anuncian una escritora de alta sensibilidad, atenta a la forma. Transmite la vivencia ofreciendo una narrativa cronológica, y habla consigo misma construyendo un relato cerrado de ese episodio infeliz, sin dejar de seguir confiando en la pureza.

     Porque debajo de la diáfana crónica del dolor de un desamor fugaz, escondida entre las líneas se revela una mujer que se ve a sí misma como depositaria de esa pureza. Alguien que, por oposición al sujeto que le hizo creer en su amor por un momento, cree en el amor como algo cierto. Esa es la importancia de estos versos: no lo que relatan; ni siquiera su notorio valor terapéutico o su pulida estilización, sino el descubrimiento de la autora, sin duda una persona sensible, deseable, un tesoro que cualquier lector con un mínimo de raciocinio querría que fuera suyo.

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