«Demonios» en el Teatro El Galpón de Montevideo.

Por Gisela Marín

    Dos parejas, vecinas de un mismo edificio. Una puesta en escena que hace que cohabiten los dos apartamentos, similares, en la que unos van a casa de otros.

       La obra comienza con las dos parejas bailando, mientras el público se acomoda. Los vemos bailar, casi bailamos con ellos. Pero bailan solos, cada uno distinto, más sensual, más cohibido, más hortera, más tímido. Marianna Morena y una actuación magistral de los actores y actrices hacen que enseguida el espectador tenga la impresión, casi la certeza, de estar dentro de ese lugar, de ser testigo de discusiones, de violencia, de cotidianeidad, y se dejar llevar por esos demonios que a todas las parejas afectan (la soledad, el aburrimiento-social y sexual-, la violencia-física y verbal-) hasta el punto de sentir pudor, casi de querer salir de ahí, presenciando una escena, o varias, que nos es demasiado cercana por vivida. Eso consiguen los cuatro actores, desnudándose, literalmente, en el escenario: que nos lo creamos todo, y que salgamos llorando del teatro, llevados por los demonios, no por los suyos, sino por los nuestros. Y al final, cantan todos, solos, «Juntos somos tan hermosos». Y es terrible, terrible.

      Estaba llena la sala Atahualpa del Teatro El Galpón, y eran las siete de la tarde de un domingo en Montevideo.

DEMONIOS

Teatro El Galpón, Montevideo

Texto de Lars Norén

Adaptación: Marianella Morena

Música original: Rossana Taddei

Con: Alfonso Tort, Lucía David de Lima, Santiago Sanguinetti, Sofía Etcheverry

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