Bacterias resistentes a los antibióticos en el supermercado.


Por Jesús Sáinz

     Una investigación reciente realizada en Alemania analizó un total de 142 muestras de pollo Lidl en 22 tiendas de Alemania, Italia, España, Gran Bretaña y Polonia. España fue el país que tuvo un porcentaje mayor de muestras contaminadas con bacterias resistentes a los antibióticos.


Jesús Saínz Maza
Científico y Coordinador de la Sección

    El estudio encontró que el 71% de las muestras analizadas del pollo de los supermercados Lidl en España tienen bacterias resistentes a antibióticos y alrededor del 50% en el resto de Europa.

https://essereanimali.org/media/report-germ-scandal-lidl-essereanimali.pdf

      Aproximadamente la mitad del pollo crudo que se vende en las tiendas Lidl de toda Europa está contaminado con patógenos alimentarios resistentes a los antibióticos. Lidl es la mayor cadena de alimentación de Europa y, por tanto, uno de los mayores distribuidores de carne del continente.

     El informe fue dirigido por Essere Animali en Italia, y entre los colaboradores se encuentran la Fondazione Albert Schweitzer en Alemania, el Observatorio de Bienestar Animal en España, Open Cages en el Reino Unido y Otwarte Klatki/Fundacja Alberta Schweitzera en Polonia.

    Entre diciembre de 2023 y marzo de 2024, se compraron un total de 142 paquetes de carne fresca de pollo de la marca Lidl en 22 tiendas Lidl en cinco países: Italia (24 muestras), Alemania (24 muestras), Reino Unido (40 muestras), Polonia (30 muestras) y España (24 muestras). Se seleccionaron diferentes cortes de carne que representan las partes más consumidas del pollo (ala, muslo, muslo y pechuga). Inmediatamente después de la compra, las muestras de pollo se empaquetaron en bolsas para refrigerador y se mantuvieron frías durante el transporte al laboratorio.

     El laboratorio analizó las muestras para detectar la presencia de patógenos importantes comúnmente asociados con enfermedades transmitidas por alimentos: Salmonella, Campylobacter jejuni, Listeria monocytogenes, Escherichia coli y enterococos. Los técnicos de laboratorio también analizaron las muestras para detectar la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos; en particular, Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA) y cualquier otra bacteria que produzca betalactamasas de espectro extendido (BLEE), un indicador de resistencia a los antimicrobianos (AMR). Se encontraron las siguientes bacterias resistentes:

MRSA en el 23 por ciento de las muestras

  1. coli en el 57 por ciento de las muestras

Salmonella en el 9,2 por ciento de las muestras.

  1. monocytogenes en el 33,1 por ciento de las muestras.
  2. jejuni en el 28,2 por ciento de las muestras

Enterococos en el 47,9 por ciento de las muestras.

     Dichos microorganismos pueden provocar infecciones del tracto urinario, neumonía o septicemia.

     En general, las muestras de España tuvieron la tasa más alta de positivos para bacterias resistentes (71 por ciento), seguidas por el Reino Unido (57,5 por ciento), Italia (46 por ciento), Polonia (40 por ciento) y Alemania (33 por ciento).

    En el informe, Essere Animali afirma que una de las principales causas del aumento mundial de la resistencia a los antimicrobianos es el uso irresponsable de antimicrobianos en las granjas; operaciones especialmente intensivas y a gran escala donde las condiciones de vida de los pollos son malas, lo que hace que los animales se enfermen con más frecuencia que en granjas con mejores cuidados.

      Laura Rojo, experta en digestivo y microbiota y miembro del proyecto SWI (Small World Initiative) sobre resistencia a los antibióticos, advierte de que España está cada vez más cerca de una «era post-antibióticos». Infecciones aparentemente menores, como una afección de garganta, podrían nuevamente causar enfermedades graves e incluso muertes. Esto es debido a que se han creado bacterias que, tras repetidas exposiciones a diferentes antibióticos, han mutado y desarrollado resistencia a estos medicamentos.

      Rojo critica el uso excesivo de antibióticos en los animales, destacando que «se administran incluso cuando no están enfermos». Critica que la legislación carece de restricciones efectivas para regular la frecuencia con la que se administran estos medicamentos a los animales. «El problema no radica tanto en los controles que se realizan a los animales, sino en la actual legislación, que no limita la utilización de estos medicamentos y permite su uso indiscriminado».

    El doctor Rupert Ebner, veterinario y exvicepresidente de la Asociación Estatal de Veterinarios de Baviera (Alemania) señala que estas prácticas no solo aumentan el riesgo de resistencia a los antibióticos en las bacterias, sino que también plantean serias preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y el bienestar animal.

    Las condiciones de higiene en las granjas son deficientes. Julia Elizalde, del Observatorio de Bienestar Animal (OBA) que ha participado en la campaña de investigación europea de los pollos de Lidl, advierte que el hacinamiento de estos animales entre excrementos fomenta la propagación de patógenos. «El uso excesivo de antibióticos en los animales es un grave riesgo para la salud pública». «Urgimos a reducir la densidad de aves en las granjas».

    Hace tiempo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido del peligro de los patógenos resistentes a los antibióticos publicando una lista en la que se incluyen las 12 familias de bacterias más peligrosas para la salud humana.

     El grupo de prioridad crítica incluye las bacterias multirresistentes que son especialmente peligrosas en hospitales, residencias de ancianos y entre los pacientes que necesitan ser atendidos con dispositivos como ventiladores y catéteres intravenosos. Entre tales bacterias se incluyen las siguientes: Acinetobacter, Pseudomonas y varias enterobacteriáceas como Klebsiella, E. coli, Serratia, y Proteus. Son bacterias que pueden provocar infecciones graves y a menudo letales, como infecciones de la corriente sanguínea y neumonías.

     El uso excesivo de antibióticos en la industria ganadera ha provocado la aparición de bacterias que no se pueden eliminar con antibióticos, creando un problema sanitario muy grave.

    Pese a que se sabe que el abuso de los antibióticos en la industria ganadera es el mayor responsable del aumento de bacterias resistentes, no se han tomado medidas legales ni de seguimiento que garanticen la sanidad pública.