Por Jesus Sainz
El parque natural de Doñana es Patrimonio de la Humanidad y está considerado como la mayor reserva ecológica de Europa. Pese a ello, el incumplimiento de sus obligaciones por parte de la Junta de Andalucía ha resultado en una sobrexplotación de los acuíferos y que la laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana y la última que había mantenido agua en agosto, se haya secado en el 2022.
Doñana es un parque natural protegido que se sitúa en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Es una gran extensión de marismas que acoge más de 300 especies de aves acuáticas procedentes de África y Europa. El parque fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.
Su nombre proviene de Doña Ana de Silva y Mendoza, esposa del VII duque de Medina Sidonia. Aunque, según otras hipótesis, proviene de Ana Mallarte, casada con Sancho de Herrera, arrendatario de los pastos en 1545.
Doñana tiene una larga historia como zona natural privilegiada. Ya en 1255, el rey Alfonso X estableció entre el río Tinto y el Guadalquivir una zona de caza o «Cazadero Real» en el Bosque de Las Rocinas, debido en parte a la abundancia de ciervos. En el siglo XV, se introdujeron especies nuevas para la caza como el gamo, junto a repoblaciones de especies ya presentes como el jabalí y el ciervo y se potenció la cría de ganado eliminando los lobos.
A mitad del siglo XIX, comenzó a ponerse en valor su importancia para la fauna. Varios naturalistas y cazadores ingleses dieron a conocer en Europa la importancia del parque para las aves migratorias que se desplazan al continente africano. En los años 1950, se consolidó el parque como espacio natural en que se combinaba la explotación sostenible y el respeto al entorno.
En 1969, se creó por decreto el parque nacional de Doñana. Diez años después, a pesar de la oposición de las empresas arroceras, se amplió el espacio protegido y se creó el llamado «preparque de Doñana». En 1980 la Unesco clasificó el parque nacional de Doñana como Reserva de la Biosfera en 77.260 hectáreas. En 1994 el Parque Nacional de Doñana fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial o Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En 2006, las competencias de cuidado del parque se transfirieron íntegramente a la Junta de Andalucía mediante el Real Decreto 712/2006, de 9 de junio, en el cual se ampliaron las funciones y servicios de la Administración del Estado, traspasados a la Comunidad Autónoma de Andalucía, y su responsabilidad en la Conservación de la Naturaleza. Diecisiete años después de la transferencia, el parque se encuentra incluido en la Lista Roja del Patrimonio en peligro publicada por la Asociación Hispania Nostra.
El mayor peligro para el parque es la sobreexplotación de los recursos hídricos debido a las extracciones de agua para regadíos, muchas de ellas ilegales y que la Junta de Andalucía, incumpliendo sus obligaciones, ha ignorado.
Estas extracciones se utilizan para mantener cultivos intensivos como el de la fresa que es cultivada en invernaderos, estimándose la superficie bajo plástico en el entorno de Doñana entre 4500 y 6000 hectáreas, de donde sale más del 60 % de la producción de fresa española. También hay que tener en cuenta la demanda de agua creada por los intereses de la industria turística y de la construcción que ha creado complejos residenciales cercanos en Matalascañas. Todo ello ha contribuido a que en 2022 el número de anfibios en el parque sea veinte veces menor que el año anterior.
El peligro de desaparición del parque se evidencia en la laguna de Santa Olalla que ha terminado por secarse completamente en el año 2022, debido en gran parte a la sobreexplotación del acuífero por el complejo turístico onubense de Matalascañas y el cultivo de fresas.
De un total de 3.000 lagunas registradas, se han perdido por completo el 60 % que hoy están cubiertas por vegetación terrestre. Muchos animales mueren al no encontrar dónde beber. Otro dato que muestra la desaparición del entorno natural es la disminución del número de aves migratorias hacia el norte de Europa o hacia África, algunas de ellas en peligro de extinción. El último censo de aves ha sido de 88.000 ejemplares, cuando la media es de 470.000.
Veinticinco sociedades científicas han alertado de “la extrema precariedad” de Doñana por el robo del agua. Además, 1.109 científicos han firmado en 2022 un manifiesto contra la proposición de ley del PP, Ciudadanos y Vox que prevé ampliar en 1.400 hectáreas los invernaderos de fresas. El expolio del agua subterránea por parte de agricultores ilegales ha provocado el deterioro del acuífero, declarado “sobre explotado” por el Gobierno hace casi dos años.
La Comisión Europea ha amenazado con multas millonarias a España y 23 cadenas de supermercados europeos han hecho pública su oposición a las medidas propuestas. Según el manifiesto de los científicos: “Las presiones globales a las que se enfrenta Doñana son alarmantes e insostenibles y cualquier incremento de la superficie de regadío resulta una amenaza que desoye la evidencia científica”.
El presidente de Andalucía, Moreno Bonilla (PP), primer responsable de la ampliación prevista de regadío, achacó la masiva oposición a sus planes a “una campaña de desinformación desproporcionada”.
Sin embargo, la Comisión Europea ha reprendido a la Junta andaluza. El comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevičius, le reiteró que las medidas adoptadas hasta la fecha por España –que corresponde implementar a la Junta principalmente– “son insuficientes”.
Las palabras del Ejecutivo europeo, pendiente de que España cumpla la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE (2021), fueron muy duras: “El valor excepcional de la naturaleza de Doñana ha de preservarse y un nuevo deterioro del estado de las masas de agua subterránea puede tener efectos catastróficos para la conservación de los frágiles ecosistemas de los humedales de Doñana”,
La desidia de la administración ya había sido condenada por la Justicia europea en 2021 por no proteger Doñana del expolio de agua de las extracciones ilegales y de la demanda turística. Dichas extracciones se hacen, mayoritariamente, para alimentar la industria de regadío de fresas y frutos rojos de la provincia de Huelva. Además del agua destinada al riego, las extracciones para abastecer a Matalascañas han provocado su deterioro. Cinco pozos bombean agua para 25.000 personas que se concentran en los meses de verano.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), esta sentencia histórica confirma el grave deterioro ambiental de Doñana como consecuencia del robo del agua, la impunidad que impera en el entorno y la inacción y falta de medidas efectivas para evitarlo por parte de la Junta de Andalucía.
https://www.wwf.es/?57620/Historica-condena-de-la-UE-a-Espana-por-destruir-Donana
Como denuncia el Fondo Mundial para la Naturaleza, «son datos alarmantes que no puede pasar por alto la Junta de Andalucía, competente en la gestión de esta área protegida». Dicha organización ha emitido un comunicado donde pide “a la Junta de Andalucía, al Gobierno y al ayuntamiento de Almonte que tomen medidas urgentes para proteger las lagunas de Doñana.”
La WWF (World Wildlife Fund) o Fondo Mundial para la Naturaleza es una organización de conservación líder en el mundo. Nació en Suiza en 1961 y es conocida por el logo del panda y tiene presencia en más de 100 países.
El consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz (PP), ha señalado el «interés» del Gobierno andaluz por «buscar el equilibrio» entre «lo que significa la protección prioritaria que tiene» el parque de Doñana y «la actividad económica» en su entorno. Ha dicho que «tenemos que trabajar por buscar un equilibrio en la zona que siga favoreciendo la actividad económica», porque «sería injusto que lo que significa la protección prioritaria que tiene el entorno de Doñana se hiciese incompatible con lo que es la actividad económica».
Una opinión muy diferente tiene Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana-CSIC, quien pide «que se aceleren las medidas para eliminar las captaciones de aguas subterráneas de Matalascañas, y que, mientras tanto, se impongan restricciones al uso del agua en la urbanización, al menos en años en los que las lagunas se encuentran en situaciones tan extremas como este». «No puede ser que mientras se sigue regando el césped en Matalascañas, las lagunas de Doñana se sequen completamente».
https://www.elmundo.es/andalucia/2022/09/03/63130c84fc6c83ee428b45ca.html
