Día D / Eugenio Mateo

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Por Eugenio Mateo

DÍa D Hora 0

Desde el balcón central del Palau de Sant Jaume, el President de la Generalitat proclama solemnemente a los cuatro vientos el nacimiento de la nueva nación catalana. A su lado, la figura oronda del artífice real del acontecimiento permanece impasible y envía su aliento a la nuca del presidente de la joven república que no puede evitar un escalofrío imperceptible aunque mañana los medios de comunicación del mundo entero ofrecerán la sonrisa profiláctica del dignatario catalán como símbolo de triunfo.

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Las reservas de cava se están terminando y por las calles del nuevo Estado van dando tumbos collas con el fervor atemperado por tanta burbuja. En la Ciudad Condal las avenidas son mareas de banderas que provocan espumas que surfean en las notas del Himno Nacional. La fiesta sale de los zaguanes de Gracia y de los portales solariegos de Pedralbes, todos juntos por un día, el rico y el pobre, el negro y el blanco, el charnego y el payés. Tots amb Catalunya. -¡Por fin, lliures!- cantan por la Barceloneta.

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En Madrid todos los teléfonos se han vuelto locos; Gobierno y Oposición se llaman los unos a los otros y vuelven a llamarse al cabo de un rato. Se han caído las vendas de repente y las alarmas se disparan, quizá consecuencia de un mal mantenimiento. La mayoría se pregunta -¿Ahora qué?- olvidando que la respuesta les viene agriando la digestión desde hace un tiempo. El pueblo llano se encoje por la incertidumbre que presagia. Se acude a la bola de cristal de los analistas, que están tomado vermut, nada especial o que extrañe a los que mandan, que andaban rezando la novena. Ante todo, serenidad. La ley nos ampara, aseguran los que remolonean con ella.

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Aparece el Jefe del Estado con uniforme de capitán general en todas las pantallas. Con rostro impotente lamenta la decisión unilateral de Cataluña y vaticina que España todavía es fuerte para salir adelante. Tras exhortar a la prudencia de los españoles desea al pueblo catalán que supere las dificultades que se van a encontrar en su nuevo destino y dice que toca afrontar nuevos retos de futuro. Pide unión, ahora más que nunca, para superar la complicada situación y asegura que España no puede reescribir su Historia pero menos olvidarla.

El mensaje no tranquiliza a la gente mientras apuran un trago de cualquier bebedizo.

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La ofensiva desde los despachos se pone en marcha en ambos frentes. Es momento de contar los aliados, de sacar pecho en las mesas de negociación que se abrirán de inmediato. Es la hora de la verdad llena de intereses. Se van sabiendo los que se escabullen entre promesas ambiguas y aparecen manos tendidas donde no se sabía que existían. Como siempre, el amargo sabor de comprobar lo que uno vale, pues de valer se trata, y de recursos, que no de otra cosa es de lo que se habla entre políticos. Al final, la margarita se mustia al deshojarla entre el Sí y el No con condicionantes. Es la eterna cuestión de los dineros la que inclinará la balanza; el equilibrio de poder del auténtico Poder que siempre barre para casa. Es el ideal de la estadística lo que mueve a los pueblos y no el ideal de las ideologías; lo saben los que hablan para todos en nombre de unos pocos. La independencia tendrá que aportar avales a los prestamistas invisibles si quiere desarrollarse. Es la hora de los órdagos. Por este lado suenan toques de arrebato para ocultar las íntimas vergüenzas; por el otro, un mareo colectivo.

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Como consecuencia de la falta de más botellas de cava y ante la demanda generalizada en bares y supermercados se cursan instrucciones sobre dónde pedirlas y aparecen los franceses con su champagne y el resto de cavas españoles. -Lo más barato, tú- dicen los mandamases y en eso Aragón gana la partida y se cierran contratos de suministro exprés por avión para que no decaiga la juerga. Como nadie sabe la moneda de cambio, los de aquí quieren cobrar al contado y aquellos dicen que “nastis” mientras buscan un incauto que les fíe y no lo encuentran, ni siquiera entre los que saben mucho de Lambrusco, todo en cuestión de minutos -que para comprar y vender se las saben todas estos catalanes- pero no, todos quieren la guita en euros. No deja de ser inconveniente que a estas alturas el Govern deba tramitar de urgencia asunto tan peculiar pero la ciudadanía quiere un bautizo mojado y no es cuestión de brindar con agua de Vichy. Se provee una dotación extraordinaria para la compra, pero a los alemanes, que el Sekt es tan bueno como el cava del Penedés y se necesita de su alianza como emperadores de Europa a la vez que se les da en las narices a los presuntuosos bodegueros españoles que se creen que aún manda Franco. El Conseller de Hacienda sugiere que se graven las botellas con un impuesto especial para hacer caja pero todos le llaman exagerado aunque nadie mejor que él pasa saber que la caixa está vacía y tira de teléfono para llamar a la Caixa en busca de un préstamo a bajo interés. Finalmente, y dando como garantía los palcos del Liceu, el banco fía, pero más bien por el qué dirán.

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Conspicuos nostálgicos de Por el Imperio hacia Dios patrullan Cibeles rompiendo cabinas telefónicas. Han sacado del armario bizarros uniformes y exigen alistarse a una nueva división azul. La policía los reprime sin contemplaciones bajo una tormenta de flashes. El mundo nos contempla en esta hora crucial con el cliché preconcebido de una vieja piel de toro cavernaria; no es cuestión de enseñar los dientes sino de practicar la diplomacia. La vida se altera pero sólo de puertas para adentro. Es fuera donde se decide la partida y es con los asépticos burócratas de la Unión Europea con quien toca jugar al Monopoly. En el Gran Mercado Persa de Bruselas se impone la precaución por las inversiones y Wall Street practica lo que más le gusta, tener todo controlado, con hilo directo al abanico de extensiones. Las filas de parados siguen al sol y los bolsillos tienen un agujero que se nos come por los pies. Todo está por pasar, sin embargo.

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Se saturan las centralitas del 112 por la multitud de llamadas al borde del ataque de nervios pidiendo información en relación a sus propiedades en la costa. Dueños de apartamentos en la Costa Dorada o en La Brava que temen por su patrimonio en el extranjero y no saben a quién acudir. Las comisarías de policía reciben un aluvión de denuncias de oficinas de la banca catalana en el exterior al sufrir asaltos de impositores que quieren su dinero a toda costa. En las Jefaturas de Trafico se amontonan los transportistas requiriendo cartas verdes. En los mercados de abastos se almacenan los productos catalanes por falta de salida. Los nervios hacen garabatos sobre los presupuestos y el miedo colectivo es trending topic.

HORA 0 +2.15

Los Comisarios de la Unión Europea se encuentran ante el filo de la navaja. En el seno de la Unión la causa catalana tiene simpatías pero los estatutos que ellos mismos firmaron les hacen comerse las uñas. Siempre les quedará el chalet en Rosas o las gambas de Palamós. A regañadientes dan la razón al compañero de Economía, que encima es español, además el Jefe ya advirtió del riesgo de crisis política en Europa y hay que proteger el sombrajo. Cuando el President catalán recibe la llamada del Presidente de la Comisión Europea, mira al bulto que permanece sin pestañear, sentado enfrente, y tira las gafas en la mesa a la vez que grita -¡Te lo dije! ¿Ara qué fem?- El otro le contesta – Cap problema. Sempre ens queda l` autarquía-

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Aunque algunos se habían pasado al Priorato, las remesas del Sekt barato han llegado a las estanterías. La primera impresión es de sorpresa por no oír el taponazo, la segunda es decepción cuando se siente en la boca. Los más, con su sentido práctico, beben sin pensar en las piernas de las pícaras burbujas del anuncio y acaban cantando Lili Marlen con la lengua gorda. No es lo mismo. Algunos que guardaban en su casa botellas de cava Gramona Celler Batlle se las beben sin compartirlas con el servicio. La resaca se instala con un sopor centro europeo y cuesta despertar al Mediterráneo. Se han dado el gustazo de parecer españoles por última vez y a partir de mañana toca trabajar. Por el Barrio Gótico los carteristas hacen su agosto y los musulmanes, como no beben, tienen tiempo para colocarse primeros en la cola de los papeles para hacerse legales bajo una nueva nacionalidad.

HORA 0 + 24.22

Con la cabeza embotada la nueva nación se despereza; hay que limpiar de banderas las aceras y desde las ventanas de Presidencia se observa como riegan las mangueras cada esquina. Hay una carta de dimisión sobre la mesa y tiembla la mano con la pluma. Nunca hubo un President tan efímero –reconoce- mientras echa la penúltima mirada a aquel despacho. Suena el teléfono y es el Presidente del Gobierno español el que habla al otro lado. Sonríe con la ocurrencia de proponerle ser presidente de una gran multinacional que traslada su sede de San Boi. Le da las gracias pero ya tiene aseguradas las “monchetas” –dice- dando conferencias en el extranjero sobre la irritante levedad del Ser. Quedan para jugar al golf cualquier día. –Suerte- le desea al gallego. -Suerte- le desea el otro.

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En los polígonos industriales cercanos a Lleida, los “paletas” de la construcción han rebajado las cifras del desempleo. Los orientales han trasladado sus fábricas de electrónica y de coches; Monzón, Binéfar o Tamarite son casi un destino soñado. Se han roturado los pagos al norte y sur del Sobrarbe y Ribagorza y la vista se confunde entre los viñedos y el ocre de la roca. De aquí saldrán los nuevos cavas para el mundo que mantienen sin embargo el nombre de su fama. Incluso en el puerto de L’Ametlla se brindará con ellos cada vez que un atún rojo sea vendido a los nipones. Por la frontera cada día van y vienen viajeros y residentes. Las naranjas levantinas siguen dando sabor a la sangría y en Motserrat el abad regala certificados de pureza de sangre a todos los rusos que vienen a comprar rosarios de pétalos de rosa y chalets a pie de playa. En Sant Jaume la hora de visita para hablar con el Conseller en Cap se cambia sin aviso en función de las actuaciones de los Castellers o de los Correbous en el Delta a los que es tan aficionado el Honorable. Las putas del Paralelo siguen bajando los precios ante la crisis. La contaminación tiene color verde esperanza y los niños aprenden castellano con profesores de la Çellera de Ter. Catalunya sigue siendo nación después de cien días y los españoles intentan robarles como siempre, aunque eso, a estas alturas, importa poco a nadie.

HORA 0 + 8.760.00

Madrid volverá a pedir los Juegos Olímpicos ahora que la marca Barcelona se ha eclipsado un tanto. En los juzgados se juega al ratón y al gato con los expedientes secretos de un nuevo chorizo. La prensa se hace el hara-kiri matutino y compite a cara de perro para ofrecer la mejor sección de contactos. Aquellos viajes del Inserso a Salou o la Pineda transportan ahora a los paraísos baratos de Almería. La balanza de pagos se equilibra, la prima de riesgo ya no asusta, trabajan los que quieren y hay overbooking de técnicos publicitarios que hablan dos idiomas. La cabra de la Legión se alimenta de butifarras y va estreñida; los aviones aterrizan en Caudet o en Monflorite con viajeros suecos hacia Castellón; los paños de Sabadell no llevan etiqueta de la UE y sólo los lucen los exquisitos del Tinell. De los balcones de ambos lados de la frontera de occidente o del sur sigue colgando la misma cuatribarrada del antiguo Reino de Aragón. Anochece en Estambul cuando por las Ramblas se sigue cortejando a las muchachas al compás de la rumba.

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