El sentido / Christian González

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Por Christian González

En 1946, el psiquiatra austríaco Viktor Frankl escribió su obra El hombre en busca de sentido, en la que afirmaba que la última de las libertades humanas, última por permanecer indestructible cuando las demás nos han sido arrebatadas, es la facultad de mantener una determinada actitud personal ante el conjunto de las circunstancias.

Esta reflexión bien podría extrapolarse a los tiempos actuales en los que, zarandeados por un mar de corrupción, mentiras y normativas retrógradas, hemos sido engañados y desposeídos de tantos derechos y libertades.

Últimamente hemos visto actitudes personales loables, como la de saltadora sueca de altura Emma Green, que durante los Campeonatos del Mundo de Atletismo celebrados en Moscú pintó sus uñas de colores para solidarizarse con los gays de la Federación Rusa, abrumados por una nueva legislación claramente homófoba, actitud que dista un abismo de la de su colega Yelena Isinbayeba, galardonada con el premio Príncipe de Asturias de los deportes en 2009, que con sus declaraciones a favor de dicha ley nos recordó que el carisma es como una mariposa caprichosa que a veces se posa en personas con actitudes despreciables.

Otras actitudes surrealistas nos causarían risa en una comedia disparatada, pero nos dejan un regusto amargo por ser tristemente reales.

La visión de Ana Mato afirmando desconocer que la trama Gürtel pagara a su familia un viaje a Disneyland París, otro a Dublín y confeti para la fiesta de sus hijos por valor de 4.860 euros es similar a la de Messi declarando a la salida del juzgado de Gavá, al que acudió a petición de la fiscalía por una acusación de fraude fiscal entre los años 2007 y 2009, que las cuentas se las lleva su papá, dejando para la posteridad un ejemplo cristalino de que en caso de fraude siempre sale más rentable quedar como un tonto de remate que asumir siquiera una pizca de responsabilidad.

Pero el caso es que Messi salió del juzgado con el pulgar en alto, firmando autógrafos y vitoreado por muchos individuos que se congregaron para rendirle pleitesía, al tiempo que en una extraña simbiosis con el astro argentino pegaban patadas a su propia actitud personal.

 

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